¿Por qué nadie quiso escuchar a La Toya Jackson hablando de Michael?
El documental ‘Leaving Neverland’ y una sociedad más sensibilizada con los abusos de poder tras el Me Too han rescatado la condena pública de La Toya hacia su hermano en 1993.
“Debo confesar que esto es muy difícil para mí, porque Michael es mi hermano y le amo profundamente, pero no puedo y no quiero ser una colaboradora silenciosa de sus crímenes contra niños pequeños e inocentes”. La Toya Jackson, hermana de Michael Jackson, comenzaba así un relato ante un grupo de periodistas en una rueda de prensa en Tel Aviv (Israel), organizada por Jack Gordon, marido y mánager de la artista por aquel entonces. Era 8 de diciembre de 1993.
A principios de aquel verano, un hombre llamado Evan Chandler había acusado al Rey del pop de abusar sexualmente de Jordan, su hijo de 13 años. El caso, que concentró la atención de los medios de comunicación de todo el mundo e hizo que el artista terminase cancelando su gira tras el escándalo, se cerró con un acuerdo financiero entre ambas partes por la astronómica cifra de 23 millones de dólares en 1994. Tras la repentina muerte de Michael Jackson en 2009, Jordan Chandler admitió haber mentido junto a su padre por razones económicas. Evan Chandler se suicidó meses más tarde del fallecimiento del artista.
“Y si me quedo callada, solo alimentaría la culpa y la humillación que esos niños sienten ahora”, continuaba La Toya en sus declaraciones del año 93, alegando que había visto cheques extendidos “de grandes sumas de dinero” por Michael Jackson a los padres de “aquellos niños”. Porque La Toya en ningún momento hablaba de un caso en particular. “Esta es la primera vez que hablo del tema, nunca he querido hablar de ello, pero creo que es muy triste porque yo también soy una víctima, sé lo que se siente: estos niños van a estar asustados el resto de su vida y no quiero ver a ningún otro niño inocente afectado de esa forma”.
La Toya, cada vez más excitada, continuaba hablando frente a los periodistas, preguntándoles que qué pensaban ellos sobre que un hombre de 35 años pase cinco días encerrado en una habitación con un niño pequeño: “Quiero mucho a mi hermano, pero eso está mal, no quiero ver a esos niños sufrir porque yo también sufrí, mi padre abusó sexualmente de mí”.
Katherine Jackson, madre de La Toya y Michael, respondió a estas acusaciones diciendo que su hija “hacía dinero con las mentiras” y que probablemente le hubieran pagado para verter aquellas acusaciones sobre su hijo Michael.
El vídeo en el que acusaba a su hermano se ha hecho viral pocas semanas después del estreno de Leaving Neverland, la serie documental producida por HBO que recoge los testimonios de James Safechuck y Wade Robson, quienes relatan con todo detalle los supuestos abusos sexuales cometidos por el Rey del pop cuando eran tan solo unos niños. El documental, de cuatro horas de duración, ha vuelto a sembrar la duda sobre la inocencia de Michael Jackson y, entre sus defensores y detractores, la hermana del cantante ha sido rescatada del olvido en un momento en el que el Me Too ha puesto el micrófono delante de las víctimas.
La Toya, Jack Gordon y los Jackson: una historia de abuso constante
En 1992, La Toya no tenía relación con el resto del clan Jackson. En 1991, publicó un libro incendiario titulado Growing Up with the Jackson Family, en el que la artista relataba episodios de violencia física y abuso psicológico que, tanto ella como sus hermanos, sufrieron durante su infancia en el seno de la familia Jackson. La Toya también acusaba a su padre de abusar sexualmente de ella desde que tenía 11 años bajo el consentimiento explícito de su propia madre, a quien consideraba “la fuerza que guiaba la crueldad y el abuso”. Además, denunció la explotación que sufrieron todos los hermanos por parte de su padre para alcanzar la fama y hacer fortuna.
