La ola coreana de la moda: actualiza la sastrería y busca nuevas respuestas
La descentralización enriquece la creatividad con otras visiones. Los coreanos aportan delicadeza, detalles y pasión por los cortes impecables.
Si hace solo unos años el oligopolio de la moda estaba controlado desde París, Milán y Nueva York, el auge entre otros de las nuevas tecnologías ha democratizado también este sistema. La posibilidad de idear y difundir una firma desde cualquier rincón amplía el juego a diversas miradas. Otras formas de entender la creación que exprimen las posibilidades de la idiosincrasia local, engrandeciendo el escenario general. En Corea del Sur saben cómo: «Existe algo único en su cultura juvenil que atrae a un cliente global; ya sea el estilismo interesante, las tendencias urbanas o las mezclas que prevalecen en las calles de Seúl», analiza la directora global de compras de Net-a-Porter, Elizabeth von der Goltz.
Este triunfo de los productos procedentes del país asiático no es exclusivo de la moda. Hay incluso un neologismo que define el fenómeno: Hallyu, la ‘ola coreana’ que empezó a agitar China en los años noventa. A Occidente llegó tiempo después, pero con más fuerza. ¿El tsunami? El director Bong Joon-ho recogiendo el Oscar a mejor película por su filme Parasitos el pasado febrero. El hito ratificaba que la cultura coreana es transversal y se ha instalado en el imaginario popular mundial. «Muchas naciones utilizan el arte, la música y el cine para proyectar una imagen al mundo, pero pocas se lo toman tan en serio como Corea del Sur», escribía el crítico de arte de The New York Times, Jason Farago. La cosmética o el pop coreanos son quizá los dos campos más mediáticos, pero el país también exporta con éxito arte o literatura. La escritora Han Kang se alzó con el prestigioso premio Man Booker en 2016 con la novela La vegetariana y Cho Nam-joo causó furor el año pasado con Kim Ji-young, nacida en 1982. No todo son luces: ambos libros coinciden al denunciar que, prescindiendo de filtros cucos, el papel de la mujer es frágil.
Buena percha
«Cada vez más diseñadores asiáticos se suben a la primera fila con prendas que inspiran y sorprenden. Dan una nueva respuesta a qué es la moda moderna. Actualizan la sastrería con sus referencias culturales y artísticas. Hay mucho potencial por descubrir en la región», dice Von der Goltz. La vida cotidiana en Seúl inspira a Minju Kim, ganadora de la primera edición del reality sobre diseño de Netflix, Next in Fashion. Su colección se vende en exclusiva en Net-a-Porter. «Es raro. Nunca busco reflejar intencionadamente la cultura coreana en mis diseños, pero recibo muchos comentarios que dicen que parecen una fusión con la vestimenta tradicional, el hanbok. Supongo que mis raíces se revelan en mi trabajo», comparte la creativa que ya fue finalista en 2014 del Premio LVMH. El prestigioso galardón fue a parar en 2018 a manos de Rok Hwang, de Rokh. El que fuera diseñador en Celine con Phoebe Philo es uno de los nombres más ubicuos. Él se recrea en los patrones: «Aunque el mundo vaya muy deprisa, para mí el centro sigue estando en la creación y en la artesanía. El público sigue buscando un buen corte. Hacerlo a mano es pura emoción y alegría. Mi compromiso está en mantener todo lo más manual posible».
Aunque quizá el diseñador coreano más viral sea Kiminte Kimhékim, con la firma que bautizó con su apellido. Hace un año sus lazos colosales invadieron las redes sociales junto a la provocativa frase «cómpralo si te atreves». Fueron muchos los que lo hicieron, entre ellos la cantante Rosalía. «Siempre trato de ofrecer mensajes visuales que inspiren, para que la gente los comparta», confía. «Naturalmente la mayoría compra las versiones más comerciales, pero de vez en cuando alguien se lanza». Sus diseños reúnen el dinamismo de su país natal con las artes decorativas que invaden París, donde ha vivido durante 10 años. La mezcla también está en el carácter de Eudon Choi: él combina la sastrería tradicional inglesa con la ética c89oreana, un valor fundamental para todos estos jóvenes: «Aunque considero mi herencia cuando diseño, me parece que es algo que se manifiesta en mi filosofía, más que en la estética».
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.