Alicia Chillida, donde Oriente y Occidente se fusionan
Alicia Chillida propone un viaje espacio-temporal que aúna dos culturas antagónicas en la exposición Variaciones sobre el jardín japonés.
Viajar mentalmente, sin prejuicios, que prime la sensación». Con estas palabras, Alicia Chillida –historiadora del arte y comisaria independiente– expresa en voz alta lo que quiere conseguir del observador con Variaciones sobre el jardín japonés, una original exposición que acogerán La Casa Encendida (del 29 de mayo al 7 de septiembre de 2014) y la Alhambra de Granada (entre octubre de 2014 y enero de 2015). Solo dos lugares tan antagónicos, representación de modernidad y tradición respectivamente, podían arrojar aún más simbología sobre una muestra que envuelve el universo nipón con el nuestro, y a la inversa. «En 2001, viajé por primera vez a Japón y me deslumbró el jardín zen de Ryoan-ji (que forma parte de los monumentos históricos de la antigua Kioto declarados Patrimonio de la Humanidad). A partir de esa primera imagen, surgió todo», explica la comisaria, quien aprendió de su padre, el pintor Gonzalo Chillida, y de su tío, el escultor Eduardo Chillida, la pasión por el arte.
Fotograma de la polémica performance Cut Piece (1964), creada y protagonizada por Yoko Ono en Kioto.
Archivo de Yoko Ono / NYC
Variaciones sobre el jardín japonés adopta en su título un término musical para presentar una composición libre, un diálogo entre 18 autores de épocas, culturas y disciplinas muy diferentes. Del siglo XIX hasta la actualidad. Desde pintura, caligrafías, libros y escultura hasta vídeos, fotografía y manga. Partiendo de Mirei Shigemori –figura principal de la exposición y defensor del concepto de lo «eterno moderno»– hasta Yves Klein, Antoni Tàpies o Víctor Grippo.
«En los años 60, el paisajista y teórico japonés Shigemori ejemplificó la apertura de Japón al mundo. Se ilustró con la filosofía, el arte y la cultura de Occidente y quiso hacer una modernidad atemporal a través de la renovación del jardín japonés. La exposición intenta corresponder a este gesto en su voluntad de aunar las voces de Oriente y Occidente», explica Alicia Chillida.
Retrato (1990), fotografía del artista multidisciplinar Juan Hidalgo.
Colección Juana de Aizpuru / Madrid
La experta asegura que «existe un diálogo muy fértil entre las dos culturas» y que son muchos los artistas occidentales que han sabido interpretar la sabiduría y profundidad de la cultura nipona. «A Richard Serra su encuentro con el jardín zen le abrió la percepción. El músico John Cage estuvo los 10 últimos años de su vida dibujando y componiendo música para Ryoan-ji». Ambos están presentes en la exposición que, de esta manera, explora el reposicionamiento de las artes desde 1960, a partir de la cualidad espacio-temporal del jardín japonés. «La idea del crecimiento vegetal, de bajar la velocidad y aumentar la contemplación y la perfección es el germen del proyecto», desvela.
Boceto del grafiti Promethea, (2014), creado por el joven E. C. Iwana para la instalación.
La Casa Encendida
Percepciones. Son muchas formas de entender el arte dentro de una sola muestra. Yoko Ono, con un par de tijeras, invita al público a cortar su vestido, y alude así a la violencia en las relaciones humanas con la performance Cut Piece. En Retrato, Juan Hidalgo solapa los espacios de realidad y representación. El gesto sangriento del color ilumina la superficie negra del lienzo en la obra Grattage vermell de Antoni Tàpies, para mostrar la fragilidad del cuerpo al tiempo que invoca el objeto cotidiano. Así, hasta más de 50 obras. «Se trata de una propuesta a pasear en torno a un vacío, a lo que incita la contemplación de un jardín; a plantearte cuestiones nuevas acerca del espacio y el tiempo. Una nueva percepción», asegura.
Alicia Chillida sigue apostando por la producción de proyectos de arte contemporáneo desde Museo Invisible, la plataforma que creó en el año 2007: «La cultura en España es todavía una estructura joven y estos, precisamente, no son tiempos fáciles para la lírica».
Grattage vermell (2008), de Antoni Tàpies.
Colección José Vázquez / Madrid
Jardín de la Residencia de Mirei Shigemori, en Kioto, figura central de la exposición.
Mitsuaki Shigemori
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