Un vino blanco que sienta tan bien como un ‘slip dress’ de seda
Dos diseñadoras, Adriana Iglesias y Marisol Estellés de la firma Hupit, comparten confidencias al frescor de una copa de Viña Esmeralda en la gran fiesta del verano en Valencia
Adriana Iglesias (Oviedo, 1974) camina por el paseo de la playa de Alboraya, su vestido largo de seda vuela indomable alrededor de ella agitado por la brisa del mar. Hace cinco años dejó el mundo de las Telecomunicaciones y un trabajo en una multinacional para crear la firma de moda que lleva su propio nombre. Hoy vende su ropa en todo el mundo y viste a Hailey Bieber, Fergie, Sofia Vergara, Jane Fonda o Sara Carbonero.
Marisol Estellés (Valencia, 1985) llevaba tiempo escogiendo qué productos consumir para que encajaran con un estilo de vida respetuoso con el entorno y en sintonía con sus tiempos. Mientras estudiaba diseño de moda en Parsons fue consciente del impacto que la industria de la moda tiene sobre el medio ambiente y trazó un camino alternativo. Hace un año lanzó al mercado Hupit, la firma de moda sostenible con la que está decidida a cambiar el rumbo de la industria.
Se encuentran en la terraza de Brassa de Mar, el restaurante de diseño junto la playa de Alboraya, en Valencia, un enclave natural donde poder relajarse y compartir confidencias disfrutando de una copa de Viña Esmeralda. Un vino blanco que por su frescor y matices mediterráneos traslada a Adriana hasta la Costa Esmeralda en Cerdeña y que Marisol escoge por su sabor afrutado y la certificación vegana que posee. «Estamos muy enfocados a la salud y al medio ambiente, utilizamos tejidos ecológicos y naturales como la “seda de la paz”, una versión cruelty free en la que no se matan a los gusanos sino que se teje a mano una vez que el gusano ha salido», afirma la creadora de Hupit. De fondo suenan notas de jazz y bossa nova. Las cubiteras repletas de hielo y botellas frías de Viña Esmeralda aguardan a los invitados, que poco a poco van llegando envueltos en el dress code blanco y verde esmeralda a la que será la gran fiesta de bienvenida al verano en Valencia.
Adriana y Marisol charlan acomodadas copa en mano. Ambas tienen en común que viven junto a la costa, Adriana en el centro de Valencia y Marisol en Canals, un pequeño pueblo muy cerca de la ciudad a la que volvió tras sus años en Londres. Las dos, además, diseñan y producen sus colecciones en casa. «Este proyecto es mi vida entera, son tantas las horas que le dedico que si no tuviera todo junto hubiera sido incompatible con el resto de facetas de mi vida. Cuando reina la paz y el resto duerme tengo el tiempo para diseñar, poder hacerlo en el mismo sitio donde se está fabricando es clave», explica Adriana. Marisol añade, «creo que es muy importante estar en constante comunicación con la gente que está cosiendo, es más rápido y se hace todo con más calidad».
Musas como Lauren Hutton, Jane Birkin o Romy Schneider son referentes de estilo para Adriana Iglesias a la hora de pensar sus colecciones. Una inspiración enraizada en la década de los setenta y a películas que le fascinan como La piscine (1969). «Por un lado está lo que a mí me gusta estéticamente y por otro la idea de transmitir como veo yo mi propia feminidad sin tener que hacer muchos esfuerzos ni sentirme incómoda. Quiero dar la opción a las mujeres de vestirse sexy y femenina sin tener que forzarlo».
Con Hupit, Marisol piensa en ropa para momentos de relax. Eso se traduce en prendas atemporales que te hacen sentir bien. «También me gustan los tejidos fluidos y delicados que te acarician la piel. Imagino mis diseños en un entorno natural, relajado, tranquilo, como ese momento en el que llegas a casa al final del día y te apetece disfrutar de un buen vino como Viña Esmeralda».
En ambos casos sus prendas hablan de ellas y están en sintonía con sus propios valores y estilo de vida. Adriana siempre ha consumido moda y cada vez que encontraba prendas de precio alto fabricadas en Asia sentía que algo no le encajaba, «decidí meterme en esto para hacer las cosas de otra manera, empezar a fabricar aquí, rescatar ciertas profesiones y poder dar trabajo a un sector muy castigado». Para Marisol era prioritario que la firma tuviese sus valores pues, desde hace años, practica el veganismo y es fiel a un estilo de vida que no encajaba con la mayoría de firmas que encontraba. «Me importa mucho el medio ambiente. Creo que todos los que nos dedicamos a la moda somos gente muy exigente porque para destacar debes esforzarte al máximo. Yo siempre quise que parte de esos esfuerzos fueran encaminados a que Hupit encajara con mi estilo de vida».
Cae el sol y la terraza de Brassa de Mar se inunda de blanco y verde. Las dos diseñadoras rellenan sus copas de vino y brindan por un futuro estimulante que han proyectado desde la convicción de que trabajar en lo que les apasiona convierte la profesión en algo placentero. Si tuviera que crear una prenda que represente el espíritu de Viña Esmeralda, Estellés elaboraría un vestido de seda de la paz, muy fresco, elegante y fácil de llevar. Iglesias no lo duda y se decantaría por un slip dress largo con un tirante muy sencillo, un vestido muy femenino que se adaptase al cuerpo de la mujer. ¿Y si tuvieran que pensar en blanco y verde esmeralda? «Para mí el verde y el blanco son vibrantes. El verde por la naturaleza, me transmite equilibrio y tranquilidad. El blanco es pureza y paz pero también es vida», responde Marisol Adriana concluye, «asocio esos colores al Mediterráneo, que me fascina, a salir del agua y notar la vida y el frescor del mar en la piel».
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