Un París ‘particulier’ para el puente de mayo
Una vez visitados sus básicos, el continuo reciclaje de toda gran ciudad permite encontrar nuevos restaurantes, barrios periféricos y alguna exposición temporal para que la visita sea irrepetible.
Alojarse en París es caro. Hacerlo en el Mama Shelter no tanto. El lugar es ya un clásico moderno, el secreto peor guardado del tranquilo distrito 20. Relativamente alejado del centro (a cinco paradas de metro de República), este hotel es una de las creaciones más conocidas del diseñador Philippe Starck. Compensa su localización con una muy ventajosa relación calidad-precio. En torno a él han llegado nuevas tiendas y bares, pero lo cierto es que se las arregla bien por sí mismo. No hace falta salir por la puerta, porque el Mama Shelter es uno de esos hoteles/experiencia completa que, en este caso, garantiza diversión y minimalismo a prueba de hipster. Un iMac de 24 pulgadas a modo de televisor multitarea en las habitaciones y una oferta que puede monopolizar la agenda de todo el puente lo argumentan. El restaurante, con fogones de uno de los creadores de la Nouvelle Cuisine (Alain Senderens), está repleto a diario de la beautiful people de la ciudad. En su parte central, una barra de bar en forma rectangular da mucho juego a la clientela. Y para el fin de semana, sesión de Djs los sábados por la noche y un apropiado brunch el domingo por la mañana.
Mama Shelter es uno de los hoteles con mejor relación calidad/precio de la ciudad.
Sin ser una zona repleta de turistas, el distrito 20 es apto para mitómanos. Sus calles vieron nacer literalmente a Edith Piaf (vino al mundo en las escaleras de la 72 rue de Belleville) y muy cerca del Mama Shelter también se encuentra el Père Lachaise, el cementerio con más celebrities del mundo: Maria Callas, Isadora Duncan, Jim Morrison, Oscar Wilde y "la Môme" Piaf descansan allí mientras sus leyendas les sobreviven. Es una especie de Madamme Tussauds, gratuito y sin colas, que sustituye las inquietantes figuras de cera por lápidas y epitafios.
Ya ha llegado la esperada apertura del Monsieur Bleu, el nuevo restaurante del centro cultural Palais de Tokyo que ha atraído muchas miradas mucho antes de estrenarse, y no solo por sus vistas privilegiadas a la torre Eiffel. Si a estas alturas reservar mesa no es posible, al menos se puede tomar algo en la terraza de al lado y aprovechar para ver a los artistas que exhiben dentro de las instalaciones del Palais de Tokyo. A pocos pasos, el estadounidense Keith Haring es objeto de una de las exposiciones más ambiciosas que se han hecho de su obra. En el Musée d'Art Moderne de la Ville de Paris.
Es tiempo de terrazas, para Wanderlust el verano dura cinco meses y ya ha empezado. Cuenta con una programación propia de un centro cultural, lo que no es obstáculo para que entre sus mesas se viva una silente competición de gafas de sol de diseño, no oficial pero completamente intencionada, a la orilla del Sena. Y es que este local cercano a la Gare d'Austerlitz se encuentra en el que es un nuevo imán para los adictos a la moda. En Les Docks se ha instalado la Ciudad de la Moda y el Diseño, un lugar con estudios, tiendas y un museo de moda propio. También acoge al Instituto francés de la Moda, cuya biblioteca cuenta con uno de los fondos documentales más grandes de Europa. Es un centro privado, pero pone a disposición sus más de seis mil libros y revistas acerca de la industria para consultar de lunes a viernes, siempre y cuando se solicite una cita previa y se abone una tarifa no inferior a cinco euros. Para coleccionistas, en el mercado de pulgas de Saint Ouen se pueden encontrar cada domingo revistas de moda de los años 30 originales y otras curiosidades, como un número de Paris Match de 1958 con Grace Kelly y un recién nacido Alberto de Mónaco en portada.
A orillas del Sena, el local Wanderlust ofrece una programación cultural muy completa.
Aunque no se trate de una terraza al aire libre, Le Mary Celeste lleva el mar a París. Este bar propone olvidarse de las crépes e intenta hacer de la ostra el nuevo snack favorito de la ciudad. A su oferta se le suma una estudiada selección de tapas y cócteles, además de una buena carta de vinos. Atrae a locales y visitantes, que abarrotan los dos pisos del local especialmente durante la happy hour de ostras a un euro (de 5 a 7). Tras la idea está French Toast, un equipo formado por tres extranjeros en la ciudad que llevan años retando a la estrella de la gastronomía parisina con sus diferentes propuestas de restauración. Lo intentaron por primera vez con Candeleria, una taquería casi vecina de su nuevo local, en pleno Le Marais, de la que pronto se corrió la voz. Su segunda idea se basa en ofrecer hot dogs al modo estadounidense en Glass Bar, local con voluntaria estética de antro en consonancia con el entorno del hypeado "so-pi", la zona al sur de Pigalle. A la llegada de Le Mary Celeste va la vencida.
Sin salir de Le Marais, frente al centro Pompidou, una de las galerías fotográficas YellowKorner muestra hasta mediados de mayo algunas de las "obras maestras" de Vogue USA y permite comprarlas. Propone algo así como convertirse en Peggy Guggenheim por una tarde. El concepto low cost ha llegado también a la fotografía a través de esta cadena internacional de galerías. En vez de poner a la venta diez copias de una obra a 5. 000 euros la unidad, prefiere darle la vuelta a la idea de edición limitada y vender 5.00 copias de una imagen a 100 euros cada una. Por tiempo limitado los clientes de sus tiendas francesas pueden hacerse con uno de los retratos que Cecil Beaton realizó a Audrey Hepburn para la conocida cabecera de moda, una imagen que no se puede encontrar en sus sucursales españolas. YellowKorner es también un escaparate para nuevos talentos de la cámara, como Eric Lafforgue o BJ Formento, quien fue asistente de Annie Leibovitz. Ss trabajos se puede comprar a partir de 50 euros.
La nueva forma de tapeo parisina pasa por la ‘happy hour’ de ostras del restaurante Le Mary Celeste.
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