Kansai Yamamoto: adiós al genio detrás de un mito llamado Ziggy Stardust
Fallece a los 76 años el diseñador de los trajes más vanguardistas de Bowie. El japonés que revolucionó Londres diez años antes de que Kawakubo, Miyake y Yohji Yamamoto conquistasen París creó un legado que es pura cultura pop.
Yamamoto, el visionario nipón. Hablamos de Kansai, no de Yohji. «De las ocho de la mañana a las once de la noche. Me pasaba el día cosiendo para mi maestro por un sueldo de 12.000 yenes. La mitad se iba en el alquiler de una habitación minúscula, en la que solo cabía una cama pequeña y una silla plegable. Así pasé tres años, intentando subsistir [con lo que hoy sería un euro al día]», recordaba el japonés S Moda en una visita a la Barcelona en 2017, con motivo de una conferencia organizada por la UPF Barcelona School of Management en el marco de la exposición David Bowie is. El creador ha fallecido de leucemia a sus 76 años.
Cursaba Ingeniería civil, cuando un día decidió dejar la universidad. «Había leído que no necesitabas estudiar para ser diseñador. Bastaba con presentarse al premio Soen [del Bunka Fashion College]». Ganó. Y en 1971 fundó su marca. Ese mismo año hizo las maletas y se fue a Londres, con un amigo, el estilista Yasuko Takahashi, quien le presentó a la top Tina Chow. «Era la primera vez que salía del país. Quería exportar la estética nipona al resto del mundo. Fui a la capital inglesa atraído por la escena musical. En aquella época, todavía no había semanas de la moda tal y como hoy las conocemos», dice. Era el primer japonés que desfilaba en Londres, una década antes del desembarco de Rei Kawakubo y Yohji Yamamoto en París. Aquel show acaparó los titulares de la prensa. La crítica lo calificó como «el desfile del año». Una de sus piezas abrió la exposición de 1971 Moda: una antología de Cecil Beaton en el museo Victoria and Albert. También entonces, un jovencísimo David Bowie descubrió los diseños de Kansai a través de las revistas. Se vendían en una boutique de Fulham Road. El artista todavía no podía permitirse comprar aquellos trajes. Su suerte cambiaría muy pronto. Ese mismo año, en agosto, Bowie firmó el contrato más importante de su vida, con RCA Records, por los tres próximos álbumes: Hunky dory, Ziggy Stardust y Aladdin Sane.
«La primera vez que vi a Bowie en persona fue en Nueva York». Durante la gira de Aladdin Sane, en 1973. «Aterricé en el JFK y fui en limusina directo al Radio City Hall. Cuando me senté, en primera fila, el concierto estaba a punto de comenzar. Jamás había visto nada igual. Bowie bajó del techo subido a una bola de espejos de discoteca». Llevaba el mítico mono de rayas. «Dos asistentes, vestidos de negro, se acercaron a él y tiraron del traje. Debajo apareció otro de mis diseños. La gente se puso en pie. Estaban sonando los primeros acordes de Space Oddity cuando se me empezaron a caer las lágrimas de emoción», explica a S Moda. Habla inglés, pero prefiere hacer la entrevista en japonés. Le gusta escucharse y se recrea en las anécdotas. «Bowie era tranquilo fuera del escenario, pero bajo los focos se transformaba», traduce la intérprete. «Jamás me dio indicaciones concretas sobre el vestuario; de lo que diseñaba para él, se ponía lo que le gustaba».
«Japón es un país muy metódico; hay límites que nadie traspasa. Trabajar con Bowie me enseñó que podía ser libre y hacer lo que quisiera». Compartían una sensibilidad estética, personal, curiosa, excéntrica. Fueron transgresores e inspiradores. Como el inglés, Kansai creaba (y sigue creando) grandes performances. Sus shows son eventos multitudinarios. Un cruce entre el Cirque du Soleil y la puesta en escena de una apertura de los Juegos Olímpicos. Música, teatro, danza… Obras de arte total, en las que las ilustraciones Manga se mezclan con elementos del quimono y referencias a la tradición samurái. «Es la tensión entre la belleza ancestral y la última tecnología», resume. Una idea que todavía atrae a Europa. «Nicolas Ghesquière me llamó porque quería que colaborara con él». Yamamoto diseñó estampados para la colección crucero que Louis Vuitton acaba de presentar en Kioto. En palabras de Michael Burke, consejero delegado de la firma, «Kansai tiene fuerza, y lo que busca Louis Vuitton ahora es una mujer fuerte».
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