#SoyMujerMeGustaLaUnionEuropea, por Núria Ribó
La UE estrenará una nueva Comisión de 28 comisarios de los que tan solo 9 son mujeres
Días atrás Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, dijo antes del derbi madrileño: «El Atlético tiene su estilo propio, de mucha intensidad. Esto es fútbol, no es un juego para señoritas, es para hombres». ¡Y la lió! Las redes hirvieron y en Twitter triunfó la etiqueta #SoyMujerMeGustaElFutbol. Me gustó la ironía y la he copiado para comentar la escasa presencia de las mujeres en las instituciones de la nueva Unión Europea salida de las elecciones del pasado 25 de mayo. Escasez y desproporción que se extiende a demasiados ámbitos, especialmente en los círculos de poder.
No voy de quejica, al contrario. Reconozco los grandes avances que hemos conseguido las mujeres en los últimos 50 años. No pongo el dedo en el ojo a todos los hombres. Sí a algunos y a algunas (que también haylas); a aquellos que pueden y no actúan; a los que se llenan la boca de discursos políticamente correctos, con una lista de buenas intenciones que luego quedan en el tintero porque no ponen los medios suficientes para hacer cumplir las leyes.
Por eso, y porque muchos queremos que lo legal en los papeles lo sea en la calle, y que lo que demanda la ciudadanía se refleje en los papeles, meto el dedo en el ojo de aquellos corresponsables de que la nueva Comisión nazca con menos de un tercio de mujeres.
La Unión Europea, proyecto inspirado en principios como la solidaridad, la igualdad o la defensa de los derechos humanos, estrenará una nueva Comisión de 28 comisarios de los que tan solo nueve son mujeres.
¿Por qué? Porque los líderes de los países miembros responsables de proponer a los candidatos no han encontrado en sus agendas mujeres suficientemente preparadas para ocupar puestos clave en ese órgano ejecutivo.
¡Pero podía haber sido peor! Inicialmente fueron tres las mujeres propuestas. Un tirón de orejas del presidente de la Comisión J. C. Juncker a los líderes europeos y estos rebuscaron en sus agendas. ¡Y encontraron seis más! Entre esos líderes despistados está Mariano Rajoy. Tan ocupado en promocionar a Luis de Guindos para liderar el Eurogrupo y colocar a su polémico exministro Miguel Arias Cañete como comisario de Energía y Acción para el Clima, que se olvidó de las féminas de su partido. Políticas contrarias a las cuotas y defensoras de «el que más vale es el elegido». Como si todos los hombres elegidos, en política o en otros ámbitos, cumplieran siempre con los requisitos mínimos de calidad.
Mariano Rajoy no está solo. Dieciocho líderes europeos más han incumplido también con uno de los objetivos de la UE: la igualdad entre hombres y mujeres, reconocido en la propia Constitución española. ¿Cómo y qué organismo los sanciona?
¿Creen que en sus agendas no existen mujeres con los suficientes avales intelectuales para formar parte de los círculos de poder? ¿O les inquieta cierta mirada femenina más igualitaria, menos competitiva, menos «made in Merkel o Lagarde» y más perseguidora del bienestar y la felicidad?
Será interesante ver si Arias Cañete pasa el control de calidad ante el Parlamento Europeo. No solo será cuestionado por sus antecedentes poco «verdes» y posibles intereses empresariales, también por sus florituras verbales cuando dijo: «Mostrar superioridad intelectual ante una mujer puede parecer machista». Si a la desigualdad añadimos la brecha salarial que, según datos de Eurostat 2012, se eleva al 16,4%, a pesar de reconocer que «las mujeres tienen tan buenas o mejores calificaciones que los hombres, pero a menudo sus habilidades no son tan valoradas», tenemos una UE necesitada de chapa y pintura.
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