Si la economía se hunde, vayamos a Chanel

Los bancos han cerrado, el dinero se acaba y sólo es posible retirar unas decenas de euros en efectivo ¿Qué hacer? Pues gastarse 2.000 euros en un bolso de Chanel. Esto que a primera vista parece fruto de una locura momentánea es lo que han hecho algunos griegos la semana pasada, al ver peligrar sus ahorros. Mientras Alexis Tsipras negociaba el futuro del país, más de uno se desplazó a las boutiques caras a quemar su tarjeta de crédito. El comercio de artículos de lujo ha experimentado un pequeño boom, con un incremento en la venta complementos de firma, calzado de cientos de euros o productos tecnológicos como MacBooks Pro.

Resulta contradictorio, pero Grecia lleva semanas sumida en la incertidumbre, y muchos se sienten más seguros con un objeto tangible en sus manos. “Cuando hay un gran riesgo de depreciación de la moneda e inflación (algo que sucedería si Grecia abandona el euro), es natural que la gente compre bienes duraderos, como automóviles, obras de arte y artículos de lujo, cuyo valor se preserva relativamente bien de cara a la inflación; mejor aun si el bien es potencialmente exportable, como lo son estos objetos” explica la economista Silvana Tenreyro, catedrática de la London School of Ecnomics. “Es una forma de ahorrar sin el riesgo de que el ahorro pierda su valor”. Aunque Grecia ha firmado un tercer rescate, los habitantes del país no las tienen todas consigo, y probablemente no corran a las tiendas a devolver sus adquisiciones. En el caso de un cambio brusco, como la vuelta al dracma, sus compras aumentarían de valor.

Algo parecido, apunta la profesora Tenreyro, sucede en Argentina cada vez que crece el riesgo de inflación. “Hay más demanda de propiedades, coches, electrodomésticos y cualquier tipo de bienes no perecederos que puedan revender”. Sin embargo, cuando en 2001 en este país se estableció el famoso corralito, los argentinos no corrieron a por bolsos de Vuitton. “Argentina está lejos geográficamente y el coste del transporte es elevado si se quiere revender el bien en un futuro; además era un periodo tecnológicamente más atrasado sin tantas plataformas para la reventa. Si hoy alguien compra un bien de lujo en Grecia como ahorro, seguramente puede venderlo rápidamente a través de portales de internet a un consumidor o distribuidor en el resto de Europa”.

Entonces, ¿deberíamos plantearnos invertir en Loewe o Manolo Blahnik? Al paso que vamos, nuestras pensiones no nos van a dar ni para alimentar a los gorriones del parque. Salir de compras podría ser una manera entretenida de ahorrar. Tenreyro, en cambio desaconseja la inversión en moda con miras al futuro. “No lo recomendaría. Si bien hoy la demanda y valuación de artículos de lujo es alta, no son inmunes a las crisis especulativas”, responde tajante. “Un ejemplo difícil de olvidar es la crisis de los tulipanes en Holanda en 1637; los tulipanes eran entonces un articulo de lujo y hubo una enorme burbuja especulativa que termino con una caída meteórica en el precio de los tulipanes y con mucha gente empobrecida. Caídas en el precio del ladrillo, como la generada en la última crisis son otro ejemplo de como un activo puede muy rápidamente perder su valor”.