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Peg Entwistle, la actriz que saltó por pura desesperación desde el letrero de Hollywood

El estreno de Hollywood, la nueva serie de Netflix sobre los años dorados de la meca del cine, ha vuelto a poner de actualidad el fatídico destino de esta actriz, cuyo fantasma muchos aseguran que sigue vagando por las colinas de Los Ángeles.

La malograda actriz británica se quitó la vida a los 24 años.
La malograda actriz británica se quitó la vida a los 24 años.Cordon Press

“Tengo miedo, soy una cobarde. Lamento todo lo ocurrido. Si hubiera hecho esto hace tiempo, habría ahorrado muchísimo dolor. P.E”. Esta fue la nota de despedida que una senderista encontró en el bolso situado junto al cuerpo inerte de Peg Entwistle una mañana de septiembre de 1932. Lo más probable es que aquella mujer no reconociera ni las siglas ni el aspecto de la joven que con apenas 17 años ya triunfaba en Broadway e inspiraba a leyendas de la talla de Bette Davis. A los 24, edad a la que decidió quitarse la vida saltando desde lo alto de la letra hache del icónico letrero de Hollywood, Peg no era más que una actriz arruinada económicamente y amortizada por los estudios. Castigada con saña por la fortuna, para ella, según confesó su biógrafo, solo cabía una decisión: “actuar o nada”. La intérprete dejó clara su decisión al precipitarse al vacío, pero Ryan Murphy, creador del nuevo éxito de Netflix, tiene otros planes para ella.

Desde su estreno este pasado 1 de mayo, Hollywood se ha convertido en una de las ficciones más vistas y polarizantes de los últimos meses. La serie supone un acercamiento revisionista a los años dorados de la meca del cine que imagina qué hubiera pasado si el racismo, la homofobia o el sexismo no camparan a sus anchas por la industria cinematográfica durante décadas. Un glamuroso cuento de hadas que cuenta la historia de un grupo de jóvenes que intentan triunfar en el séptimo arte y que coge prestada la historia de Peg Entwistle como detonante argumental cuando un guionista (Jeremy Pop) y un director (Darren Criss) noveles apuestan por rodar una película sobre la malograda actriz con una intérprete negra (Laura Harrier) como protagonista. Reivindicada gracias al éxito de la ficción, así fue la verdadera historia de la actriz cuyo espíritu muchos afirman que sigue vagando por las colinas de Hollywood.

Laura Harrier y Darren Criss en un fotograma de ‘Hollywood’.
Laura Harrier y Darren Criss en un fotograma de ‘Hollywood’.Netflix

La desgracia acompañó a Millicent Lilian Entwistle desde la más tierna infancia. Nacida en 1908 en Port Talbot, una pequeña ciudad portuaria del sur de Gales, tras el fallecimiento de su madre a causa de una enfermedad y con solo cinco años, emigró a Nueva York junto a su padre. Robert, también actor, no conseguiría triunfar en Broadway, pero la pequeña Millicient se enamoró de las tablas durante su estancia en Manhattan e incluso adoptaría el nombre de Peg tras asistir a una obra de teatro homónima. A los 14 vería a su padre morir tras ser atropellado por una limusina. Peg, junto a los dos hermanos fruto del segundo matrimonio de su progenitor (la esposa, Lauretta, también había fallecido víctima de una meningitis pocos meses antes), se mudó a Los Ángeles con sus tíos. Criada a pocos metros de las colinas de Hollywood y testigo de la embrionaria industria cinematográfica, desde pequeña sintió fascinación por el mítico letrero. Según expone su biógrafo, James Zeruk Jr., Peg y sus hermanos acostumbraban a subir hasta la colina y escalar las letras (“era como su gimnasio particular”) que años después se convertirían en escenario de su muerte.

