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‘El Gran Gatsby’ de Pronovias

La firma nupcial líder triunfa con sus propuestas de inspiración retro y con vestidos joya acabos en oro y plata.

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Es la firma que vende más vestidos de novia de todo el mundo, el año pasado facturó 165 millones de euros, tiene 193 tiendas repartidas por el globo y otros 4.000 puntos de venta en corners o tiendas multimarca. Bajo estos credenciales, Pronovias demostró el viernes porque las novias confían en la firma que preside Alberto Palatchi a su paso por el altar. Su espectacular desfile en la sala oval del MNAC, ante 1.900 invitados, lo dejó claro. Si eligen a la firma española, es porque todas quedas encantadas con sus diseños: encajes franceses, sedas, guipur y acabados en oro y plata en vestidos joya.

Para las intrépidas, vestidos cortos como los que lució Irina Shayk; para las tradicionales, cortes sirena y espaldas veladas con encajes sutiles. Pamelas XXL para las más divertidas, novias castizas con sombrero de flamenca. Los suspiros se acrecentaron con los diseños estrella del desfile: vestidos inspirados en los años 40 y los años 20, como recién salidos de El Gran Gatsby, con detalles de plumas y tocados en forma de diadema para recuperar la esencia hedonista y glamourusa de Fitzgerald.

Nada escapa al engranaje de una firma que ha decidido fichar a Manuel Ehresnperger como nuevo CEO y que iniciará su andadura en Pronovias el próximo 1 de julio para continuar con la expansión del líder global en moda nupcial. Si en las ventas no defraudan, tampoco lo hacen en su desfile anual. La firma volvió a aglutinar a un buen puñado de celebrities –Stacy Kiebler, la novia de George Clooney, entre las presentes– y organizó un show que giraba en torno al primer amor y que llevó a la audiencia al delirio de aplausos a su fin.

No era para menos, el árbol gigante recubierto de una capa de oro que simbolizaba el primer amor –allí donde todos los amantes inscriben sus iniciales rodeadas por un corazón–, recreó el flechazo de un par de niños al inicio del desfile. Cuarenta minutos más tarde –tras los pases de Pronovias, Atelier y Elie Saab–, una espectacular Anne V (la que fuese nuestra chica de portada) y un galante a rabiar Jon Kortajarena, materializaron su encuentro adulto con un beso de película.

Y así, como la primera vez, Pronovias volvió a emocionar tras un año agitado y marcado por la repentina muerte de su diseñador estrella, Manuel Mota. La dirección creativa la asume ahora un equipo compacto de 60 personas, dispuesto a materializar propuestas dignas de un cuento de hadas. Porque hay sueños (y vestidos) tan irrepetibles como el primer amor.

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