Marta Etura y Eduardo Noriega: «Sí, el cine español tiene glamour»
Los protagonistas de Presentimientos, la segunda película de Santiago Tabernero, se encuentran para hablar del filme y de la buena relación del séptimo arte patrio con la moda.
Esta es una historia entre amigos que sale bien. El director Santiago Tabernero, creador de los programas Versión Española o Torres y Reyes, leyó el libro Presentimientos, de su amiga Clara Sánchez, antes de que se publicara en 2008. Le apasionó y decidió prestárselo a otro amigo, Eduardo Noriega. «Santi me preguntó mi opinión y yo le dije que veía una película», explica el actor que, acto seguido, se puso a escribir por primera vez en su vida un guión al alimón junto a Tabernero. «Hemos estado tres años dándole vueltas al argumento. Al llegar al rodaje se produjo una mezcla de estrés, presión y satisfacción por ver que se hacía realidad nuestro trabajo».
Marta Etura entró en acción en el rodaje como protagonista indiscutible de este filme y asumiendo una gran carga psicológica. «Teniendo en cuenta que me paso toda la película buscando a mi familia mientras estoy en coma tras un accidente de tráfico, puedo decir que el rodaje ha sido intenso», cuenta.
En este melodrama (que se estrena el próximo 24 de enero), la actriz interpreta a Julia, la mujer de Félix. En el transcurso de la cinta se entremezclan dos historias. La real, que narra el drama de él, Noriega, y el sueño de ella, en el que intenta, desesperadamente, localizar a su marido y a su hijo.
Marta confiesa que es una actriz incapaz de no llevar los deberes hechos. «Me gusta prepararme bien el personaje, desarrollar varias propuestas creativas antes del rodaje y ponerlas en común con el director, porque al final es su película. Si esto mismo lo pone en práctica todo el equipo, como ha sucedido en Presentimientos, hace que todos nos enriquezcamos».
Pero si Noriega ha debutado con su faceta como guionista, Etura no se queda atrás como polifacética. El año pasado dirigió la obra de teatro Invierno en el barrio rojo y continúa de gira con el coreógrafo y bailarín Chevi Muraday con el espectáculo de danza Return. «Alguien que vea todo lo que he hecho puede pensar que me he vuelto loca, pero al final todo se resume en interpretar. Con el cuerpo, las palabras o las miradas. Es el mismo oficio, el del estudio del comportamiento humano y el de contar historias, pero con distintas disciplinas».
La danza le ha apasionado desde siempre. «Creo que llevaba toda la vida preparándome para hacer esta pieza con Chevi. Y dirigí teatro porque surgió la oportunidad y pensé que aprendería a mirar con otros ojos, cosa que sucedió». Esta misma reflexión fue la que animó a Eduardo a escribir. «Yo no sabía que interpretaría este papel, escribí cada uno de los personajes metiéndome en su piel y el aprendizaje ha sido brutal».
Existe un fetichismo que ambos comparten: quedarse con algo de ropa de cada uno de los rodajes en los que han participado. Etura es más lanzada al confesarse: «Lo he hecho desde la primera película que rodé, aunque el personaje, y lo que lleve puesto, no tenga mucho que ver conmigo. Siempre hay algo que puedo rescatar. Lo guardo durante un tiempo y, cuando me lo vuelvo a poner, me recuerda lo que viví con ese papel. De estas prendas hay algunos zapatos, jerseys y camisas que me pongo a menudo». Noriega explica que solo guarda aquello que le ha resultado peculiar. «Puede ser ropa, algún complemento o unas gafas. Lo guardo con cariño pero luego nunca me lo vuelvo a poner».
Cambio estético. La imagen de los actores españoles ha dado un giro. Antes acudían a sus apariciones públicas más despreocupados por su imagen. Ahora miden cada detalle de su atuendo ante las cámaras. Pero ¿tienen glamour? «¡Sí! ¡No hay más que ver las alfombras rojas!», exclaman los dos. Marta puntualiza: «Ahí es cuando se demuestra el abrazo que nos damos la moda y el cine para apoyarnos mutuamente. No solo en la ceremonia de los Goya, sino en cada uno de los estrenos». Eduardo añade que «ahora hay actores con blogs de moda, y eso era impensable hace diez años. Era algo destinado a los expertos. Los hombres lo tenemos más difícil porque estamos muy encorsetados con el traje negro. En cuanto te pones una chaqueta de color o un detalle fuera de lo normal ya te critican.
Las actrices tienen más margen de creatividad». Etura no suele pedir opinión a la hora de vestirse para unos premios. «Siempre voy en vaqueros y camisa corriendo de las clases a los ensayos, así que me hace ilusión ir espectacular y meterme en un vestidazo y unos tacones. Soy bajita». Para el actor, la elección de un traje se puede convertir en una pesadilla. «No soporto el proceso de ir a una tienda, desvestirme y probarme algo. Por eso voy al showroom de Emilia D’Agostino y allí me dicen lo que me sienta bien. Y eso es un lujo».
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