Qué hay detrás de la simbólica colección de corbatas XXL de Rosa Díez
La fundadora de UpyD pidió ayer el voto para Pablo Casado en Barcelona con un curioso look masculino y llamativa corbata. No era la primera vez que exhibía su afición por este accesorio.
Cuando Rosa Díez era portavoz de UpyD contó en S Moda que a las mujeres en la política «se nos mira antes de escucharnos y la sociedad, aunque no le guste oírlo, sigue siendo machista. Por eso critica cómo vestimos, nos peinamos, cómo nos movemos». Ayer, cuando apareció en Barcelona junto a Cayetana Álvarez de Toledo y el líder del PP, Pablo Casado, para pedir el voto de los populares el próximo 10 de noviembre, pasó a convertirse en carne de meme. Su llamativa corbata y look masculino, completado con zapatos bicolor a lo gángster, abrieron la veda a multitud de comentarios y chistes en la red.
Su estrategia nunca fue la de pasar desapercibida. Ella misma aclaró desde sus redes sociales que la corbata que tantos comentarios despertó era una referencia al Bosque de Oma, la obra que el artista Agustín Ibarrola creó en los años 80 en la localidad vizcaína de Kortezubi. «Esta corbata es un guiño a la resistencia, un homenaje al resistente Agustin Ibarrola. Dibuja el bosque de Oma, ese bosque que una y otra vez le quemaban los totalitarios vascos. Gracias Agustin, por tanto», escribió.
Una vez más, Díez recurrió a su estilismo para trasladar un mensaje simbólico. Lo lleva haciendo toda su carrera política. Especialmente exagerando el look masculino y recurriendo, también, al juego del color corporativo en función al partido que estuviese adscrita. Esa estrategia de rehuir de los looks femeninos en el poder e imitar los masculinos se estará quedando obsoleta en la nueva política –creando sus propios referentes estéticos como ha hecho Alexandria Ocasio-Cortez o las integrantes de la nueva izquierda política española– pero sí sentó escuela en la generación de Díez y ella no fue menos en este ámbito, creando su propio y particular lenguaje.
No es la primera vez que lo hace. Y lo de los zapatos de gánster (que es lo que personalmente más me inquieta), tampoco #powerdressing pic.twitter.com/X0rHFm7sTy
— Patrycia Centeno (@PoliticayModa) November 6, 2019
Díez ha sido fanática del traje pantalón, de las perlas y otros clichés del uniforme político asociados a aquel power suit de la vieja política. La suya, no obstante, ha sido una vía alternativa con una vuelta de tuerca llevada al exceso y con una pátina de provocación. Su intelectualización del estilismo a lo Annie Hall estuvo marcada por combinar masculinas corbatas XXL con (ultrafemeninas) botas mosqueteras. Díez vistió mucho de rojo con el PSOE, se puso camisas masculinas en su etapa en el Congreso con UPyD y ahora exagera sus estilismos para hacer todavía más claro sus preferencias políticas. Ayer, la corbata reforzaba su férreo discurso que insiste en la herencia terrorista en España.
Romper los códigos no es fácil. Este nuevo horizonte de estilo es el que lideran mujeres como Ocasio Cortez o Ilhan Omar en EEUU y en España la ruptura del código masculino llegó con la aparición de las mujeres de los partidos de la nueva izquierda, como Podemos o la CUP. Políticas que han tenido que soportar supuestos sesudos debates sexistas sobre el largo de su flequillo (Anna Gabriel), el aspecto de su tupé punk (Bel Olid en las últimas elecciones catalanas) o la ausencia de formalidad en la vestimenta como aquel «fea de cojones» que dijo Godall sobre el estilo de una militante de la CUP en 2016.
«Es lamentable, pero en España aún hoy se sigue asociando en algunos casos a algo frívolo», aseveró en su día Díez a esta publicación. Ella sabe más que nadie todo lo que (también) cuenta un estilismo político.
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