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El estilista de Dua Lipa se va con Rosalía: qué hay tras un movimiento que mueve grandes contratos

Jahleel Weaver, estilista de Rihanna, es el encargado de la nueva imagen de la artista británica, que ha arrancado recientemente su nueva gira. Lorenzo Posocco, su antiguo estilista, ha empezado a trabajar con Rosalía, justo cuando la catalana se ha convertido en imagen de Dior

Dua Lipa
Dua Lipa, con diferentes estilismos en los últimos meses. (Collage con imágenes de Getty).

Le han bastado dos looks de Jacquemus para volver a convertirse en la musa que paraliza las alfombras rojas y el feed de Instagram. Dua Lipa celebró los 15 años de la marca francesa creada por Simon Porte Jacquemus con una visita a la impresionante Casa Malaparte ubicada en un acantilado en la isla italiana de Capri. Un vestido de gasa transparente de color turquesa que le ha devuelto el título de it girl que comenzó a desvanecerse pasada la euforia de Future Nostalgia.

El álbum de corte disco-pop, uno de los más aclamados de los últimos años (y ganador de un Grammy), vino de la mano de infinidad de estilismos asociados al glamur de las décadas de los 70 y 80. Purpurina, outfits de archivo, cristales de Swarovski, una vivaz paleta cromática y un arsenal confeccionado por Casey Cadwallader, director creativo de Mugler, y Donatella Versace. La cantante británica vivía cómoda en la opulencia, en el brillo de quien convierte sus canciones en una pasarela andante, y vestía las marcas predilectas de los centennials gracias al talento de Lorenzo Posocco, su antiguo estilista.

La ruptura con la era en la que pareció ser hija adoptiva de Cher culminó con un verano mediterráneo (un hobby reconvertido en meme) y con la presentación del tinte rojo, un color asociado a una ruptura emocional (o artística). Dua Lipa guardó en su baúl de los recuerdos todos los stiletto de The Attico y cualquier prenda icónica copiada en las tiendas online de dudosa procedencia y masivo seguimiento. Con Radical Optimism, su nuevo álbum, la británica se ajustó a una paleta simple: negro, blanco y rojo.

Moviendo los hilos entre bambalinas estaba Jahleer Weaver, Director Creativo Adjunto de LVMH en Fenty House y estilista de Rihanna o Beyoncé, entre otras. La ruptura radical, valga la redundancia, no se explicaba sin un nuevo artífice. Mientras que Posocco se ha pasado al bando de Rosalía —coincidiendo con el anuncio del contrato por el que la catalana se ha convertido en imagen de Dior— Weaver, alejado de los gustos de Possoco, navega en la corriente del lujo silencioso. La comodidad (dentro de los parámetros de confort que se pueden hallar en el armario de una estrella del pop) ha entrado en el armario de la cantante.

Con Radical Optimism, Dua Lipa ha apostado por un sello infalible: estilismos reutilizables con piezas icónicas que conforman un armario cápsula. Gabardinas de cuero, mocasines, manoletinas, camisetas básicas de algodón y un buen vaquero. El streetwear de la artista podría ser el de cualquier mundano. Tonalidades más frías que se adaptan a la intemperie de la tendencia, una corriente que parece haber abandonado junto con sus looks bañados en el oro visual del y2k. También parece haber desechado el estampado, que apenas se aprecia en sus posados de alfombra roja.

Tras el arsenal de alta costura que Posocco armó para el Future Nostalgia Tour, Dua Lipa presentó la semana pasada, en su primer espectáculo en Berlín, su nueva colección de outfits de la mano de Weaver para los conciertos estivales de la gira de Radical Optimism. Aunque sigue habiendo un guiño a la exuberancia del disco previo, el nuevo estilista ha optado por conjuntos que otorgan a la cantante una mayor libertad de movimiento.

