«Iba a por tabaco y volvía tres semanas después»: por qué Anna Karina se divorció de Godard
La actriz recién fallecida contó en varias ocasiones que su matrimonio con el director no fue precisamente un camino de rosas.
Anna Karina, fallecida en París este sábado a los 79 años, probablemente le debe a Jean Luc Godard toda su carrera cinematográfica y el estatus de icono de la nouvelle vague: él fue quien la descubrió en un anuncio de productos de baño y se obsesionó con ella hasta conseguir que protagonizase El Soldadito, una película sobre la guerra de Argelia que sería la primera de muchas. Ya había intentado que formase parte del reparto de Al final de la escapada, pero ella rechazó el papel porque exigía desnudarse. Godard no entendió en su momento esa objeción: le dijo que ya la había visto desnuda en aquel anuncio por el que había reparado en ella.
La actriz le respondió que el supuesto desnudo había sido parte de su imaginación: en el anuncio, en el que aparecía dentro de una bañera, solo se le veía un hombro y llevaba un bañador debajo del agua.
Sin embargo, Anna Karina también le debe a Godard algunos de los peores momentos de su vida. Cuando empezaron su romance, en 1959, ella tenía aún 18 años. “Estábamos rodando El Soldadito y me llamó para que me reuniera con él a medianoche en el café de la Prez. Yo tenía una relación con otro hombre, pero no lo pude evitar, no me podía apartar de él. Estaba totalmente fascinada. Perdí a todos mis amigos de aquella época porque a ellos les gustaba mucho más mi otro novio”, contó la actriz a la revista Vogue hace solo dos años rememorando los orígenes de su relación con el director.
Karina y Godard se casaron en 1961 porque ella se quedó embarazada de un hijo que perdió. La relación estaba muy lejos de ser perfecta, como ella misma ha contado en diferentes ocasiones. En 2016 relató a The Guardian que le costaba mucho comprender el comportamieto errático de su entonces marido, que se ausentaba sin explicación previa: “Era capaz de decir que se iba a por tabaco y no aparecía en tres semanas”.
Lo mismo contó un año después en su entrevista para Vogue, en la que ofreció aún más detalles: “En aquel tiempo, lo único que podías hacer era quedarte pegada al teléfono esperando a que te llamaran. Cuando desaparecía pensaba de todo, que le podía haber pasado cualquier cosa. Luego me enteraba de que a lo mejor se había ido a Italia a ver a Roberto Rosellini, o que se había marchado a ver a Bergman a Suecia o a veces la explicación era que estaba en Nueva York con William Faulkner. Tenía amigos en todas partes y se marcha sin avisar. Siempre llevaba encima su pasaporte y yo sabía dónde había estado cuando volvía y me enseñaba los sellitos que le ponían en la aduana. Siempre me traía regalos”. Las opciones que tenía la actriz en aquel momento eran muy limitadas: “Aquel era un momento muy complicado para las mujeres. No podíamos tener nuestros propios cheques. No tenías derecho a nada, solo a callarte”.
Karina ha contado que tras perder a su bebé pasó un momento terrible. “No quería estar viva”, dijo a The Guardian. Había intentado suicidarse, así que la internaron en una especie de sanatorio psiquiátrico. “Y no estaba loca en absoluto. Pero aquella era una situación terrible para las mujeres. Podías estar encerrada para siempre. Sin embargo, a mí un psicoanalista me ayudó a salir”. Después, su marido le ofreció participar en Bande à Part: “Creo que esa película probablemente me salvó la vida”, contó a en la misma entrevista al diario inglés.
El matrimonio duró exactamente hasta 1967, el año en el que las mujeres pudieron disponer de su propio dinero sin permiso del marido. Anna Karina se casó aún cuatro veces más. Aunque nunca ocultó las dificultades que atravesó con Godard siempre hizo un análisis final positivo de aquella relación, como explicó a Vogue: «Fue una historia muy bonita, pero era agotadora para una chica tan joven».
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