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¿Por qué tus vacaciones en Instagram han sido mucho mejores que las mías?

Las redes sociales se prestan a la manipulación de la realidad. Solo se comparten cosas buenas para lograr la aprobación de los seguidores y aumentar la autoestima a golpe de ‘likes’.

Cover Instagram
Instagram @princepelayo
Clara Ferrero

Playas paradisíacas. Desayunos en la cama. Rincones con encanto. Comida de colores contrastados sobre fondo blanco. Amigos divertidos y mascotas adorables. Cielos azules y aguas cristalinas. Piruetas artísticas en la piscina. Fiestas (y festivales) en la playa hasta el amanecer. Experiencias únicas.

Aunque pudiese pasar por el trivial guion que repite una voz en off en un anuncio de viajes, son las frases que resumen la vida de ese amigo que quiere dejar claro en Instagram que tu verano estuvo a años de luz de ser tan perfecto como el suyo. Hashtags que enfatizan sus imágenes idílicas (mejor si son en inglés), filtros que les otorgan una luz especial y emoticonos sonrientes que acompañan a los comentarios 'buenrollistas' son las armas con las que despiertan la envidia de sus seguidores y les empujan a una crisis existencial: “¿Qué he hecho mal para no ser tan afortunado como Fulanito?”

Pero ya se sabe que no es oro todo lo que reluce. Las redes sociales se prestan a que sus usuarios modifiquen y distorsionen la realidad a su antojo. Y desde luego, esta manipulación siempre se produce en favor de maquillarla y mejorarla. En la mayoría de los casos se publica lo mejor de las vacaciones (o de la rutina) y, siempre, se limita y delimita los momentos que se comparten, evitando mencionar los acontecimientos negativos.

Zilla van den Born, una estudiante y artista holandesa de 25 años, ha demostrado que es muy fácil manipular la información que se trasmite a través de las redes. Cuando todo el mundo pensaba que estaba disfrutando de cinco semanas recorriendo el sudeste asiático, en realidad se encontraba en su casa de Amsterdam dándole al Photoshop para colársela a sus amigos. A excepción de su novio que sabía la verdad, todo su entorno (incluida su familia) se pasó 42 días viendo fotos de sus supuestas aventuras en Asia. Comida exótica, visitas a templos budistas, buceo bajo el mar y habitación de hotel de estilo oriental eran en realidad actividades que realizó en restaurantes de su ciudad, en la piscina de su apartamento o en su propio cuarto. Atrezzo y retoque fotográfico hicieron el resto. Después de finalizar su 'viaje', la artista envió un video a todos sus familiares y amigos en el que les explicaba la verdad y les enseñaba cómo había montado su 'escapada'.

Su experimento, lejos de ser puro 'postureo' para camuflar un aburrido verano en casa, formaba parte de un proyecto universitario cuyo objetivo era demostrar cómo lo que se muestra en Internet no es, en muchos casos, un reflejo de la vida real. “Hice esto para mostrar a la gente que filtramos y manipulamos lo que enseñamos en las redes sociales. Mi objetivo era demostrar lo común y fácil que puede ser distorsionar la realidad. Todo el mundo sabe que las fotografías de modelos son retocadas pero solemos pasar por alto el hecho de que también cambiamos la realidad en nuestras propias vidas”, explica.

El estudio Are Close Friends the Enemy? Online Social Networks, Self-Esteem, and Self-Control realizado por los profesores Keith Wilcox, de la Universidad de Columbia, y Andrew T. Stephen, de la Universidad de Pittsburgh, concluye que las personas presentan una imagen positiva de sí mismos en el ámbito online para aumentar su autoestima. “Actuamos de forma distinta en las redes porque las normas sociales que determinan nuestras interacciones en la 'vida real' no están necesariamente presentes en el mundo online. Si fuésemos por ahí contando los maravillosos planes que realizamos puede que la gente no nos prestase atención. En Internet, sin embargo, nuestros seguidores no son tan conscientes de que nos estamos auto-promocionando. Compartimos cosas agradables para obtener muchos likes y aumentar así nuestra autoestima”, explica a S Moda el doctor Keith Wilcox.

Sin embargo, este incremento de amor propio en quien publica ciertos contenidos puede provocar el efecto contrario en quien los visualiza. “Los estudiantes que más tiempo pasan en Facebook se sienten peor y valoran sus vidas de forma más negativa”, recoge otro estudio de la Universidad de Utah. La naturaleza voyeurista de las redes sociales invita al cotilleo pero, más allá de descubrir las idas y venidas de nuestros amigos, podemos terminar obsesionándonos con convertir nuestra existencia en una copia de lo que hacen los más populares de nuestro timeline. Cuando nos resulta imposible cambiar Torremolinos por las Seychelles, puede aparecer no solo la envidia y la frustración, sino también la ansiedad o la depresión, según explican los expertos.

“Igual que la gente se obsesiona con ser como determinada celebrity, puede haber personas que se ofusquen con llevar una vida tan atractiva como la que muestra determinado amigo en Facebook”, nos cuenta el doctor Wilcox. El psicólogo y experto en redes personales y comunidades, Isidro Maya Jariego, también relaciona los comportamientos en la red con los que hemos aprendido de los famosos: “En Internet las interacciones son públicas por defecto y privadas sólo con esfuerzo. Bajo esas condiciones muchos usuarios han respondido reproduciendo el tipo de estrategias que han aprendido de las 'celebrities' para atraer la atención y ganar en visibilidad”. Así, hacerse un selfie en el momento cumbre de las vacaciones para difundirlo en Instagram, Twitter o Facebook se convierte en una nueva norma social con la que muchos reproducen las estrategias de marketing a las que han estado expuestos como usuarios de las marcas comerciales.

Para evitar caer en esto es importante mejorar las competencias en la gestión y comunicación de contenidos digitales. “Como usuario es necesario diferenciar espacios sociales, modular el mensaje en función de la audiencia a la que se dirige y trasladar el estilo personal de comunicación de cada uno en lugar de imitar las prácticas dominantes en el entorno”, termina Maya.

Zilla simuló unas vacaciones en Asia para demostrar lo fácil que es manipular la información en las redes sociales.

Instagram @zvdborn

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Sobre la firma

Clara Ferrero
Es redactora en S Moda, revista en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. También es cocreadora de 'Un Podcast de Moda', el primer podcast en castellano especializado en la temática. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y especialista en Comunicación de Moda por la Universidad Complutense.

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