Además de ser más suntuosas, las nuevas piezas pretenden conformar un cromosoma punki bañado en cuero. Dua Lipa dice adiós a las arquitectónicas creaciones de Mugler para abrazar su nueva era. Las transparencias protagonizan los cinco nuevos outfits que ha presentado en el Radical Optimism Tour. Tampoco hay tacón a la vista: la británica viste unas botas planas de cuero de Gianvito Rossi que no abandona durante el show. El color es el gran ausente de la velada y los minúsculos pantalones que Miu Miu puso en tendencia acaparan toda la atención.

Un bralette y culotte de cuero de Ludovic de Saint Sernin, un body de Marc Jacobs, un minivestido plateado de Céline, un top transparente de Christopher Esber, un look de infarto de The Attico y otro que bebe de la reminiscencia estética de Avril Lavigne (y que incluye una camiseta roída, un cinturón de tachuelas y unos guantes de cuero). Jahleel Weaver ha fusionado la holgura con el lujo para la nueva etapa artística de Dua Lipa.

Su nueva estética (a veces difícil de relacionar con la portada de un disco en el que se enfrenta a situaciones catárticas que moldean su espiritismo, pues recientemente confirmó que no tenía terapeuta, pero sí astróloga) no cuenta con la iconicidad de Future Nostalgia, pero sí habla del virtuosismo estilístico de una joven que comenzó vistiéndose con piezas de la ya difunta tienda de Topshop en el Oxford Circus londinense. Dua Lipa ha sabido rodearse de los mejores para alardear de su potencial.

Sin Posocco, pero junto a la mano derecha de Rihanna, la artista busca erigirse como un icono atemporal que habita y sobrevive en atmósferas vacunadas contra la moda que nace, crece y se reproduce en TikTok. Dejando de lado la estética dosmilera de la mariposa que rebautizó, la cantante británica se prepara para una conquista silenciosa en el universo de la alta costura.

El poder de un buen pacto

La alfombra roja se ha convertido en un parque de atracciones cuyo objetivo es comprobar qué actriz, cantante o socialité acaparó más flashes. Las presentaciones de las películas más notorias de la cartelera son un showroom en sí mismas, convirtiéndose en la mejor excusa para vestir a las intérpretes acorde con la temática de la cinta. El mejor ejemplo de lo anterior es el despliegue de tonalidades rosas que Andrew Mukamal, mano derecha de Margot Robbie, confeccionó para la gira mundial de Barbie. Cada outfit que encargó a Chanel, Schiaparelli, Moschino, Gucci, Dilara Findikoglu, Versace, Herve Leger, Vivienne Westwood o Bottega Veneta calcaba los de la famosa muñeca de Mattel. El interés que Robbie, y su guiño al juguete, despertaba en cada país engrandeció el frenesí colectivo generado por el largometraje de Greta Gerwig. Aquí es donde el estilista adquiere un rol primordial, no solo a la hora de potenciar las cualidades de su cliente, también al presentarse en sociedad como un elemento imprescindible del star system.

Son ellos los que convierten a Dua Lipa en la cara visible de la nueva campaña de Yves Saint Laurent o los que llevan a Zendaya a vestir un look de archivo de Thierry Mugler del año 1995. El traje galáctico de la casa de alta costura le valió a Law Roach, estilista de la intérprete de Challengers (y con un perfil público tan consolidado como el de su estrella), una palmadita en la espalda por parte de los directivos, productores y ejecutivos de Dune, que vieron cómo la moda generó más interés en su producto audiovisual. Sin ellos, las celebrities no tendrían contratos con las marcas más codiciadas, y tampoco outfits hechos a medida por las grandes casas de alta costura. Su trabajo va más allá de una buena combinación cromática o una selección suprema de accesorios. Los estilistas son el cromosoma sin el que perfiles como Dua Lipa no pueden habitar. Cada cosa con la que pisan la calle es el croquis de una mente inagotable de ideas que nutre a una agenda de nombres que viven por y para brillar ante la mirada ajena.


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