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«Muchas mujeres han despertado. El #metoo no es una moda, va mucho más allá»

Hablamos con Lidia Yuknavitch, una de las voces más innovadoras y sugerentes en el campo de la ficción y el ensayo feminista.

La escritora, profesora y ensayista Lidia Yuknavitch.
La escritora, profesora y ensayista Lidia Yuknavitch.Andrew Kovalev

La natación y la escritura la mantuvieron a flote tras sufrir abusos de niña y caer en las drogas y el alcohol. Yuknavitch (1963) es hoy una de las voces más innovadoras y sugerentes en el campo de la ficción y el ensayo feminista, además de profesora y editora afincada en Oregon (Estados Unidos). Defensora de una revaluación radical de los roles sociales y culturales heredados que empiece por nuestro entendimiento sobre el cuerpo humano, su celebración de la diferencia en una conferencia Ted Talk la auparon a figura de relevancia pública. En su debut en la ciencia ficción, con El libro de Joan, dibuja un futuro apocalíptico donde se pondrán las bases de una nueva civilización sostenida en una superación de las dicotomías que nos aprisionan.

¿Cuánta de su fortaleza la atribuye a su carácter y cuánta al apoyo de sus seres queridos?

No cabe duda de que la gente que me quiere me ayudó a salir del abismo, pese a que las primeras personas que me rodearon en la vida me hirieron profundamente. Si existe alguna fuerza en mi interior, quizá proceda de una suerte de fuego alimentado por el deseo de no rendirme. Los que conseguimos no morir, pese a hundirnos hasta tocar el lecho del océano, tenemos la responsabilidad de llevar a otros de nuevo a la superficie.

¿Qué herramientas de la ciencia ficción para describir e interpretar el mundo la atrajeron con más fuerza?

Me sedujeron las posibilidades narrativas detrás de la CF (siglas en inglés de Ficción Climática) y de la ficción especulativa. Ambas formulan preguntas de cara a replantearnos nuestro planeta y las relaciones humanas, cuestiones que trascienden cualquier fantasía futurista. La humanidad experimenta la necesidad de transformar su relación con las plantas, los animales, el medio ambiente y la que existe entre las personas; es una reorganización de todos los órdenes vitales.

¿Por qué se inspiró en Juana de Arco para su heroína?

De niña se apoderó de mi imaginación. Tuve un sueño en el que ambas estábamos en el jardín de mi casa, observando cómo las llamas consumían el edificio. Se giraba hacia mí y me decía: «Nadie va a salvarte». Llevaba razón: mi salvación solo estaba en mis manos. Debía huir de una casa que se incendiaba. En segundo lugar quería modelar una figura poderosa y amorosa que representara algo diferente a los tótems simbólicos que hemos heredado por la vía histórica o teológica (como Jesucristo).

Una vez más su visión del cuerpo humano es atrevida y desafiante.

Tuve que apañármelas para encontrar el modo de explicar la historia sobre mi propio cuerpo alejándome de las inscripciones y transcripciones culturales fijadas por Padre, Iglesia y Estado, pero sí que hallé salvación en el arte realizado por aquellas mujeres que también necesitaron reinventar las versiones heredadas sobre sus cuerpos para alcanzar la verdad de los mismos: Marguerite Duras, Clarice Lispector, María Luisa Bombal, Virginia Woolf, Doris Lessing, Octavia Butler, Leslie Marmon Silko…

En su Ted Talk apuntó que «cuanto más mayor me hago, más convencida estoy de que los dictados sociales que vamos heredando y que nos dicen quién hemos de ser y cómo debemos encajar son una patraña». ¿Cuáles de estos dictados piensa que es más urgente combatir?

Las historias que nos han contado sobre cómo ser mujer, esposa o hija provienen de unas estructuras de poder que jamás han valorado la autonomía de nuestros corazones, mentes y cuerpos. Las historias que les han contado a los grupos minoritarios acerca de su identidad y sus elecciones vitales provienen de los mismos que los han explotado para construir sistemas que sirven a sus intereses. No podemos esperar a que la cultura evolucione lo suficiente como para cambiar los relatos sobre nuestros cuerpos, hemos de contarlos nosotros, so riesgo de que nos silencien y nos hagan desaparecer.

¿Cree que #MeToo o Time’s Up serán agentes transformadores o corren el riesgo de quedarse en modas pasajeras?

Tengo edad suficiente para recordar otros movimientos de fractura radical que experimentaron una sutura repentina. Pero constato que un gran número de mujeres están despertando y que la masa crítica es global, de modo que no hablamos de una moda es algo que más allá. Eso sí, deberemos trabajar cada día de nuestras vidas para conseguirlo.

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