¿Existe el machismo en la música?
Según un estudio de 21 sellos y 43 festivales de Europa y EE UU realizado por esta organización entre 2010 y 2013, en el electro abunda la testosterona: solo un 10% de las mujeres son cabezas de cartel o se catalogan como importantes en los sellos especializados.
¿Es necesario escribir sobre la desigualdad entre géneros en la música? Aquí van unos datos como respuesta. El 30% de los empleados de este sector en el mundo son mujeres, el 15% de las discográficas las lideran ellas (según datos de AIM); en 2015 y en los festivales de EDM, el estilo musical en boga, actuaron un 11% de artistas féminas y en 2014 el 18% de los sellos especializados en electrónica incluían chicas en su catálogo. Y esto es solo un aperitivo. “En España, en dirección ejecutiva o de producción trabajan alrededor de un 70% de hombres y de un 30% de mujeres. Pertenecer a la cúpula es una rareza. Otras áreas casi desérticas son la producción y las labores más técnicas”, informa Carolina Rodríguez, una de las fundadoras de GetMad!
El desequilibrio tiene varios porqués. “Acceder a esta industria es difícil y más si se es mujer. En la música, para definirnos se usan expresiones como ‘la mujer de’, ‘la groupie’ o ‘la novia de’. Ocupar un cargo importante o liderar un proyecto se percibe como algo extraño e invasivo, y todo lo que no es habitual genera poca credibilidad”, insiste Rodríguez.
En Reino Unido y EE UU las madrileñas Hinds convencen. Pero en España, despiertan algunos recelos. “Son jóvenes y han llegado y triunfado en una escena underground, propia del DIY, por lo que están más expuestas a las críticas. A esto se suman los prejuicios por ser chicas. En resumen, se las castiga por no resultar lo suficientemente creíbles, supuestamente poco auténticas o incluso no virtuosas para un público y un sector excesivamente intolerante y especialmente tajante con las mujeres, capaz de llevarlas a la hoguera sin miramientos”, razona Rodríguez. A pesar del sexismo, hay un boom. “Las bandas femeninas son un fenómeno al alza”, opina la experta.
¿Despiertan desconfianza solo entre los fans hombres? “No; de hecho, las mujeres somos más duras. Jamás escucharás a las seguidoras de una boys band criticar a sus ídolos”, responde. No siempre nos ponemos la zancadilla. “Pertenecemos a Female:pressure (Presión de las mujeres, en inglés). Esta plataforma no solo da visibilidad, sino que sirve como punto de encuentro entre mujeres artistas de varios países. Hasta que haya igualdad, estas estructuras son necesarias”, opina Ana Quiroga, del dúo Las Casi Casiotone (LCC) que estarán actuando en el festival LEV, especializado en música electrónica.
Según un estudio de 21 sellos y 43 festivales de Europa y EE UU realizado por esta organización entre 2010 y 2013, en el electro abunda la testosterona: solo un 10% de las mujeres son cabezas de cartel o se catalogan como importantes en los sellos especializados. Aquí va otra conclusión: en los certámenes musicales, ellas representan tan solo el 8,4%. “El porcentaje de chicas este año sigue siendo muy bajo. Seleccionamos proyectos que encajan con nuestra línea programática, independientemente del género. Eso sí, intentamos que haya representación femenina. Ha habido mujeres desde las primeras ediciones: Gazelle Twin, AGF, Alba G. Corral, Raquel Meyers… Desde que arrancó el LEV hace diez años hay más chicas en la electrónica y la creación audiovisual y cada vez se les hace más caso. Pero queda mucho camino por recorrer”, razona Cristina de Silva, directora del LEV. Y añade: “Los colectivos y las propuestas se multiplican. El año pasado Susana Carro, Roxana Popelka y Elena de la Puente publicaron el libro Más de un metro de cielo propio sobre la escena asturiana femenina. Y ahora en el MUSAC, se puede visitar “¡Chicas! ¿Por qué decidisteis montar un grupo?”, una exposición que analiza el papel de la mujer en el sector”. “En el entorno nacional hay pocas mujeres que se dediquen a la música electrónica y menos en la experimental. Pero no sucede lo mismo en el resto de Europa, donde aunque el porcentaje siga siendo muy inferior al de los hombres, las mujeres tienen más presencia que en España”, asegura Quiroga de LCC.
Aún así las cifras no pintan un cuadro igualitario. En la lista de los 100 mejores Djs del mundo de 2015 (la más reciente) de la revista DJ Mag, solo se citan a dos grupos femeninos. En el documental Tribes: Discwoman, sobre el colectivo neoyorquino Discowoman, una de sus fundadoras, Frankie Hutchinson, afirma: “Mucha gente piensa que el techno es cosa de hombres. Y no me extraña”. “Eso son estereotipos”, zanja De Silva. Clichés que se materializan en anécdotas. “Una noche un chico se acercó a tocar los mandos de [la mesa de mezclas]. Lo puse en su lugar y lo echaron del local. El sexismo está implicito en nuestra sociedad. No lo hemos notado como artistas, lo notamos cada día como mujeres”, plantea Uge Pañeda, también de LCC.
“Yo nunca me he sentido discriminada… Pero reconozco que hay más chicas en marketing y comunicación que en sonido, por ejemplo, porque no hay suficientes mujeres con esa formación”, confiesa Beba Naveira, responsable de comunicación del Primavera Sound, en cuya organización trabaja un tercio de chicas. Y añade: “En el PS hay unas 160 bandas, de las que unas 35 son de chicas; es decir, un 25%. Antes de la paridad en los carteles, debemos alcanzar la igualdad en aspectos más institucionales y sociales como los sueldos o los derechos”. La balanza intenta cambiar de lado. “En dirección y gestión artística y en asistencia de dirección, un área muy estresante, cada vez se ven más mujeres. Lo mismo sucede con las bandas femeninas, al alza”, cuenta Lorenzo.
¿Cobran más ellos? “Mi experiencia se sitúa en la electrónica mas underground, y yo este tipo de diferencias no las he visto”, afirma De Silva, del LEV. Rodríguez coincide: “No creo que se distinga por género, si no por éxito y convocatoria de público. Yo he trabajado con muchos headliners liderados por mujeres”.
Pero hay quien difiere: “El machismo salarial existe. A las dj’s se les dice muchas veces ‘acepta esta paga, este trabajo es una oportunidad y un trampolín. Una de nuestras labores es convencerlas de que no acepten cobrar menos que un hombre porque no es justo. Muchas tienen miedo a pedir el mismo sueldo”, se lamenta Hutchinson. Otras artistas con las que contactamos como Dasha Rush (también en el LEV) no quisieron hablar sobre el tema. “Al final todo se trata de un tema de educación… La paridad llegará porque las mujeres estamos haciendo cada vez más ruido, pero tenemos que seguir haciéndolo”, razona Lorenzo. Los medios de comunicación (a veces) no ayudan. “Los generalistas se centran en analizar la moda de las cantantes. No debería ser lo único a destacar porque la música no es un desfile”, argumenta Rodríguez.
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