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Guía práctica para salir bien en las fotos

¿Salir bien en cualquier foto? ¿Tu propia mirada acero azul? Casi. Te enseñamos los trucos y tutoriales más locos, aunque sorprendentemente efectivos, para unos selfies sin filtros, sin defectos y sin miedo.

Elisabeth Taylor
Cordon Press

La tenía Elizabeth Taylor (la “celebrity más fotogénica de todos los tiempos”, según una encuesta de MyMemory.com), y la han heredado Jennifer Aniston, Penélope Cruz y, muy especialmente, Cheryl Cole: la fotogenia, un don infravalorado, a veces involuntario, no siempre proporcional a la belleza (aunque no nos engañemos, nunca perjudica) y cada vez más necesario en plena era de ‘selfies’ compulsivos y ‘tags’ malintencionados. Despertar tras una fiesta (y la Navidad acecha), buscarte con ansiedad en fotos atroces en Facebook e Instagram, saberte multiplicadamente fea en las pantallas de todo occidente, desetiquetarte y, si es posible, eliminar (a la foto y/o al fotógrafo) es un problema del Primer Mundo, sí, pero un problema al fin y al cabo para el que, por suerte, existen soluciones. Zoolander tenía acero azul y mágnum, tú tienes squinch y smize.

Ingeniería de los párpados

Un runrún recorre Internet: se trata del muy viral videotutorial en el que el entusiasta fotógrafo neoyorkino Peter Hurley comparte con el mundo el que, jura, es el secreto para salir alucinante en cualquier foto. Lo ha llamado ‘squinching’ y consiste en entornar los ojos, pero no de cualquier manera: “Se trata de reducir la distancia entre la pupila y el párpado inferior para crear confianza en el espectador”. Si sólo los entrecierras, los párpados se acercan demasiado haciendo desaparecer los ojos. Con el squinching, se levanta el párpado inferior hasta llegar a la mitad del ojo, pero el superior se baja sólo un poco. ¿Suena estúpido? Sí. ¿Lo es? Probablemente. ¿Estás practicando el ‘squinching’ ahora mismo? Seguro. Lo cierto es que Hurley acompaña su teoría con numerosos ejemplos de personas a las que ha fotografiado con y sin ‘squinch’, y la diferencia es notable. Según su experiencia, cuando se posa con los ojos abiertos de par en par es fácil que aparezca una expresión asustada, que se esfuma si aplicamos este autocontrol de la mirada.

Mandíbula 1- Photoshop 0

Pero el ‘squinch’ no es la única aportación de Hurley a la mejora de tu Instagram. Hace un año ya colgó otro vídeo sobre la importancia de la mandíbula en las fotos. Mirando de frente o de perfil, adelanta tu cabeza unos centímetros para acercarla a la cámara y levanta un poco la barbilla. Te sentirás como ET, pero según el fotógrafo, no sólo evitas el efecto papada, sino que adquieres una pose sexy y segura de ti misma: “Te sientes rara, estás genial”, exclama. La importancia de la mandíbula también la reconoce toda una eminencia en la materia. La fotógrafa, ilustradora y escritora francesa Garance Doré comparte en su blog varios trucos prácticos e infalibles: el ‘selfie’ perfecto se hace en interior, con la cara hacia la fuente de luz (es decir, la ventana), mejor por la mañana, mirando por encima de los hombros y procurando que la cámara esté sobre ti, para levantar tu cara hacia ella consiguiendo que se vea bien definida la forma de tu barbilla.

Las celebrities imperturbables

La top y empresaria Tyra Banks también ha puesto al alcance de la plebe el que parecía ser el secreto mejor guardado de la Historia de las modelos. Como los masones, las tops se reconocen por una gestualidad encriptada propia: el ‘smizing’, que, según explicó Banks en su programa de televisión America’s Next Top Model, consiste en sonreír con los ojos, pero con toda una coreografía previa que incluye carcajadas e inclinación de barbilla. Incluso ha lanzado una app que, por 0,99 euros no sólo ofrece las pautas de la modelo para conseguir ese efecto, también retoca tus fotos para que puedas aplicar la revolucionaria técnica.

Banks no es la primera famosa que estandariza sus poses. Por ejemplo, Lily Allen abusa del ‘teeging’: sonreír enseñando la fila de dientes superiores, pero apoyando la lengua en ellos, casi sin enseñarla. Las hermanas Olsen patentaron el ‘pruning’ (mirada más o menos sexy con la boca seria y entreabierta, poniendo algo de morritos) y la mismísima Liz Taylor ladeaba ligeramente la cabeza en diferentes ángulos para evitar asimetrías y enfatizar el color de su no tan violeta mirada. Otras, como Beyonce, Kristen Stewart y Paris Hilton, han ido más allá y se han convertido en sus propias figuras de cera repitiendo en cada evento la misma cara de foto. Y estos gifs son la prueba.

Selfies y el amor

La web de contactos OkCupid realizó una encuesta entre sus afiliados y descubrió que la mirada directa a la cámara no siempre era efectiva… entre los hombres. Porque las mujeres que posan realizando un contacto visual directo combinado con una expresión flirteante tendían a recibir muchos más correos que las que tenían esa pose provocativa, pero no miraban a la cámara. Y si además sonreían, ganaban por goleada. Y los ‘selfies’ son también un punto a tu favor entre el público masculino: funciona especialmente el llamado plano MySpace o foto tomada con la webcam del ordenador.

Un buen fotógrafo, el último recurso

Y si sufres el síndrome de Chandler Bing y ninguno de estos trucos funciona contigo, visita la web Todo el mundo es fotogénico. Es obra del fotógrafo Jacques-Jean Tiziou, que ha realizado una serie de retratos para demostrar su manifiesto, según el cual, es posible sacar bien a cualquier persona. “Ya tienes un aspecto genial, sólo quieres que también se vea en las fotos. Y el truco es éste: no te estreses, diviértete y busca un buen fotógrafo”. Porque para Tiziou todo el peso recae sobre él. “Es perfectamente normal y sano sentirse incómodo frente a una cámara. Cuando alguien ve una foto mala suya, empieza a juzgar su apariencia y su propia valía negativamente. Empieza a pensar en sí mismo como alguien no fotogénico, así que la siguiente vez que vea una cámara estará asustado y, por tanto, volverá a salir mal: es el ciclo de la antifotogenia”.

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