El regreso de las plataformas: el calzado extremo que reaparece en tiempos inciertos

Creíamos que nos habíamos librado de ellas, o que al menos las habíamos domesticado, restringiendo su presencia a la suela de las zapatillas de deporte. Pero las plataformas han vuelto, zapato zombi donde los haya, haciendo su aparición en tiempos convulsos y recordándonos que un momento derrochamos poderío, y al otro nos rompemos el tobillo. Una contradicción andante, nunca mejor dicho, de solidez y desequilibrio.

Despuntaron ya hace un año en el debut de Chemena Kamali para Chloé. La primera fila del desfile con Sienna Miller, Liya Kebede, Jerry Hall o Pat Cleveland luciendo unas altísimas cuñas de la firma. Las volvimos a ver con un rol protagonista en la sensual campaña de de Chloé para primavera verano 2025 combinadas con un bañador de una pieza. Alrededor de las mismas fechas, durante la primera semana de febrero Madé Lapuerta, la analista de datos tras la cuenta Data but make it fashion, identificó una subida en popularidad del 610% de las sandalias de cuña. Unas señales que indican que, para terror de podólogos y traumatólogos, en unos meses estarán por todas partes.

“Las cuñas son una de las tendencias que definirán la temporada de primavera verano 2025. Las siluetas se verán en sandalias veraniegas de corcho, a botas andróginas, pasando por ‘mules’ o las zapatillas de cuña inspiradas en los años dos mil”, aporta Josie Gardner, Head of Buying de Accesorios y Zapatos en Harrods. “Alaïa ha estado a la vanguardia de la tendencia, con las cuñas Criss Cross y Cube, como éxitos más destacados. El modelo Beckett de Isabel Marant también ha experimentado una gran demanda. [...] Dado que los zapatos casuales han superado en crecimiento a los tacones durante el último año, las marcas están desarrollando formas de ofrecer los beneficios de la comodidad casual, pero con la altura y el atractivo de un tacón”, apunta Gardner desde los conocidos grandes almacenes londinenses.

Un zapato así, que dentro de sus proporciones caprichosas puede tener connotaciones tanto normativas como distópicas, nos ofrece el escapismo que buscamos en ciertos momentos de cortocircuito general. Quizás por esto, Rick Owens, Alexander McQueen y Vivienne Westwood son algunos de los diseñadores dados a la fantasía (más o menos oscura) con querencia por las plataformas desmesuradas. Las de Westwood, por cierto, incluso hicieron caer a una grande de la pasarela como Naomi Campbell, que se lo tomó con inesperado humor.

Este calzado tiene una historia que se remonta a siglos atrás. Comunes tanto en Japón como Oriente Medio, también se usaban ya en Grecia y Roma. Durante la Edad Media eran comunes entre las mujeres de la alta sociedad que usaban bloques de madera para evitar mancharse de barro. En Venecia, en el siglo XVI se popularizaron los chapines, unas alzas vertiginosas, de hasta 50 centímetros de altura, que ayudaban a no arrastrar los exquisitos vestidos por las calles enfangadas de la ciudad. Además, eran una señal de jerarquía social, ya que las señoras no podían caminar en ellas sin la ayuda de sus sirvientes. Ya en el siglo XX recobraron popularidad en los años 30, con Salvatore Ferragamo y sus plataformas de arco iris, y siguieron manteniendo su relevancia durante la década de los 40. En los años setenta vuelven a resurgir mediante la popularidad de la moda vintage y la llegada del glam rock y el disco, ya que estas alzas permitían bailar toda la noche. Las versiones más aparatosas llegaron al mainstream gracias a Elton John, referente máximo del estilo durante la época.

Analizando las décadas más recientes en las que se llevaron estos modelos, tienen en común unos eventos sísmicos que desestabilizan pactos sociales y creencias asumidas. Por esta razón hay historiadores de moda que emparejan las crisis con estos exagerados zapatos.

“Hace años observé de manera casual que el calzado extremo retorna en la moda durante tiempos de recesión económica”, recuerda Elizabeth Semmelhack, directora y comisaria senior del museo del zapato Bata en Toronto. “Este comentario cobró vida propia, pero ahora creo que necesita investigarse en mayor profundidad. Dicho esto, es interesante comprobar qué ha estado de moda durante momentos de estrés.”

Las plataformas han ido cambiando de significado simbólico a lo largo del tiempo, y lo que en el pasado fue una manera de señalizar estatus con el tiempo fue identificándose con lo contestatario y la contracultura. Estos zapatos han sido un elemento recurrente en la estética rupturista de diferentes tribus urbanas. Góticos, cyberpunks, drags… cada una de estas subculturas han recurrido a ellas para distinguirse de lo establecido. Lo curioso es que, por una parte, doblegan los roles tradicionales de género, y son populares en años en los que los movimientos feministas se hacen fuertes, pero por otra son constantes en ambientes hipersexualizados como los clubes de striptease. Miuccia Prada, siempre jugando con la subversión de los códigos tradicionales, ha comercializado algunos modelos inolvidables que combinan lo sexy con lo aburguesado. Según Semmelhack durante el último siglo, el tema común asociado a estos modelos es que no eran apreciados por la masculinidad normativa. “Elevan, pero no están tan imbuidos de significado de género como los tacones altos”, explica. Quizás por esa razón, diseñadores de moda con sensibilidad no binaria como Marc Jacobs y Thom Browne los han incluido en sus colecciones.

Las cuñas se suben a la ola del revival del rollo bohemio que llegará este verano, que también recupera el ante marrón, las blusas de volantes y los vaqueros acampanados que Kendrick Lamar hizo virales en su actuación en la Superbowl. Aunque de manera realista, probablemente se limitarán a su versión más descafeinada, las suelas de las zapatillas de deporte y las alpargatas de cuña de las bodas veraniegas. “El estilo ha sido ofrecido muchas veces recientemente, pero no ha llegado a cuajar”, señala Elizabeth Semmelhack. Una advertencia a quienes pretendan usarlo para cambiar su suerte. A veces lo que se promete viralidad fácil termina resultando gafe. Que se lo digan a Sabato de Sarno, que hace un año propuso mocasines de plataforma para Gucci y hoy está sin trabajo.