La carrera de cine de Carolina A. Herrera: cómo dejó el séptimo arte para rendirse a las fragancias
Soñó con una trayectoria en el cine y ha tenido una carrera de cine, pero con los perfumes. Hablamos con Carolina A. Herrera de su entrada en este universo y cómo cimentó el éxito de lo que es hoy la división de fragancias (y belleza) de la firma.
Su carrera profesional parecía orientada a la producción cinematográfica, pero el negocio familiar se cruzó en su vida acaparando toda su atención y su tiempo. «Empecé en una especie de prácticas en 1996, mientras lo compaginaba con mi trabajo en el séptimo arte», nos cuenta al otro lado del teléfono Carolina A. Herrera, directora creativa de fragancias de Carolina Herrera e hija de la famosa diseñadora. «Al principio no me interesaba tanto, pero poco a poco me fue cautivando gracias al equipo de profesionales de los que me rodeaba en cada lanzamiento, al éxito de los perfumes, a sus aromas».
Durante casi una década mantuvo ambos trabajos, hasta que en 2005, un año después de casarse, se volcó por completo en las fragancias. «Después de un proyecto muy largo, me di cuenta de que no me daba para seguir produciendo documentales, que me requerían subirme al coche y viajar constantemente en función de las necesidades productivas. Además, vi que podía ganarme la vida con un sector que ya me apasionaba, mientras que el otro escenario se presentaba más complicado».
De esos años aprendió y trasladó su experiencia para dar un empujón más a la división de belleza. «Crear una fragancia se parece mucho a montar un documental. Cuentas con un gran equipo, escribes un guion, tienes en mente un personaje, en este caso la mujer a la que orientas la novedad. Con algo intangible como un perfume, viene bien tener una idea clara que perseguir en conjunto». La diferencia: que luego ‘quema’ ese guion. «Una vez hecho, me da igual si la mujer a la que cautiva entraña las características que habíamos planteado. De hecho, el verdadero éxito reside en atraer a una mujer
distinta y fidelizarla a ese olor».
Lo que no cambia es el tipo de mujer del que le gusta rodearse para trabajar. «Seguras de sí mismas y con las ideas claras. Es más fácil y enriquecedor debatir con alguien que lucha por lo que cree. Eso sí, que no tenga una visión cuadriculada, que sea creativa y esté abierta a la confrontación». Con los hombres le sucede igual, pues no cree en estereotipos, que la mirada femenina aporte siempre un valor diferenciador. «Sin las mujeres seríamos robots, pero también es cierto que hay hombres más románticos que ellas, y mujeres más duras que ellos. Me encantan las personas que rompen con los prejuicios, mezclar las características que se presuponen a otros».
La modelo Karlie Kloss encarna esa persona con la que disfruta en el tú a tú. Por eso lleva desde 2016 siendo imagen de Good Girl. «Es increíble todo lo que ha logrado. Aparte de profesional, el trato con ella es cercano, es muy detallista: me felicita siempre por mi cumpleaños», destaca Herrera. El perfume, que ahora se reinventa de nuevo con la edición más intensa Good Girl Suprême, entraña esa dicotomía que busca la directora creativa en su trabajo y en sus creaciones. «Juega con los claroscuros, notas luminosas y otras más profundas como el haba tonka, que en esta versión se refuerza con una presencia casi el doble que la original». El frasco en forma de zapato sigue envolviendo el aroma, vestido esta vez de fiesta.
Este perfume ocupa siempre los primeros puestos entre los más vendidos. El éxito que ha traído a la firma su incorporación, que este año se expande con el lanzamiento de maquillaje (basado en la recarga para cubrir el reto de la
sostenibilidad), lo achaca a una visión distinta a la de su madre. «Somos de generaciones diferentes, creo que le he dado un toque más actual, ella es la base sobre la que pinto. Si hubiésemos opinado igual, no habría funcionado».
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