Pasajeras solitarias, el nuevo objetivo del turismo
En los últimos dos años, las mujeres han viajado un 53% más. Y lo han hecho con su maleta como única compañía.
Decía el escritor Mark Twain que viajar es malo para los prejuicios. Algo que no les importó a la corresponsal Carmen de Burgos, a la motorista Clare Sheridan y a otras mujeres que, a lo largo de la historia, decidieron recorrer el mundo sin más compañía que su maleta. Las ideas preconcebidas se quedaron en casa, una sociedad que nunca miró estos viajes con buenos ojos.
«Creen que si vamos solas es porque no hemos encontrado acompañante», afirma la periodista Ann Friedman, que acaba de publicar en la revista digital The Cut un manifiesto que anima a las mujeres a viajar solas. A su proclama hay que añadirle la de la plataforma #wegosolo, un movimiento nacido espontáneamente en las redes sociales para reivindicar dicha práctica.
Las agencias que ofertan viajes individuales, como Abercrombie & Kent o Grand Circle Corp., afirman en un sondeo realizado hace pocos meses que el 70% de su clientela es femenina. Por su parte, el estudio realizado en 2011 por la consultora CAP Strategic Research revela que las mujeres son hoy el sector más importante del turismo. Ellas ya no son simplemente las que organizan las vacaciones, también son sus únicas protagonistas.
«A nosotras se nos ha prohibido viajar durante siglos, por eso no existen demasiadas novelas sobre esta temática escritas por mujeres», opina Mary Morris. Ella decidió especializarse en literatura de viajes cuando se dio cuenta de que todos los volúmenes que aparecían en las listas pertenecían a hombres. «Las mujeres nos movemos por el mundo de otra forma», confiesa. «Nuestra percepción se agudiza porque nos sentimos alerta».
Los reportajes, libros y guías completan una amplia oferta dedicada al viaje en femenino: sea por negocios o placer, las reservas individuales hechas por mujeres crecieron un 53% en los últimos dos años. De ahí que hoteles como el londinense Duke ofrezca habitaciones exclusivas para ellas. Otros, como el Naomi en Singapur, poseen directamente plantas enteras.
«Cada día hay más mujeres deseosas de vivir experiencias que solo suceden cuando viajan solas», asegura Lupe Escoto, codirectora de Focus on Women, la primera agencia española de mujeres. Su oferta recoge destinos tan diversos como Nueva York, Vietnam o Berlín, aunque últimamente muchas clientas se decantan por explorar otras culturas. «Este año, el destino más solicitado es Irán», afirma. Otro lugar que está suscitando interés es Japón, donde este otoño las mujeres serán guiadas por Rosa María Calaf, la mítica corresponsal de televisión en la zona Asia-Pacífico.
«Hay sociedades peligrosas para nosotras», sostiene Mary Morris. Ante ello, publicaciones digitales, como la pionera Journey Woman, informan sobre zonas arriesgadas y ofrecen múltiples consejos para las turistas.
«La mayoría de las trabas son imaginarias», afirma Eleanor Berman, corresponsal y escritora de las guías Eyewitness. Una encuesta realizada por el operador Hostel Bookers a mujeres, concluyó que los principales motivos disuasorios, después del riesgo, eran la soledad y la presión familiar. «Nos seguimos sintiendo avergonzadas cuando estamos solas», sostiene Berman. Las razones para romper con este prejuicio son la libertad y la autosuficiencia: «Experimentas una sensación de independencia total», afirma Ann Friedman. Mary Morris, por otro lado, apunta que «estar solas nos permite aprender mucho de nosotras mismas».
Turistas, aventureras o curiosas, los viajes solitarios tienen nombre de mujer. Como contaba en una ocasión la periodista y escritora Cristina Morató al diario La Vanguardia: «En 1930, la Royal Society de Londres consideraba que la mujer no estaba preparada para viajar. Hoy soy la vicepresidenta de la Sociedad Geográfica Española y la mayoría de los miembros de la junta son mujeres».
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