‘Paper artists’, los desconocidos cirujanos del papel que fascinan a la moda
Sus figuras se han convertido en escenarios idílicos para las marcas. Hablamos con cuatro artesanos que demuestran cómo se puede vivir de ser un ‘paper artist’ a tiempo completo.
“Hace unas semanas, Derek [Lam] me escribió diciendo: ‘Necesito un nuevo escaparate para Madison Avenue. Hagamos búhos con platos de papel, pero no tan grandes como los pingüinos del verano pasado’” escribe Matthew Sporzynski vía email desde Manhattan. Conoce al diseñador californiano desde que compartieron residencia en Parsons, una de las mejores escuelas de moda del mundo, y mantiene con él renovadas colaboraciones que surgen del cruce de un par de líneas de chat. El oficio de Sporzynski es uno de los trabajos más bonitos, dedicados y quizá más desconocido del sector: el de paper artist.
En sus manos, y con la precisión de un cirujano, cobran vida a golpe de bisturí las figuras de papel destinadas a hacer realidad las ideas de las marcas. Sus proyectos suelen dividirse en dos ramas: la editorial y la publicitaria, aunque también realizan trabajos para determinadas exposiciones y muestras. En el caso de la vertiente editorial, estos artesanos suelen ser contactados por revistas para ejercer de ‘diseñadores de sets’ para sesiones de fotos, con modelos, o bodegones que incluyen a menudo productos de belleza. La otra, la publicitaria, puede abarcar de anuncios a crear complicados diseños para escaparates y tiendas, como haría un ‘visual merchandiser’. De hecho, el propio Sporzynski trabajó durante 12 años en ese puesto dentro del departamento creativo de Estée Lauder: “construí un bonito portfolio con muchas piezas talladas, press kits e invitaciones corporativas” recuerda para S moda.
Hay algunos paper artists que han llegado incluso un paso más allá. La británica Zoe Bradley, que se considera una “escultora del papel”, es una artista que trabajó como aprendiz del diseñador inglés Alexander McQueen. Para él creó algunas de las piezas principales para su colección primavera verano 1999, incluyendo tapetes perforados, corsés de madera y piernas protésicas hechas de madera de olmo y llevadas por Aimee Mullins: “Tuve el privilegio de trabajar con un visionario como Lee. Esa experiencia ha alimentado mi propia visión de hoy para crear obras de arte que inspiran y muevan al espectador”. Uno de sus proyectos más ambiciosos (y del que dice sentirse más orgullosa) fueron las cinco piezas que hizo como complemento para la subasta de Antiguos Maestros de la casa Sotheby’s. El trabajo incluyó una corona al detalle, zapatos, una opulenta peluca del s. XVI… “Tratamos de recrear las finas sedas que se utilizaban en la corte española, pero todo hecho en papel”.
Normalmente vuelan en solitario, aunque hay casos, como el de Zoe Bradley, en los que existe todo un equipo de personas detrás. Otros acaban formando parejas ‘artísticas’, como la que integran Adrian y Gidi. Desde su base en Amsterdam, este dúo aúna paper art y fotografía para colaborar con firmas como Clinique, Viktor and Rolf o Elie Saab. Para ellos crean todo un escenario de flores o idílicas playas de papel que ayudan a complementar estéticamente a la imagen.
Así trabaja un ‘paper artist’
La libertad creativa que puedan tener estos artistas depende mucho del tipo de colaboración. Para algunos trabajos editoriales, por ejemplo, Adrian y Gidi comentan que tienen carta blanca. A la hora de tratar con las firmas de moda y belleza, todos ellos coinciden en que suelen recibir primero un briefing con una “descripción general sobre las directrices”. A partir de ahí, llevan el concepto al esbozo (si no está ya incluido en ese dossier primario), y desarrollan las piezas de papel a partir de los mismos: “Trato de entender lo que las firmas buscan vender con su producto o imagen, y doy un sentido de teatro y drama a la campaña o a la instalación de arte”, expone Zoe Bradley, que también ha vestido escaparates como el de Louboutin o el de Christie’s.
Cada cooperación determina también, lógicamente, la duración de cada proyecto. El trabajo puede variar desde los dos días a las dos semanas. Adrian y Gidi nos dan un ejemplo claro de todo el tiempo que lleva detrás (y que pasa a menudo desapercibido): Para cuatro fotos que hicieron repletas de flores de papel para Viktor and Rolf, tardaron cuatro días en hacer todas las flores y los elementos de papel. Fotografiaron dos imágenes por día. En total, una semana y media de trabajo teniendo también en cuenta la postproducción. Factores como el tamaño y el detalle también tienen un “enorme impacto” explica Zoe Bradley, cuyas piezas realizadas en estudio pueden suponer como mínimo entre cuatro y seis semanas de trabajo: “lleva su tiempo, cada pieza está esculpida a mano”.
