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Entrevista surrealista al brócoli, por Álex O’Dogherty

En esta conversación, la verdura más odiada por los niños desenmascara los mitos y leyendas que siempre la acompañan.

Brócoli

¿Qué tiene que decirnos de las acusaciones que pesan sobre usted a causa de las flatulencias que provoca?

Son todas infundadas. A los humanos siempre les gusta echar la culpa de los gases a otra persona o cosa. No se crea todo lo que oye por ahí. Y menos si lo dice un humano.

Me encanta su corte de pelo. ¿Es natural o es permanente?

Me ofendes. Toca, toca, mira qué rizo natural. Mira qué raíz, qué dureza… Esto es genética. Nada que ver con la escarola, que la metes en agua y se reblandece. Este rizo aguanta todo.

¿Le molesta que a veces la utilicen como micrófono simulado?

Es divertido, pero es duro soportar según qué alientos. Los humanos se lavan poco los dientes.

¿A qué se debe ese color verde? ¿Quizá envidia?

Ha estado hablando con una coliflor, ¿verdad? No se deje influenciar. Son las coliflores, esas vulgares y pálidas imitadoras, las que envidian todo de mí. ¡Y ellas sí que provocan gases! Aunque rehogadas con ajo no están mal…

¿Cómo lleva todo el colectivo de la verdura, y ustedes en particular, ese rechazo unilateral por parte de la mayoría de los niños? 

De ese tema prefiero no hablar. Mi familia lo está pasando muy mal. Tenemos a varios miembros en tratamiento. Es muy duro estar ahí, en el plato, al lado de ese filete, y ver cómo te desplazan sin piedad hacia un lado y se comen las patatas… Es muy triste.

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