Poderosa Polly Platt: la brillante mujer tras las infidelidades de Peter Bogdanovich y Cybill Sheperd
Platt superó la infidelidad de Bogdanovich, contribuyó a romper algunas de las barreras del machismo en la industria del cine, creó la imagen de muchas de nuestras películas favoritas y actuó como mentora de muchos jóvenes creadores.
Leí por primera vez el nombre de Polly Platt cuando estaba investigando sobre la relación de Peter Bogdanovich y Cybill Shepherd. Me había quedado absolutamente fascinado por ellos dos tras ver el documental de Bill Teck Peter Bogdanovich & the Lost American Film. Y yo no era el único, claro. Para mucha gente, Peter y Cybill formaron la pareja más bella y fascinante de la década de los 70, acaparando portadas de revistas, éxitos, fracasos, envidias y titulares.
En medio de esa gran historia de amor, gestada durante el rodaje del mítico film The Last Picture Show (La última película), el papel de Platt era el menos excitante: el de la mujer madre de dos hijos a la que el genio del cine, el heredero de Orson Welles, había abandonado para irse con la nueva superestrella de Hollywood de tan solo 21 años.
Pero Polly Platt fue mucho más que todo eso. Era la genio oculta detrás de algunas de las películas más recordadas y exitosas de las últimas décadas del siglo XX. Diseñadora de producción, guionista y productora, además de en The Last Picture Show, puso su sello en películas como Luna de papel, ¿Qué me pasa doctor?, Ha nacido una estrella (1976), Las brujas de Eastwick, Big, La guerra de los Rose o La fuerza del cariño (por la que fue nominada a un Oscar a la Mejor dirección artística).
Una mujer invisible
Pero empecemos por el principio. Platt y Bogdanovich se habían conocido en Nueva York a principios de los años 60. Ambos estaban involucrados en el mundillo del teatro neoyorkino de la época. Se enamoraron y se casaron en 1962 y desde entonces y hasta su separación ella se convirtió en una pieza clave en la carrera de él. Polly poseía un genio creativo que, debido a ser mujer, lamentablemente ha pasado desapercibido durante muchos años, aunque ahora se está reivindicando.
Un ejemplo de esto es el podcast You Must Remember This, el programa creado por la periodista estadounidense Karina Longworth, que se dedica a analizar en profundidad algunas de las historias y personajes más interesantes del viejo Hollywood. La serie de diez episodios se titula Polly Platt, The Invisible Woman y explica el importantísimo papel de esta en la creación de las películas anteriormente citadas. También detalla su tormentosa vida personal, su batalla con el alcoholismo, así como el coste emocional que le causó la ruptura de su matrimonio con Bogdanovich. Para ello, la autora ha tenido acceso a la autobiografía todavía no publicada de Platt, de la que se reproducen muchos extractos.
Volvamos de nuevo a los años 60. Peter por entonces todavía estaba lejos de convertirse en uno de los directores clave de la siguiente década. Era un hombre finalizando la veintena que consumía cine de una manera voraz (cuenta que veía más de 400 películas al año) y que se estaba labrando un nombre como crítico e historiador de cine. Platt por aquella época se mantenía en segundo plano: ayudaba a Bogdanovich y era una suerte de “chica para todo”.
Un inicio discreto
Siguiendo el ejemplo de muchos de los críticos que escribieron en Cahiers du Cinema a lo largo del tiempo (Truffaut, Godard, Chabrol o Rohmer), en 1967, Peter decidió que quería filmar sus propias películas, y se marchó a Los Ángeles junto con Polly. Al poco de llegar, coincidió en un cine con el director y productor Roger Corman que le propuso dirigir su primer film. «Estaba con mi amigo Paul Mayersberg”, recordó Bogdanovich para Daily News en 2012. “Sentado detrás de nosotros había una persona que yo no conocía. Pero Paul sí. Se trataba de Roger Corman. Paul nos presentó y Roger me dijo: ‘He leído tus cosas en Esquire. ¿Estarías interesado en escribir para el cine?’ Y yo inmediatamente contesté: ‘Sí’”.
