Cómo y por qué el rodio se ha convertido en el metal más preciado del mundo (incluso por encima del oro)
Analizamos por qué este metal, a pesar de ser uno de los materiales más valiosos, es muy poco utilizado en joyería.
El rodio es uno de los metales más valiosos del mundo debido a su escasez y propiedades únicas. Curiosamente, su valor está muy por encima del oro, que a pesar de haberse revalorizado con los años, no le alcanza ni por asomo. En julio de 2023, el kg de oro se paga a 56.481,12 dólares, mientras que el de rodio lo hace 128.602,99 dólares. Una cifra estratosférica, obviando, aún así, el dato registrado en marzo de 2021, cuando se llegó a pagar por el kg de rodio casi 1 millón de dólares.
El rodio es especialmente conocido en las industrias automotriz y electrónica. Su uso es clave en la fabricación de catalizadores para automóviles, pero el papel que juega en joyería es relativamente limitado. Siendo el metal más valioso, seguramente solo haya visto el rodio en joyería para bañar las piezas. ¿Por qué?
Los joyeros buscan rodio para usar en el proceso de fabricación de joyas porque aplicar una capa de rodio sobre metales como el oro blanco, la plata o el paladio proporciona una apariencia más brillante y blanca, además de mejorar su resistencia al desgaste, los arañazos y la corrosión. También es hipoalergénico, lo que puede complicar menos la vida a personas alérgicas a ciertas aleaciones metálicas. Carla Barral, joyera y co-propietaria de Rígido Jewelry explica: “El baño se suele usar para dar brillo y durabilidad a piezas en oro (blanco) y plata. Casi todas las que vemos en las grandes superficies y marcas de joyería prêt-à-porter rodian sus joyas para darle ese acabado extra de brillo y que las características del metal base no salgan a la luz y queden como «recién estrenadas» más tiempo”.
Para chapar una pieza de joyería se necesita muy poco rodio, por lo que es relativamente asequible. El precio de las joyas tiene más que ver con el diseñador, el metal base y la inclusión de piedras preciosas, que con el rodio en sí. Pero, la pregunta del millón: ¿Cuáles son los factores que hacen que este metal no pueda participar en joyería de la misma manera que lo hacen el oro y la plata, si es más valioso que estos?
Aunque el rodio es un metal duro y resistente a la corrosión, también es frágil y tiene una baja ductilidad. Tiene un punto de fusión muy alto, a 1.964 °C, lo que lo convierte en un metal más difícil de manipular que otros como el oro o la plata, cuyo punto de fusión ronda los 1000 ºC. La dificultad para darle forma y trabajarlo limita así su uso en la creación de joyas complejas y detalladas.
Así mismo, su disponibilidad es limitada en comparación con otros metales preciosos. La mayoría del rodio se extrae como subproducto de la minería de platino, lo que contribuye a su escasez en el mercado y en consecuencia a su inviabilidad para utilizar en la fabricación de joyas a gran escala. Si se usase en joyería, elevaría tanto el precio de las piezas que serían inaccesibles para muchos consumidores.
Ya solo en baño, muchos joyeros como Carla Barral de Rígido tampoco están del todo convencidos con la apariencia demasiado artificial que deja. Prefieren que las piezas envejezcan con la persona que las lleva. “Nosotros no hemos intentado hacer baños de Rodio porque no nos ha parecido interesante; es un proceso que mantiene las piezas con una apariencia que no es “real”. Nos gusta mucho que las piezas de plata respiren plata y que con el tiempo vayan «envejeciendo» y volviéndose más únicas”. Para los chicos de Rígido, el proceso de cambio del metal es genuino y dependiendo de quien lleve la pieza el metal reacciona de una manera y otra, lo que lo hace todavía más único y personal.
El rodio, se utilice en joyería o no, va a seguir aumentando de valor en los próximos meses. Y es que su papel es clave en las nuevas aplicaciones tecnológicas relacionadas con la búsqueda de soluciones sostenibles para el planeta. Su presencia en los catalizadores es vital porque cumple la función de descomponer los óxidos de nitrógeno-emisiones de NOX-, para dar oxígeno y nitrógeno gaseoso, principales componentes del aire que respiramos. En otros campos, permite la la transformación de luz solar, agua y carbono del aire en hidrógeno que puede usarse como combustible en los nuevos vehículos eléctricos. Casi se podría decir, que el con el rodio no se pueden hacer joyas, porque el metal es una joya en sí misma.
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