¡Su libro es un fraude! El de JT Leroy y otros timos literarios de la historia
Un documental recupera la rocambolesca historia del falso chapero transexual que fascinó a la crítica y a los famosos. Recuperamos otros engaños sonados en el mundo editorial.
Chapero, adicto a la heroína, enfermo de VIH, trans y con una infancia llena de luces y sombras. La historia de JT Leroy, el novelista que más fascinó a la crítica y el famoseo indie de principios de los 2000, tenía todos los ingredientes para convertirse en figura de culto. Chloë Sevigny decía que Leroy estaba obsesionado con ella y le llenaba el contestador con mensajes obscenos, Kim Gordon pedía hacerse fotos con él en el Chateau Marmont, Courtney Love, Winona Ryder o Billy Corgan se desvivían por él; Asia Argento le hizo una película y revistas como Vanity Fair o W lo ensalzaban como el nuevo nombre a seguir. Todos pasaron por el aro. Todos veneraron al joven huidizo que se escondía bajo una peluca rubia y gafas de sol por su timidez traumática y que tenía aspecto de mujer por un tratamiento hormonal al que se estaba sometiendo para cambiar su sexo.
Supuestamente, JT Leroy era un joven prostituto de carretera y drogadicto que huyó de West Virginia para instalarse en San Francisco y ser 'rescatado' socialmente por una pareja, Laura Albert y Geoffrey Knoop, que le ayudaron a recibir tratamiento psicológico y a reconducir su carrera en la escritura. Realmente, el 'hombre' que decía ser JT Leroy era Savannah Knoop, hermanastra de Geoffrey. Laura Albert resultó ser el cerebro que maquinó uno de los mayores timos literarios de la historia. Una suerte de perfomance a lo Warhol en la que ella escribió las tres novelas de Jeremiah 'Terminator' Leroy: Sarah, The heart is deceitful above all things y Harold's End. Acompañaba a Leroy en todas sus apariciones públicas y era conocida como Speedie, la pelirroja que siempre iba junto al misterioso hombre y que aclaraba a todos que era su salvadora. Leroy solo daba entrevistas por teléfono o por mail. Lo hacía de esa forma porque Laura Albert era la que hablaba al otro lado de la línea con los periodistas. Ella fue la que engañó a escritores como Dennis Copper, Mary Gaitskill y Mary Karr, pilares literarios que ayudaron a que la carrera de Leroy se disparase (su obra se tradujo a multitud de idiomas, entre ellos, en español).
Courtney Love, Geoffrey Knoop, el supuesto JT Leroy (Savannah Knoop) y la creadora del mito, Laura Albert; en una imagen de 2003.
Getty
El pastel se descubrió en 2005 y Laura Albert fue condenada por fraude en 2007. Una productora que quería llevar una de las novelas de Leroy al cine (Sarah) la acusó de fraude, daños y perjuicios y fue condenada a pagar 116.000 dólares a la productora afectada. De nada sirvió que Albert asegurase que las historias de Leroy en realidad eran sus historias, porque ella también sufrió abusos sexuales a los 3 años, fue internada en un manicomio con 14, vivio entre punkies y acabó trabajando en una línea erótica simulando múltiples personalidades.
El documental The Cult of JT Leroy, que se estrenó hace unos días en el festival DOC NYC, recupera ahora todos esos días de vino y rosas en los que JT Leroy parecía ser un escritor atormentado agazapado bajo una peluca y rodeado de estrellas. La directora, Marjorie Sturm, ha editado el material que tenía de principios de los 2000, cuando un amigo le aconsejó que debería rodar la historia de ese enigmático escritor del que todo el mundo hablaba.
La historia del fraude de JT Leroy es una más a sumar a todos esos grandes timos literarios que la historia nos ha regalado. Recopilamos nuestros favoritos aquí:
Thomas Chatterton o el mito del romanticismo
La vida de este joven huérfano que vivió en el s. XVIII y que escribía falsos poemas medievales desde que tenía 12 años acabó en tragedia, pero se convirtió en leyenda. Desesperado porque publicasen su trabajo, Chatterton engañó a los eruditos de la época haciendo pasar su trabajo por manuscritos del s. XV de un monje medieval, Thomas Rowley. Cuando se descubrió la farsa, Chatterton se suicidó antes de cumplir los 18 años. Así fue como se convirtió en el 'it boy' del Romanticismo.
‘La muerte de Chatterton’, por Henry Wallis. Esta pintura esta en la Tate Modern de Londres y rinde homenaje al escritor fraudulento y su suicidio.
Wikipedia
'El juicio de Polly Baker' o el feminismo de Benjamin Franklin
Esta historia que se publicó inicialmente en la revista The Gentleman's Magazine en abril de 1747 estaba firmada anónimamente y trataba sobre el juicio a una mujer que había tenido un hijo ilegítimo. Un cargo por el que había estado condenada cuatro veces en su pasado. Todas las veces sólo cargó ella con la culpa (y no los padres). En realidad, tal y como se ha demostrado, el texto lo escribió Benjamin Franklin. No quiso poner su nombre porque quería hacer énfasis en una protesta contra el sistema judicial y el agravio comparativo que había entre mujeres y hombres frente a la justicia y los casos de hijos bastardos. Feminismo en el s. XVIII gracias a uno de los políticos e inventores más importantes de la historia.
'Pequeño Cherokee' o la extraña novela del líder del Ku Klux Klan
The education of Little Tree, la supuesta autobiografía de un huérfano cherokee que descubre sus antepasados y lucha contra el racismo (y que llegó a adaptarse al cine en 1997) fue un auténtico éxito de ventas en EE UU. La firmaba Forrest Carter, pero en realidad estaba escrita por Asa Carter, un conocido líder del Ku Klux Klan, artífice también del discurso racista que el gobernador George Wallace pronunció en Alabama en 1963 con su polémico "Segregation now! Segregation tomorrow! Segregation forever!". Misterios inexplicables de la literatura.
La aclamada autobiografía de un huérfano indio (y que llegó a adaptarse en el cine) resultó ser una invenció de un líder del Ku Klux Klan, Asa Carter.
Beatrice Sparks o la escritora que se hacía pasar por adolescentes traumadas
Era una terapeuta mormona, pero vendió sus diarios de adolescentes problemáticos como si estuviesen escritos de forma anónima y con historias supuestamente verídicas. Sparks no se cortó en escribir sobre satanismo, drogas o Sida en términos alarmistas y totalmente catastróficos. En novelas como Pregúntale a Alicia (quizá la más conocida, basada en un canción de Jefferson Airplane y que acabó convertida en carne de telefilm), Sparks alertaba con mucha moral de trasfondo sobre los peligros de la 'mala vida' de una joven que se vuelve adicta a las drogas.
‘Pregúntale a Alice’ se vendió como anónima en sus inicios, Beatrice Sparks después desvelaría que ella era la autora de las novelas sobre adolescencia traumática.
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