Cómo vestir un camisón sin que parezca un salto de cama
Con el grunge de vuelta a nuestras vidas, regresa la inspiración lencera en los vestidos. Pero, ¿cómo podemos combinarla sin que parezca que nos acabamos de levantar?
Corría el año 1992 en uno de los fittings -esas pruebas de vestuario en las que se decide qué estilismo llevará qué modelo- de la colección Primavera/Verano 1993 de Calvin Klein en Nueva York. Nadja Auermann se probaba un vestido tipo lencero en color carne que dejaba ver a contraluz su esbelto cuerpo. Detrás suyo, aparecía una jovencita de anatomía algo más escurrida y huesuda, con el mismo vestido, pero tomando muy distinto cuerpo. Esa chica era Kate Moss y fue al final la encargada de llevar el look en el desfile sin saber todavía que iba a crear una tendencia con la que veinte años más tarde pasaría por el altar. Poco después de ese día, ya de vuelta a su Londres natal, la todavía semidesconocida modelo británica acudía a una fiesta organizada por la agencia Elite con un leve diseño de finísimos tirantes totalmente translúcido que dejaba a la vista sus pechos y ropa interior: a partir de ahí se puso oficialmente de moda el camisón (esa misma temporada lo presentaron sobre la pasarela de Chanel a Donna Karan pasando por Valentino, Versace o Yves Saint Laurent). De hecho podríamos trazar perfectamente la línea temporal de esta prenda, desde entonces hasta hoy, sin movernos de Kate Moss. Aunque con permiso de Courtney Love. Para cuando Kate se aficionó a las chemises de nuit, Love llevaba tiempo tocando en sus conciertos y posando en público ataviada con négligés y picardías (Courtney tiraba más hacia lo erótico y sus atuendos estaban más cerca del salto de cama) pero ella les añadía gorros de lana, medias de rejilla, ligueros, y calzado cuanto más basto mejor.
Con el grunge de moda este otoño-invierno es imposible no recordar a iconos como Moss, Love, Drew Barrymore, Selma Blair, Alicia Silverstone, Winona Ryder e incluso Madonna, a las que por aquella época veíamos posando en las alfombras rojas con este tipo de vestidos estilo combinación, satinados y a veces rematados con blonda, concebidos originalmente para no salir de la alcoba o para ir debajo de la ropa. Los mismos que ya descontextualizaron las flappers a finales de los años veinte (Clara Bow y tras ella Jean Harlow). ¿Quién no se acuerda del look de Paltrow en los Oscar de 1996? ¿Y del vestido de novia de Carolyn Bessette-Kennedy o el Comme des Garçons de Julia Roberts el día de su boda con Lyle Lovett?
Hedi Slimane ha sido de los que más literalmente nos ha traído de vuelta a todos estos referentes con su polémica y fusilada primera colección para Saint Laurent aunque Marc Jacobs ha puesto de su parte también con sus propuestas para Louis Vuitton. En Londres todavía resuenan ecos de la elección de Victoria Beckham en la final del Wimbledon firmada por la maison. Este concepto lo han tomado prestado casi todos los retailers llenando sus estanterías con prendas de inspiración lencera que cogerán todavía más fuerza la próxima primavera-verano.
Dakota Fanning la semana pasada en París con total look de Louis Vuitton.
Getty Images
¿Pero cómo adaptar una pieza tan delicada y poco armada, tan desnuda, a nuestro armario invernal?
Para el día a día, la clave nos la da el mismo movimiento grunge: hay que contrarrestar su ligereza con prendas y tejidos más toscos y alejadas de lo íntimo. Combinarla con camisas de cuadros, sudaderas, chaquetas y suéters de lana, americanas, o cazadoras de piel. Incluso con camisetas o jerséis de cuello vuelto debajo. Para combatir el frío basta acompañarla de chaquetones de pelo, gabardinas, trencas y abrigos de corte y texturas eminentemente masculinas, a poder ser de proporciones más bien considerables. Hechuras que contrasten con su falta de cuerpo y bloqueen su holgura.
¿A los pies? Botas tipo motero o estilo Martens. Con cordones, hebillas o aplicaciones metálicas. Así como zapatos tipo masculino; mocasines, Oxford, Blüchers con o sin plataforma. También admite, por qué no, zapatillas deportivas.
La primavera-verano que viene, la silueta lencera de tirante estrecho y cortada al bies se tiñe de colores vivos y alcanza nuevas dimensiones; se aplica a tops, su escote toma forma de pronunciada V y viene estampada, bordada, o embellecida. Incluso se plisa y se le añaden filigranas como volantes o exagerados cortes. También se confecciona en tejidos más técnicos, se metaliza, se superpone, perdiendo prácticamente todos los matices que la venían uniendo al camastro aunque sin perder su carácter confortable y liberador.
Kate Moss y dos versiones de un mismo look a lo largo de los años: de los noventa a hoy en día.
Getty Images
Naya Rivera, una de las protagonistas de Glee, haciendo recados con un vestido tipo lencero.
Cordon Press
Nicole Richie, guapísima en los premios CFDA con diseño metalizado de Marc Jacobs.
Getty
Vestidos de DKNY, Band of Outsiders y TopsShop Unique Primavera/Verano 2014.
Getty Images
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