Fue la primera en hablar, pero no la última: con la llegada del nuevo milenio tanto Michael Jackson como Janet Jackson confesaron en varias entrevistas la brutal violencia física que su padre ejercía sobre ellos de manera habitual, así como los continuos abusos psicológicos que sufrieron desde niños. Pero a principios de los noventa, con La Toya recorriendo los platós de televisión, tanto los padres de los Jackson como su hermana Janet negaron los hechos, aduciendo que La Toya solo quería ganar fama y dinero a costa de los Jackson y apuntando que su marido y mánager, Jack Gordon, había lavado por completo el cerebro de la cantante.
Y en 2011, fue la propia La Toya quien confirmó esta versión de los hechos en otra biografía titulada Starting Over, publicada tiempo después de la muerte de su hermano Michael y años después de que la oveja negra de los Jackson, tras su divorcio con Gordon, volviera al rebaño. Es en este libro donde niega los abusos sexuales cometidos por su padre y se retracta de las declaraciones vertidas sobre su hermano en 1993. Además, relata episodios del maltrato físico y psicológico sufrido durante años por parte de Gordon. “Tenía el cerebro completamente lavado. Me sentía como un robot. Me pegaba, tomaba todas las decisiones de mi carrera…. Me hizo decir todas las cosas que él quería durante las entrevistas”, contó la artista en otra entrevista en 2014.
Jack Gordon pasó a ser el mánager de La Toya por órdenes de Joe Jackson, su padre, en los años ochenta. En 1989 se casaron en Reno, Nevada: un matrimonio puramente estratégico en el que Gordon salía ganando. La Toya admitió que se casó en contra de su voluntad e incluso intentó anular el matrimonio seis meses más tarde. En aquella época, los paparazi fotografiaban habitualmente a La Toya con los ojos morados. En su solicitud de divorcio en 1996, La Toya declaraba que Gordon ejercía violencia física sobre ella si no salía a actuar o si no aceptaba las decisiones que él tomaba y que vivía bajo constantes amenazas de muerte. También informaba de que Gordon ya había sido detenido en 1994 en Nueva York por violencia machista.
Un vídeo viral tras ‘Leaving Neverland’ y en tiempos del Me Too
“Todo el mundo ha dicho siempre que La Toya era una loca. Ha sido la oveja negra de esa familia abusiva. Y resulta que la oveja negra es la única que decía la verdad”, es uno de los comentarios mejor puntuados (con casi siete mil likes) del vídeo de La Toya de 1993, ahora rescatado y subido a Youtube. “Fijaos que ni siquiera hace la historia sobre ella o sobre Michael, se centra todo el rato en las verdaderas víctimas: los niños. Por eso siento que dice la verdad y que está clamando justicia”, se lee en otro comentario. “La gente le debe una disculpa a La Toya”, comenta otro usuario. El vídeo ha generado sorpresa entre aquellos que no recordaban que La Toya hubiera hecho esas declaraciones en su momento, con personas anónimas aplaudiendo a La Toya por “su valentía y su honestidad”.
Lo cierto es que a principios de los noventa La Toya habló mucho, pero algunas de las cosas que contó –como el maltrato ejercido por su padre durante su niñez– resultaron ser ciertas y fueron corroboradas por varios miembros del clan que tenían mayor credibilidad ante el público del momento. Otras –como la acusación hacia su hermano– han vuelto a adquirir importancia e interés tras el estreno del increíblemente detallado documental Leaving Neverland.
En tiempos del Me Too, sus distintos testimonios se miran desde un nuevo prisma: La Toya sufrió maltrato en su infancia por parte de su padre y también durante la edad adulta por parte de su marido. La Toya, además, fue desacreditada con los mismos argumentos con los que se ha intentado desacreditar a otras mujeres que han alzado la voz durante el Me Too: “busca dinero, fama y fortuna”. En este momento de revisión en el que el testimonio de las víctimas está siendo escuchado, debemos plantearnos que quizás La Toya Jackson no contó siempre la verdad, pero todo lo que contó –está demostrado– tampoco fueron siempre mentiras.
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