Un perfume por Navidad: las fragancias, según su personalidad, para acertar estas fiestas
Con fórmulas atrevidas que cuestionan la perfumería clásica y frascos confeccionados como diseños de alta costura, YSL Beauty tiene los aromas más personales, rupturistas y embriagadores para sorprender en estas fechas
Yves Saint Laurent decía que el mejor complemento de una mujer es la pasión, «pero los cosméticos son más fáciles de comprar», bromeaba. El diseñador consiguió, sin embargo, materializarla en cada uno de sus diseños y perfumes, haciendo visible lo invisible, con unos aromas que reafirman la personalidad y unos frascos confeccionados como una joya de alta costura. Porque una fragancia es nuestra mejor carta de presentación, también el regalo más personal y complejo que podemos hacer a alguien. En una época tan exigente y emocional como es la Navidad, regalar un perfume es una declaración de intenciones: es ese accesorio secreto que vestimos cada día —hay cierta promesa de fidelidad en un perfume—, es esa combinación de notas capaz de desatar la memoria y llevarnos directamente ante momentos y personas que significaron algo. Por eso los perfumes siempre están en las wishlist navideñas y por eso, esto no es un simple alegato a favor de dar el paso: junto a YSL Beauty hemos elaborado una guía práctica para encontrar el que mejor se adapta a cada una de nosotras.
Para espíritus libres
Que la cantante Dua Lipa, la misma que nos dictó sus normas en New rules, pusiera rostro en 2019 a Libre Eau de Parfum, la fragancia floral de YSL, dice mucho de su poder emancipador. Los perfumistas Anne Filipo y Carlos Benaïm concentraron en este frasco –esculpido con la precisión de un esmoquin–, el deseo que el diseñador argelino perseguía con sus diseños: concederle a las mujeres la seguridad y confianza para ser ellas libremente. Y lo consiguieron siguiendo su geografía emocional, para dar forma a un corazón en el que se entremezcla la sensualidad del azahar, propio de los jardines de Marrakesh, y la frescura de la lavanda de los campos franceses, tradicionalmente relegada a la perfumería masculina —si alguien se atrevió a diluir la frontera entre lo masculino y lo femenino fue el modisto—. El resultado es un perfume atrevido e intenso, lleno de matices —notas de vainilla intensa, ámbar gris, nerolí y mandarina—, como la mujer actual: femenina, inconformista y fuerte. Seguro que se te vienen más de una a la cabeza. El acierto está asegurado.
Para las eternamente jóvenes
Cuando Yves Saint Laurent lanzó Opium a finales de los setenta desató el escándalo. Su provocador nombre le costó la censura, pero ni así impidió que se convirtiera en uno de los perfumes más vendidos e imitados por otras firmas. Una fórmula concebida para la emperatriz de China, con una profunda mezcla floral, con notas a especias y maderas, que volvió a poner de moda los perfumes orientales. Reformulada en numerosas ocasiones, Black Opium Eau de Parfum, lanzada en 2014, podría considerarse el perfume más clásico y representativo de la línea. Un fruto prohibido que captura como ningún otro, la rebeldía e impulsividad de la juventud. Su secreto está en un enérgico chute de café negro, combinado con una dosis de vainilla muy sensual, capaz de convertir un perfume de flores blancas y azahar, en un aroma de claroscuros, adictivo y embriagador. Para auténticas estrellas del rock.
Para él (o para compartir)
De una pregunta – «Why?», o en español, «¿Por qué?»–, nacieron las fragancias masculinas más atrevidas de YSL: Y Le Parfum e Y Eau de Parfum, su revisión más intensa y oscura. Dos perfumes hechos para hombres que sigue su propio ritmo –Lenny kravitz es su embajador–, y lo apuestan todo a sí mismos, sin temor a asumir riesgos o metas que parecen inalcanzables. Su propia fórmula es un desafío a los límites de la perfumería, con una versión más fresca y sensual de la familia fougère, la estructura más clásica de las fragancias masculinas. Y Eau de Parfum arranca con el frescor de la bergamota y el jengibre, que se intensifica con el contraste jugoso y afrutado de la manzana verde. En el corazón, la salvia, el enebro y la menta, chocan con la esencia clásica e intensa del geranio. Las notas de madera de ámbar, olíbano y haba tonka le suma un toque de misterio y profundidad. El resultado es un perfume que adrenalínico que rebosa confianza y, como la nueva masculinidad, encuentra el equilibrio en los contrastes. Un perfume para regalar y, por supuesto, compartir. ¿Por qué no?
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