Esta primera película es Targets (titulada El héroe anda suelto, en España), uno de los últimos largos de Boris Karloff y que Peter escribió junto a Polly. Él dirige y ella ejerce como diseñadora de producción. La película no tiene mucho éxito, pero al menos les sirve para aprender y hacerse ver ante los estudios. “Nunca aprendí tanto en tan poco tiempo”, comentó él años después. En aquella época, Polly dio a luz a la primera hija de ambos, Antonia. Según los extractos de la autobiografía que aparecen en You Must Remember This, por entonces Polly creía que su relación era perfecta y que ambos formaban una pareja creativa indivisible e igualitaria. Aun así, el crédito de Hollywood lo recibe fundamentalmente Peter.
El momento clave
Hay algunas historias sin confirmar en torno a cómo llegó la novela The Last Picture Show a manos de Polly, pero lo que está fuera de toda discusión es que fue ella quien le dijo a su marido: “No sé cómo convertirla en una película, pero aquí hay una buena historia”. Peter la leyó y decidió que esa iba a ser su siguiente película. Contactó con el autor Larry McMurtry y se puso a trabajar en el guión junto con él y su mujer. Y aunque en los créditos finales Polly solo aparecía como Diseñadora de producción, participó de cada una de las decisiones de la película incluido el casting, el diseño del todo el look del film, y eligió ubicaciones, diseñó los sets, fue la encargada del vestuario e incluso, violando las reglas sindicales, peinó y maquilló a los actores, ya que no había presupuesto para contratar a profesionales sindicados.
También fue Polly la que convenció a Peter de que filmara la película en blanco y negro, a pesar de que ya casi todas eran en color (una decisión que, en ocasiones, se atribuye de manera errónea a un consejo de Orson Welles). Y fue ella quien decidió que la apariencia del film tenía que ser realista y no idealizada (quería que los actores y los escenarios parecieran reales, gente normal en sitios normales), y también que debía alejarse de una historia de los años 50 y convertirse en un relato atemporal.
Pero hay otro elemento clave de The Last Picture Show que fue definido por Polly y que tuvo una trascendencia enorme para su futuro. Ocurrió mientras ella y Peter estaban haciendo cola en las cajas de un supermercado de la cadena Ralphs en la ciudad de San Fernando, California. Polly vio en la portada de la revista Glamour la foto de una modelo bellísima pero con un aspecto sexy y desafiante. Pensó que era perfecta para hacer el papel de Jacy, la chica de la película y se lo dijo a su marido, que unos días después se reunió con ella en Nueva York y le dio el papel.
¿Quién era Cybill Shepherd?
Por aquél entonces Shepherd era la modelo más cotizada de Estados Unidos. Nacida en 1950, en Memphis (Tennessee), había ganado varios concursos de belleza juvenil y con 18 años, el «Model of the Year» hizo que su cotización se disparase. De hecho, su cara acaparó las portadas de las revistas femeninas desde finales de la década de los 60 hasta principios de los años 70.
Cuando empezó el rodaje de la película que la llevaría directa al estrellato, Cybill solo tenía 20 años, pero ya era una mujer consciente del efecto que tenía en los hombres y sexualmente se consideraba una mujer liberada. Nada más llegar a Archer City, el pueblo de Texas donde se rodó la película, Cybill empezó una relación con su compañero de reparto, Jeff Bridges, pero pronto las cosas se iban complicar todavía más.
“Justo antes de grabar la primera toma”, afirma Shepherd en el documental Peter Bogdanovich & the Lost American Film. “Peter me dijo: ‘No sé de quién estoy más enamorado, si de Cybill o de Jacy’ (el personaje que ella interpretaba en la película)”, dejándole así bien claras sus intenciones. Para empeorar todavía más las cosas, la producción hizo que Peter y Polly se vieran muy poco. Además, durante esos días ella tuvo a su segunda hija, Sashy, lo que la apartó un tiempo más (solo unos días) del rodaje.
