Nicholas Kirkwood, la horna de la fantasía
Cuando parecía que no quedaba nada por inventar, llegó él. Hablamos con el líder de una nueva estirpe de zapateros que utiliza la imaginación para seducir.
La belleza de Marilyn Monroe ha inspirado a un sinfín de artistas y creadores. No es el caso de Kirkwood. Sin embargo, la carrera de este joven diseñador –meteórica como poco– se rige por las palabras que una vez dijo el icono rubio: «Dale a una mujer el zapato adecuado y conquistará el mundo». A Kirkwood le mueve el «deseo de otorgar a las féminas una sensación de poder. Los zapatos tienen un elemento de fantasía. Por eso atraen a la gente: te permiten convertirte en quien quieras».
Empezó vendiendo sombreros en la tienda londinense de Philip Treacy. Se quedaba dormido detrás del mostrador, pero algo aprendió del mítico sombrerero: la extravagancia es una buena arma para hacerse un nombre. «Existe una competencia feroz; tienes que ser diferente para no fundirte con los demás. Y creo que esa es la razón por la que la gente compra mis zapatos». Sin duda, a las mujeres que llevan sus creaciones –de pesos pesados de la moda como Anna Dello Russo o Tilda Swinton a fashionistas como Lady Gaga o Lauren Santo Domingo– no las define la simplicidad. Tampoco a él. A Kirkwood no le interesan los zapatos que desaparecen bajo un traje de oficina. Sus obras están diseñadas para ser las protagonistas del look, para llevar las miradas al suelo y generar reacciones que van de la admiración a la sorpresa, o a la incertidumbre –lleva un rato darse cuenta de que lo que decora el tacón de sus zapatos de avance de primavera 2013 es un bouquet de flores en 3D–.
En la colección de invierno, cada zapato tiene su personalidad. Literalmente. En ella comparten protagonismo Picasso –representado con una slipper estampada con un retrato cubista–, Cocteau –un stiletto de terciopelo rojo con el tacón de oro martilleado– o Elsa Schiaparelli –cuya excentricidad se refleja en unas sandalias de PVC y charol con plataformas bañadas en purpurina–. «La inspiración es la belle époque, la magia del París de los años 20 y la transformación a la modernidad que trajo consigo». Esa transgresión de esquemas fue el motor de su salto de la cabeza a los pies. «Me di cuenta de que los zapatos no estaban a la altura de los sombreros de Treacy o de la ropa de McQueen y Chalayan. Había una fijación por los manolos y nadie intentaba hacer algo distinto», confiesa a S Moda.
Con su primera colección ganó el premio Condé Nast Footwear News Vivian Infantino al talento emergente en 2005. Dos años después viajó a Nueva York para presentar su obra. Es difícil sorprender a los veteranos del circuito de la moda –han visto de todo–, pero las novedosas siluetas de sus tacones lo consiguieron, y le abrieron las puertas del cielo de la moda de la mano de Franca Sozzani, directora de Vogue Italia, y André Leon Talley, editor de la edición estadounidense de la revista. «He construido la firma sobre una estética particular. No me rijo por patrones establecidos ni uso modelos vintage. Invento. Trabajar sin referencias es un buen sistema, te fuerza a hacer cosas diferentes». Como un botín que parece flotar en el aire –unido a la base por una pieza de metacrilato transparente, su última colaboración con Erdem– o una pieza de metal en forma de «L» que hace las veces de tacón –un modelo creado para la firma Pollini, a la que se incorporó como diseñador de accesorios en 2008–.
«Siento la necesidad de innovar. Pasaron tres años hasta que hice un salón básico». Los tiempos han cambiado. El genio cede para dar cabida a la sobriedad, y en sus últimas líneas los tacones arquitectónicos conviven con discretos mules de siete centímetros. «Hasta hoy, moda y altura iban a la par. Pero ahora incluso diseñadores como yo sopesan el tacón midi. El reto es darle entidad propia, convertirlo en un producto de moda. El stiletto ha dejado de ser la única opción».
Nicholas Kirkwood: «Los zapatos tienen un elemento de fantasía. Te permiten ser quien tú quieras»
Sophie Delaporte
Las cifras del zapatero prodigioso
– De 7 a 15 centímetros miden sus tacones, desde el recién incorporado modelo midi –que debuta en la colección de otoño– hasta las altísimas versiones con plataforma arquitectónica que lo hicieron famoso.
– 101 modelos incluye su colección de avance de primavera 2013, 10 de ellos han sido bautizados por la edición estadounidense de la revista Glamour como «los zapatos porno».
– Entre 500 y 2.200 euros oscilan los precios de su colección de invierno. La más barata: una slipper de charol negro (de la que Alexa Chung no se separa). La más extravagante: una bota alta de ante forrada con pelo de conejo y tacón bañado en metal de barniz dorado.
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