La revancha de Lily Collins, o cómo “la hija de Phil” ha triunfado a pesar de la mala relación con su padre
La infancia de la hija del cantante Phil Collins estuvo marcada por la ausencia de su padre y la anorexia. Ahora triunfa con su propia serie, es invitada a los ‘front rows’ y acaba de prometerse con el director Charlie McDowell.
Cuando tenía cinco años sus padres se separaron y Lily Collins (Guildford, 1989) dejó su Reino Unido natal para irse a vivir a Los Ángeles con su madre, Jill Tavelman. Fue ella quien la animó a dedicarse la interpretación: estudió en la prestigiosa escuela Harvard-Westlake, como Maggie y Jake Gyllenhaal, Jamie Lee Curtis, Candice Bergen, Beanie Feldstein o Bridget Fonda. Entre casting y casting escribía para Teen Vogue o Elle Girl y fue presentadora de la cadena infantil Nickelodeon. Como los papeles no llegaban comenzó a estudiar Periodismo en la Universidad del Sur de California, pero en 2009 logró su primera oportunidad en la industria del cine: fue seleccionada para interpretar a la hija de Sandra Bullock en Un sueño posible y su carrera de actriz empezó a tomar forma. Todo, según ha reconocido en más de una ocasión, sin que su padre haya realizado nunca una llamada para recomendarla, pero también sin ocultar su apellido: Collins, por Phil Collins, exvoz y batería de Genesis y músico superventas (además de fenómeno viral del verano después de que los youtubers TwinsthenewTrend escucharan por primera vez su tema In the air tonight).
La relación entre ambos fue complicada y marcó la infancia y la adolescencia de la intérprete, según ella misma relató en 2017 en su libro Unfiltered: No Shame, No Regrets, Just Me (Sin filtros. Sin vergüenza, Sin arrepentimiento. Solo yo). En esta colección de ensayos explicó que su padre siempre había sido una figura ausente en su vida y reveló que había sufrido anorexia y bulimia, algo que relacionó con “el dolor y la confusión que rodearon al divorcio de mi padre” (se refería al de Phil Collins y su tercera esposa, Orianne Cevey). “Te perdono por no estar siempre ahí cuando te necesitaba y por no ser el padre que yo esperaba”, escribió la actriz.
“Estoy muy orgullosa de mi familia, pero he trabajado realmente duro para labrar mi propio camino y no quiero que eso me defina”, aseguraba el año pasado Lily Collins en una entrevista a The Guardian. Eso parecía complicado, porque tuvo una infancia de lo más atípica y privilegiada: ella misma ha admitido que sus padres le contaban que Elton John fue su niñero en más de una ocasión y que descubrió la fama de su padre al ver la cara del músico en la camiseta de un otro turista durante unas vacaciones en Disneylandia.
Pero parece que la actriz lo ha conseguido, forjando una trayectoria en la que mezcla mainstream y riesgo. Se dio a conocer con Blancanieves (Mirror, Mirror) y la película basada en la saga juvenil Cazadores de sombras, fue nominada al Globo de Oro en 2017 por La excepción a la regla, trabajó con un entonces poco conocido Bong Joon Ho (luego oscarizado por Parásitos) en Okja, será uno de los rostros de la esperada Mank (la película sobre cómo se gestó Ciudadano Kane dirigida por David Fincher) y acaba de estrenar en Netflix Emily in Paris –la nueva serie de Darren Star, creador de Sexo en Nueva York–, convertida en el éxito global del momento y de la que Collins es la absoluta protagonista. Dicen de ella que es la Carrie Bradshaw 2.0: en vez de una columnista en la Gran Manzana, como el personaje de Sarah Jessica Parker, Emily es una experta en marketing y redes sociales de Chicago que trabaja para firmas de lujo en París.
En la serie, Collins –a quien se ha comparado en más de una ocasión con la desaparecida Audrey Hepburn– hace gala de armario de firma gracias a Patricia Field, la estilista que creó el icono de tutús, Manolos y mezclas imposibles que fue Carrie Bradshaw. Su relación personal con la moda ha podido jugar a su favor para ser seleccionada como Emily: Collins fue la musa del todopoderoso Karl Lagerfeld, que la retrató en dos campañas (2014 y 2015) para la firma de punto escocesa Barrie Knitwear, adquirida por Chanel en 2012. La actriz contó que se habían conocido en 2013 durante el desfile Métiers d’Art celebrado en Dallas, y que fue en ese primer encuentro cuando el desaparecido director creativo de Chanel le ofreció ser la protagonista de su primera campaña para Barrie, que él mismo fotografiaría.
Desde entonces su relación con el mundo de la moda ha sido una constante: se ha dejado ver en los front rows de las semanas de la moda (el pasado febrero estuvo en el de Saint Laurent junto al actor Kit Harington) y en alfombras rojas como la de la gala Met, donde posó junto a Joan Collins en un guiño a su inexistente pero comentado parentesco.
Con quien pronto sí tendrá una relación familiar oficial será con una conocida saga de actores: a finales de septiembre Collins anunció que el director Charlie McDowell le había pedido matrimonio. Él es conocido por haber presentado en Sundance The One I Love, donde dirigió a Mark Duplass y a Elisabeth Moss, y por dirigir algunos episodios de la última serie de Kirsten Dunst, Llegar a ser Dios en Florida. Pero también por ser hijo del actor británico Malcolm McDowell (inseparable de su papel de Alex DeLarge en La naranja mecánica de Stanley Kubrick) y de la intérprete estadounidense Mary Steenburgen. La futura suegra de Collins, que ganó el Oscar a mejor actriz de reparto en 1980 por Melvin y Howard, es una reconocida activista feminista que apoyó la candidatura presidencial de Hillary Clinton junto a su actual marido, Ted Danson (el Sam Malone de Cheers).
Collins y McDowell trabajan ahora en un proyecto juntos, la película Gilded Rage, inspirada en la historia real del asesinato del creador del fondo de inversión de Wall Street Wainscott Capital Partners. Comenzaron su relación hace un año y antes ambos salieron otras figuras conocidas: McDowell, quien hace años fue pareja de Rooney Mara, acababa de terminar su noviazgo con Emilia Clarke (Daenerys Targaryen en Juego de tronos) cuando se hizo pública su relación con Collins, y la actriz ha salido con compañeros de rodaje como Zac Efron y Jamie Campbell Bower, con quien trabajó en Cazadores de sombras. “Llevo esperándote toda mi vida y no puedo esperar más para que pasemos nuestra vida juntos”, escribió en Instagram Collins para anunciar su compromiso, después de que McDowell le pidiera matrimonio durante una escapada a Sedona, una zona conocida por su ambiente bohemio y artístico situada en el desierto de Arizona.
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