¿Por qué el papel?
Han llegado a trabajar con diferentes materiales, pero el papel es la piedra angular de sus carreras. Se convirtió, en el caso de Adrian y Gidi, en su favorito por ser “asequible, versátil, con una amplia variedad de colores y una sensación única a la vista”. Con ellos comparte pasión por este material Matthew Sporzynski: “soy de la opinión de que cuanto más barato, mejor. Y siempre ando buscando buen cartón. Es por eso que siempre tengo una enorme cantidad de cajas de Hermès”.
En cuanto a la preferencia de las marcas por el ‘paper art’, su demanda podría venir justificada en el gusto por el trabajo artesanal: “Hay cosas que podrían resolverse con un render muy bien hecho, pero ahora creo que la gente está sintiendo una especie de fatiga digital y empieza a valorar el hecho de que se note que está hecho a mano. Que tengan que mirar dos veces para darse de que todo está hecho con papel” explica Raya Sader, una paper artist venezolano-libanesa afincada en Barcelona que ha colaborado con firmas Camper, Desigual, Nissan o 7up.
Lo que se necesita para ser un ‘paper artist’
La formación que posee cada uno de estos artistas es muy diversa. Desde Matthew Sporzynski, que estudió diseño de comunicación en Parsons, a Gidi y Adrian, que se graduaron en fotografía, o Raya Sader, que hizo arquitectura, los estudios superiores están lejos de determinar esta especialidad creativa. La pasión por el papel de Sader, surgió, por ejemplo, de las maquetas y los trabajos de papel y cartón que le tocó hacer durante la carrera.
Más allá de la formación, son determinadas aptitudes las que se requieren, como la “paciencia para cortar, práctica y visión por los detalles. Es como una forma de ilustración, y el corte es tu trazo” aclara Sader desde Barcelona. Para Sporzynski, escuchar es una parte fundamental de su trabajo: “Cuando eres artista comercial es muy importante escuchar al cliente para quedarse con las ideas principales”. La pareja holandesa, que incluye en sus proyectos también el proceso fotográfico, añaden asimismo nociones de dirección de arte, estilismo, animación e ilustración: “nos hemos dado cuenta de que recibimos peticiones internas desde diferentes disciplinas que se pueden ofrecer en escuelas de arte o de diseño, lo que confirma nuestra opinión de que para nuestro trabajo se necesita una amplia variedad de conocimientos”.
Artesanos del papel en tiempos de Internet
Al igual que sucede en otras disciplinas, el ‘paper art’ no es precisamente un mundo en el que alguien se meta a probar suerte a menos que se tenga un interés sincero y profundo: “Es o todo o nada a veces, pero me encanta lo que hago. No creo que sea muy bueno en algo más que esto”, confiesa Sporzynski. En palabras de Adrian y Gidi, no se trata de un campo excesivamente competitivo, pero “la competencia está creciendo” y cada vez se ven más paper artists alrededor del mundo. En el panorama nacional, según Raya, “sigue siendo difícil que la gente entienda la cantidad de horas y trabajo que lleva hacer estas cosas, aparte de toda la parte creativa y de diseño” pero siente “que cada día se valora un poco más”.
Una de las preguntas que surgen es, ¿cómo se puede llegar a colaborar con una de esas grandes marcas? Para Matthew Sporzynksi, que cuenta con representante, Parsons fue su mejor carta de presentación ante personas influyentes “mucho antes de que existiese Internet”. Un concurso fue el trampolín de Adrian y Gidi, que ganaron un premio de la revista Elle consistente en un editorial de seis páginas para uno de los números de la publicación.
Sin embargo, tanto en el caso del dúo como en el de Raya Sader, son las redes sociales las que juegan un papel trascendental a la hora de darse a conocer. Mencionan Behance (una plataforma para mostrar tu portfolio online) o Pinterest como las webs donde más gente ha descubierto su trabajo: “te dan una gran exposición a un montón de creativos y agencias”. Para Sader, su cuenta de Instagram ha sido especialmente importante a la hora de conocer “clientes, personas de sectores similares o con las que colaborar”. Incluso confiesa que a través de estas plataformas sociales ha contactado con gente que le ha llegado a comprar directamente piezas.
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