Destinos para ligar
Las vacaciones pueden utilizarse para muchas cosas: recorrer capitales europeas en tours relámpago, pelear con los cuñados en el jardín de la casa familiar, llenar Facebook e Instagram con nuestras fotos y dar envidia a los amigos, hacer un curso de community manager –esperando que en septiembre nos lluevan las ofertas de trabajo–, o para ligar. De todas estas opciones la última me parece la más sabia y acertada, claro que muy pocas personas lo reconocen. “Conocer gente” es la traducción al castellano normativizado de la idea: “no me como una rosca y ya va siendo hora”.
Con este noble fin muchas personas sin pareja, algunas incluso con ella, deciden embarcarse en planes para singles, mientras los más aventureros, los que van por libre, seleccionan cuidadosamente el lugar de destino porque aunque ya sabemos que la ocasión puede aparecer donde menos se la espera, me atrevería a apostar que es más fácil irse a la cama acompañado en Jamaica, Bali, o Ibiza, que en Maastrich, la Selva Negra o Detroit.
Los viajes para solteros están en pleno apogeo y suponen un negocio cada vez más rentable porque la globalización ha hecho que debamos irnos a trabajar a Alemania, de compras a Londres o Nueva York , a ser posible coincidiendo con las rebajas, a comer bien y barato a los pueblos y a ligar a Cuba o a la República Dominicana. Ya nada queda a mano.
Coral Montesinos, relaciones públicas de la agencia Viaja y liga, empieza aclarando que, a pesar del nombre que le pusieron hace 17 años, sus viajes no tienen una connotación exclusivamente, digamos, romántica. “Hay también mucha gente que está sola y quiere viajar con un grupo, por lo que lo de ligar queda en un segundo plano”, aclara Montesinos. “Por supuesto, esa intención existe, a pesar de que no siempre la declaren. Nuestros viajes son en grupo, con personas de la misma franja de edad y en los que organizamos actividades para que unos y otros se conozcan. Sin embargo, nuestras estadísticas dicen que lo más común es acabar haciendo amigos. El 60% de las personas que comparten un viaje con nosotros acaba entablando una amistad que seguirá luego”. El perfil de su cliente tipo es una mujer –hay 12 chicas por cada 7 hombres-, de entre 30 y 50 años. “Los destinos más solicitados” revela Coral, “son Cuba, República Dominicana, Riviera Maya, Jamaica y Natal (Brasil) para ellas y Riviera Maya, Cancún y República Dominicana para los hombres”.
Ses Salines, esa playa ibicenca a la que se va a lucir tipo y calentar motores para las correrías nocturnas.
Cordon Press
Al margen de partidarios de los viajes organizados, están también los que van por su cuenta y riesgo a la aventura. Sonia, 38 años, visitó La Habana por primera vez hace algún tiempo con una amiga que se encontraba en fase terminal porque su novio la había dejado y descubrió el nuevo mundo. “Lo difícil allí no es ligar, es ir por la calle y que no se te acerque nadie", apunta. Sonia asegura que "es agradable que los hombres, y la gente en general se interese por ti y esto no ocurre solo en Cuba, sino en muchos otros países donde la población todavía no se ha robotizado. Tras mi primer viaje he vuelto otras veces pero no se lo digo a todo el mundo porque si repites, algunos pueden acusarte de turismo sexual. La gente se te acerca porque quieren sacar algo, porque están desesperados y porque quieren salir del país, me dijo una amiga. Pero ninguna de las personas con las que he estado me ha hecho firmar un certificado de matrimonio. La cuestión es que si vas a Noruega y te ligas a un chico de allí nadie te dirá que estás haciendo turismo sexual, pero si vas a un país pobre se supone que la gente solo puede ir contigo por tu dinero. Siempre se ha viajado a lugares por el ambiente. Recuerdo que mi hermana mayor fue a Italia en el viaje de fin de carrera y venía encantada porque los italianos no hacían más que decirle piropos. Por entonces se viajaba a Roma para subirse la autoestima”.
El hobby de Andrés, 48 años, es conocer otros países y cuando se desplaza y cambia de escenario le gusta experimentar todo tipo de cosas, incluido el sexo. “Es una experiencia más del viaje y, si vas solo, como suelo ir yo, es fácil que surja la oportunidad si estás abierto a ella. Yo he ligado en Brasil, Cuba, Tailandia, Filipinas, pero también en Francia, EEUU, Suecia, Inglaterra… Probablemente la gente de los países tropicales es más desinhibida pero si uno quiere ligar puede hacerlo hasta en el Polo Norte”.
Fiesta de la luna llena en Koh Pha-Ngan (Tailandia)
Getty
Luego existen otros lugares en los que por alguna razón desconocida y de forma subliminal se dan cita los más juerguistas del planeta con ganas exprimir la vida hasta la cáscara y claro, allí es difícil resistirse. Paco Nadal, periodista de viajes, escritor y fotógrafo, habla en su blog de nuevos destinos para ligar para los que quieran salirse del circuito tradicional . Tomen nota: las islas de Koh Tao y Koh Pha-Ngan, en Tailandia –ambiente joven y mochilero-, Jericoacoara (Brasil) –para surfistas-, Bali (Indonesia) –como él mismo la define “la Sodoma y Gomorra asiática”-, isla de Hvar (Croacia) –solo para los muy guapos o los que tengan la autoestima muy alta- y el camino de Santiago. Aunque no lo parezca, esta peregrinación de carácter espiritual conduce, no pocas veces, a encuentros carnales.
La playa de Ses Salines fue hace poco elegida por la edición alemana de la revista Men’s Health como la preferida para pillar cacho. La Gran Manzana es, según Carrie Bradshaw, toda una especialista en la materia, otro paraíso de la pesca con anzuelo “ligar es fácil en Nueva York ni siquiera hace falta ir a cualquier local de moda. Puedes estar paseando a horas intempestivas y siempre aparecerá un nuevo amante”, dijo en una ocasión en la famosa serie que interpretaba.
Y si hacemos caso al Washington Post, éste asegura que la biblioteca pública de esa ciudad es el epicentro de las intellidates –citas inteligentes– entre personas con gustos refinados que van a escuchar charlas escritores como Günter Grass o Salman Rushdie. Otro tipo de táctica porque allí, seguro, no habrá tanta competencia.
Bali, la ‘sodoma y gomorra’ asiática, un destino perfecto para el ligoteo (además de para cazar la ola perfecta).
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