Entwistle comenzó a despuntar como actriz en Broadway tres años después con la obra El pato salvaje de Henrik Ibsen y hasta una jovencísima Bette Davis se referiría a ella como una de sus grandes inspiraciones para convertirse en actriz. En 1927 se casó con el también intérprete Robert Keith, en una unión que apenas duraría un par de años después de que este, con una fuerte adicción al alcohol, maltratara sistemáticamente a la actriz y le ocultara la existencia de un hijo de seis años fruto de un matrimonio anterior.

En plena Gran Depresión, Entwistle se mudó de nuevo a Hollywood para intentar una carrera en el cine. Tras trabajar junto a Humphrey Bogart en una obra teatral, la joven estuvo a punto de conseguir un papel protagonista en la película Doble sacrificio de George Cukor, que acabaría sin embargo recalando en una debutante llamada Katherine Hepburn. Su premio de consolación fue el filme Trece mujeres, una de las primeras películas en contar con un elenco protagonista enteramente femenino. Sin embargo, el destino volvió a jugarle una mala pasada. Este thriller sobre una mujer que trataba de asesinar a una docena de féminas con sus poderes sobrenaturales no gustó en los primeros pases con público y el montaje final fulminó hasta lo anecdótico el personaje de Entwistle, una mujer casada sumida en una relación lésbica que escandalizó a los censores.

La mala fama adquirida por su marido en el gremio teatral en Broadway provocó que los productores la metieran en una lista negra. Al otro lado del país, la recesión económica hacía mella y el estudio RKO decidió rescindir su contrato con ella. Arruinada, sin proyectos a la vista y con su exmarido casado ya con otra actriz, Entwistle volvió a casa de sus tíos sumida en una profunda crisis. El 16 de septiembre de 1932 Peg avisó de que iba a la farmacia, pero, en cambio, condujo hasta el letrero de Hollywood que copaba sus sueños adolescentes –y que en aquella época rezaba ‘Hollywoodland’–, subió los 13 metros de escalera de mantenimiento y saltó desde lo alto de la letra hache. Tenía 24 años y el periódico Los Angeles Herald Examiner la bautizó como “la chica del letrero de Hollywood”. “No era una cobarde, sino todo lo contrario. Estaba angustiada y se arrepentía de muchas cosas. Se culpaba a sí misma y a veces con razón. Nunca pensó en tratar de conseguir un trabajo como camarera o secretaria hasta que le ocurriera algo mejor. Actuar o nada”, añade Zeruk.

Retrato de Peg Entwistle.
Retrato de Peg Entwistle.Cordon Press (Courtesy Everett Collection / Ev)

Aunque la ficción de Ryan Murphy ha vuelto a poner de actualidad su historia, lo cierto es que la figura de Peg Entwistle siguió vigente más allá de su muerte. Los tours que enseñan a los turistas los entresijos de las colinas de Los Ángeles acostumbran a ‘enriquecer’ su relato recordando el fatídico destino de la intérprete y existen varios testimonios que aseguran haber visto vagar su fantasma cerca del letrero. “¿Está maldito el cartel de Hollywood?”, se preguntan en la versión estadounidense de Vanity Fair en un artículo de 2014, recopilando leyendas sobre posibles avistamientos de la galesa.

Pero más allá de los flirteos esotéricos, su historia es reivindicada por encima de todo como advertencia y lección. Un ejemplo de las innumerables derrotas de aspirantes a estrellas que han poblado y pueblan la meca del cine y que acostumbran a ser opacadas por la brillantez de los pocos que consiguieron llegar hasta la cima. Ese motivo, y no otro, fue el que sirvió como inspiración a Ryan Murphy para hacer de ella el detonante de la trama de su nueva serie. El creador, uno de los más poderosos y celebrados de nuestro tiempo (firmó un contrato con Netflix por valor de 300 millones de dólares), ha corroborado que la vida de Entwistle le acompaña desde que llegara a finales de los 80 a Los Ángeles para intentar hacerse un hueco y, aunque la suerte le sonrió más que a la británica, nunca “ha olvidado la idea de que Hollywood puede masticarte y escupirte de forma injusta”. “Me identifiqué mucho con sus conflictos y su tristeza”, concluye. Gracias a su serie, muchos otros también lo harán.

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