Pronto, fue evidente para todos los miembros del equipo que algo estaba pasando entre Cybill y Peter. Polly se sentía fea y vieja, y aunque Peter iba a dormir todas las noches con ella, llegó un momento en el que la situación fue insostenible y decidieron poner fin a su relación.
Con el paso de los días, ella tuvo que tomar una decisión: abandonar el rodaje y evitar la humillación pública o quedarse y luchar por la película en la que había trabajado tanto y de la que se consideraba coautora. Decidió lo segundo aunque tuvo un coste emocional enorme. Recordemos, por ejemplo, que Polly se encargaba del vestuario y la peluquería, por lo que era la encargada de que Cybill estuviera perfecta y bellísima, un auténtico sueño de belleza adolescente según los requerimientos del guión y de Peter.
El éxito
The Last Picture Show supuso un éxito y se convirtió en un clásico del cine: de la noche a la mañana, sus protagonistas y su director se convirtieron en estrellas. Y la fama de Cybill y Peter se disparó.
En una entrevista, Quentin Tarantino explicó con un ejemplo perfecto lo importante que era la figura de Bogdanovich tras el estreno de esta película: “Si quieres hacerte una idea de lo famoso que era Peter en aquella época, mira sus primeros tráileres. Barbra Streisand nunca había tenido tan poca importancia en el adelanto de una sus películas, porque lo que vemos en el tráiler es un día en la vida del maravilloso Peter Bogdanovich rodando su maravillosa película What’s Up Doc? (¿Qué me pasa doctor?)”.
Peter y Cybill siguieron juntos durante ocho años. Pero salían tanto en los medios que el público llegó a tenerles un poco de tirria. Digamos que de alguna manera fueron abducidos por Hollywood; se olvidaron de que estaban allí para hacer películas y contar historias. Tras aquel éxito, hicieron juntos varias películas más, pero con escaso éxito y de hecho, tras lanzar ¿Qué me pasa doctor? (1972) y Luna de papel (1973) aprovechando la estela de The Last Picture Show, ninguna obra de Peter tuvo ya la misma repercusión. Por su parte, Cybill no volvió a ser reconocida por el público hasta años después, en 1985, cuando se estrenó la serie de televisión Luz de luna que protagonizó junto a Bruce Willis.
¿Qué fue de Polly Platt?
En un principio, las secuelas de la separación fueron terribles para Polly, que se enfrentó a una seria adicción al alcohol, pero aunque a simple vista, The Last Picture Show parecía el final de muchas cosas, en realidad fue el principio de su carrera. Ella sí que aprovechó el impulso que le dio el éxito de la película para seguir trabajando. Fue la primera mujer en ser aceptada en el Sindicato de directores de arte de Hollywood y trabajó como diseñadora de producción de muchos de los grandes éxitos de la época hasta mediados de los años 90.
Otra de las grandes aportaciones de Polly a la cultura contemporánea parte de su colaboración con el director y productor James L. Brooks. Fue ella quien en 1985 le recomendó que se pusiera en contacto con un ingenioso dibujante de Portland de 30 años que llevaba unos años publicando un cómic con muchísimo potencial titulado Life in Hell. Brooks le hizo caso. Ese dibujante era Matt Groening y de aquella reunión acabó saliendo nada menos que una de las series más exitosas de la televisión: Los Simpson.
En sus últimos años y hasta su muerte en 2011, Polly ayudó a muchos cineastas jóvenes a través de su participación anual en el festival de cine de Austin. Y dejó tras de sí su amor por el cine y el trabajo en equipo. En el obituario que le dedicó Los Angeles Times, Brooks declaró: “Las películas son un deporte de equipo y ella hacía que los equipos funcionaran. Asumía un papel maternal en el sentido de que siempre estaba dispuesta a ayudar a todo el mundo. La película era lo más importante y el ego simplemente no existía».
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