Una factoría de ‘bromances’ llamada Cannes

Bromance: dícese de la intensa relación no sexual que establecen dos hombres heterosexuales. Este vocablo anglosajón, construido a partir de las voces brother −hermano− y romance −historia de amor−, ha encontrado el contexto perfecto para dar rienda suelta a su significado. La fraternal Francia, ejemplo de civismo e igualdad, es el territorio escogido por la militancia más alocada de Hollywood para comportarse como falsos europeos. Desde hace años, el festival de Cannes estimula los instintos menos viriles de grandes sex symbols, generando impactos visuales como los que les presentamos a continuación. En realidad, no tienen ningún objeto social o revolucionario, son simple y llanamente imágenes de hombres que se idolatran entre sí. He aquí cinco parejas imposibles de tipos duros algo blandos.

Michael Douglas y Matt Damon. Los protagonistas de Behind the candelabra, el biopic que cuenta la vida y obra del genial pianista Liberace, firman una de esas uniones tan verosímiles que acaban asustando. A la espera de que se estrene este domingo en la cadena americana HBO −está por ver si se distribuirá en salas−, la crítica de Cannes manteaba esta semana a dos titanes de la escena con una sábana que ya huele a Oscar. Tratándose de un personaje tan excesivo como Liberace, huelga decir que la historia de amor que interpretan Douglas y Damon en el filme cuenta con todos los ingredientes que su bromance no posee  en la vida real, es decir, lentejuelas, diamantes, joyones, pieles y lamé. 

Ryan Gosling y Nicolas Winding Refn. Hace dos años, el festival de Cannes puso las bases para convertir a Gosling en protagonista indiscutible de un 2012 sin prescriptores de estilo tan relevantes como él. El día de la presentación de Drive, Gosling y Winding Refn, que se alzó con el premio al Mejor Director por la película, protagonizaron uno de esos besos del celuloide que dejan la escena de la playa de De aquí a la eternidad en una mera anécdota.

Gosling paseó su ‘bromance’ con el director de ‘Drive’, Nicolas Winding Refn.

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George Clooney y Brad Pitt. Desde la aparición en escena de Angelina Jolie, el bromance entre Clooney y Pitt no han vuelto a ser el mismo. La saga Ocean's −Eleven, Twelve y Thirteen− unió a dos galanes contemporáneos del nuevo Hollywood. Compartían viajes, cenas y el mismo sentido del humor, en una alianza sin competición. Los obligaciones familiares de Pitt −o el requerimiento de Jolie− han acabado por desarticular lo que un día unió el cine.

George Clooney y Brad Pitt, en la 60º edición del Festival de Cannes.

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Sean Penn y Bono. Este bromance sirve como ejemplo de esa expresión tan castiza que se emplea cuando se juntan el hambre con las ganas de comer. Dos ilustres attention whores −personas con un ansia desmedida por llamar la atención− como Penn y Bono, que aprovechan cualquier causa para hacer bandera de su afán por emular al Capitán América, se encontraron por casualidad en la 61ª edición del festival de Cannes, justo después de la proyección de la película Un conte de Noël. No existen muchas instantáneas que permitan seguir este bromance, ¿quizás porque ninguno de los dos está dispuesto a que la luz cegadora que emiten los eclipse?

Sean Penn y Bono, el egocentrismo elevado al cuadrado.

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Matthew McConaughey y Zac Efron. The Paperboy fue la excusa perfecta para unir en escena al actor tejano y la estrella adolescente de SoCal. En la pasada edición del festival de Cannes, Efron recibió el bautismo del cine adulto y McConaughey −pronúnciese macónahey, no macgónajiu− presentó el que ha sido su último trabajo para el cine, a la espera de que se estrenen las películas The Dallas Buyers' Club −junto a un irreconocible Jared Leto− y The Wolf of Wall Street. En Cannes ni se besaron ni se abrazaron, lo que tampoco debería ser un mandato para confirmar un bromance. Y es que no todo el mundo se llama Ryan Gosling.

Matthew McConaughey y Zac Efron, en la 65º edición del Festival de Cannes.

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