Jackie 1961: el misterioso caso del único bolso que Jackie Kennedy no se puso en 1961
¿Es posible que un objeto contenga parte de la leyenda de una mujer icónica?
Resulta curioso, pero en 1961 Jacqueline Bouvier, como se llamaba de soltera la mujer que ha pasado a la historia, entre otras muchas cosas, como la primera dama mejor vestida, no vistió ni una sola vez el bolso que Gucci renombró en su honor y que hoy en día es un símbolo inequívoco de estilo, favorito de las estrellas con una reputación más sólida por su sentido de la moda —de Cate Blanchett a Harry Styles—.
En 1961, Jacqueline Bouvier no solo era ya la esposa de John Fitzgerald Kennedy, sino que además se había convertido en una embajadora de la administración demócrata tan importante que su propio marido, cuando hicieron juntos su primer viaje de Estado a Francia —donde les recibió De Gaulle— dijo: “Soy el hombre que ha acompañado a Jackie a París. Y lo he disfrutado mucho”. No era un decir: la relación entre el líder de la Francia Libre y Kennedy no era muy fluida, pero el absoluto dominio del idioma de su esposa, sus encantadores modales y sus conocimientos profundos de la historia del país hicieron que todo fluyera mejor. Así se convirtió en el “arma secreta” del Gobierno, capaz de influir hasta en el ministro de Cultura, André Malraux, a quien convenció para que dejara a la Mona Lisa viajar hasta Washington D. C. Todo eso sí fue en 1961.
Como también los fueron las visitas a Londres, donde por supuesto le estaban esperando Isabel II y el duque de Edimburgo; a Mónaco, donde la recibieron Gracia y Rainiero, o a Grecia, donde estaba su hermana, entonces princesa Radziwill, viajes todos que ayudaron a definir la fama global de una mujer que se convirtió en la primera gran representante del soft power, un término que se puede llevar tanto a la política como a cualquier campo del marketing.
El año 1961 fue también en el que la casa Gucci lanzó este bolso. No fue hasta que Jackie entró en la era pos-Camelot e inició una relación con Aristóteles Onassis cuando su preferencia por Gucci se hizo absolutamente notable: empezó a aparecer una y otra vez con el modelo, que usaba, junto con sus gigantescas gafas Lady, para protegerse de los paparazzi: de hecho, fue fotografiada en numerosas ocasiones saliendo de su apartamento de Manhattan con este bolso.
La versión contemporánea de este bolso se llama Jackie 1961, para honrar a su gran prescriptora, pero también al año en el que se creó, y atraviesa el tiempo respetando los elementos que lo convirtieron en un icono: las líneas puras, el pistón de cierre, la calidad de los materiales con los que está hecho y, por supuesto, el incalculable poder de prescripción de Jackie, cuyo legado recoge esta temporada la actriz Dakota Johnson, quien ha representado ya en otras ocasiones a Gucci. Johnson es la protagonista de la nueva campaña que ha fotografiado el británico Glen Luchford para este bolso clásico renovado, que se presenta en tres tamaños diferentes —mini, pequeño y mediano— y una enorme variedad de colores, que van desde los rojos más dramáticos hasta los tonos pastel, o incluso nuevos tejidos, como la rafia, paja y el terciopelo que incluyen los modelos de la colección crucero y que son una referencia también clara a los que lucía Jackie en sus vacaciones en Capri. Todos incluyen una nueva característica práctica que seguramente hubiese seducido a la muy viajera Bouvier/Kennedy/ Onassis: una correa regulable pensada para adaptar el complemento a todo tipo de ocasiones. Y de portadores. Porque aunque fuese el favorito de una de las mujeres más influyentes del mundo también lo era de hombres notables.
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