El significado de las “gafas desobedientes de Lennon” que aman desde Monedero a Harry Potter
Un tuit de tinte político trae a la actualidad la simbología y la historia de las lentes del artista más famoso que Jesucristo. Comenzó a llevarlas en Almería y acabó convirtiéndolas en un icono global
Hace 41 años Yoko Ono tomó la fotografía del final de un sueño colectivo. En ella aparecían las gafas más reconocibles de la historia, manchadas de sangre, colocadas junto a un vaso de agua que claramente estaba medio vacío. Como telón de fondo, la vista brumosa de los árboles de Central Park detrás y el reconocible horizonte de Manhattan. La artista aún estaba en el edificio Dakota donde Mark David Chapman acababa de asesinar a John Lennon y aquella foto (que después ilustró su disco Season of Glass, publicado en 1981) se convirtió en la de una reliquia. En el símbolo del violento final de algo más grande que el músico más famoso de la historia: un santo de la cultura pop, un símbolo del pacifismo y del ideal hippie. De ese mundo, sin países, sin cielo ni infierno, ni guerras ni religiones que imaginó toda una generación. Del tipo de vida que quería ver Lennon desde sus gafas de lente redonda.
Hoy el espíritu contestatario de aquellas gafas sigue siendo un símil reconocido: hace unos días el politólogo y cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero —que lleva unas lentes muy similares a las del artista— citaba en X sus “desobedientes gafas de Lennon” (y con ellas implicaba su manera de ver y entender las cosas) como motivo de su enésima ruptura con Pablo Iglesias. Repasamos aquí la historia, el simbolismo y las curiosidades sobre este tipo de gafas, que comenzaron como pieza de artesanía en Alemania, se convirtieron en las más populares de Inglaterra, para pasar a ser el elemento más reconocible del hombre “más famoso que Jesús” y acabar siendo un adjetivo en sí mismas.
Al principio, Lennon no llevaba gafas. A pesar de tener una importante miopía (su graduación era -8,25 en el ojo derecho y -7,50 en el izquierdo, según un análisis que hizo en 2019 St Paul’s Eye Unit), se pasó años usando lentillas. La primera vez que se mostró con sus icónicas lentes redondas de alambre fue en España: concretamente en Almería, donde rodó la película de Richard Lester How I Won the War, basada en la novela de 1963 escrita por Patrick Ryan, una comedia negra en la que interpretó a un soldado llamado Gripweed. La cinta pasó sin pena ni gloria, pero Lennon se descubrió cómodo con estas gafas de montura Windsor por las que sería reconocido en todo el mundo.
Aquellas gafas de acetato en color negro estaban hechas de alambre de metal enrollado. Las gafas Windsor tradicionales presentan una montura circular de alambre, lentes redondas y un puente en forma de silla de montar, también conocido como puente W y que se asienta directamente sobre la nariz, sin almohadillas nasales (estas llegaron en 1920 y las gafas eran comunes desde 1880). Por su forma pequeña y redondeada también se las llama ‘gafas de té' o teashades en inglés.
Después de la película, Lennon comenzó a llevar este estilo de gafas, concretamente el modelo Panto 45 del fabricante londinense Algha Works, hoy conocido como Savile Row, el más antiguo de Reino Unido. Desde 1932, la fábrica ha producido monturas de alambre utilizando maquinaria de finales del siglo XIX procedente de una fábrica de Rathenow (Alemania) fundada en 1898 por Max Wiseman, quien creó la empresa en 1898. En 2020 la sede se trasladó a Italia, donde se continúan fabricando a mano y con monturas de oro de 18 quilates.
En su apogeo, Algha fabricaba 1,5 millones de monturas al año como parte del programa de gafas gratuitas del sistema de salud británico (NHS) y emplearon hasta 150 personas antes de que Margaret Tatcher suspendiera el programa en 1988. Además de Lennon, entre sus famosos clientes estuvieron Isabel II, Sean Connery, Daniel Radcliffe en la saga de Harry Potter, Harrison Ford en Indiana Jones en busca del arca perdida, Denzel Washington o Johnny Depp.
Pronto, Lennon probó el tinte naranja, un tono personalizado por Agha en la década de 1970 y gracias al cual el inglés veía el mundo en un color más cálido, y no solo figuradamente. Aquel filtro anaranjado le acompañó para siempre (compuso temas como Imagine llevando estas gafas) pero además probablemente le ayudó a reducir el estrés visual de sus ojos: se cree que Lennon padecía una enfermedad óptica conocida como síndrome de Irlen, un tipo de fotofobia que le hacía especialmente sensible a la luz brillante.
El naranja, además, era un color que el artista consideraba inspirador: al perecer, Lennon creía en el Feng Shui, que dice que el color naranja favorece la creatividad.
Lennon fue uno de los primeros artistas en entender sus gafas como una declaración de estilo y no tanto como un asistente visual. En plena Beatlemanía estas monturas redondas y de alambre fueron una parte integral de su expresión, una especie de amuleto: no solo servían a una funcionalidad evidente, sino que además le ayudaban a manejar al personaje del hombre más famoso del mundo (más aún que Jesucristo, según dijo él mismo en una entrevista del Evening London Standard de 1966). En aquel momento este tipo de gafas ya se asociaban a personas relevantes como Ghandi, James Joyce, Groucho Marx o Hemingway, y Janis Joplin las había comenzado a llevar en los años sesenta.
Así, las gafas de Lennon comenzaron a significarse con él y con sus causas, sus ideales y sus extravagancias: “No voy a cambiar mi apariencia o mi forma de sentirme para adaptarme a nada” es una de las frases que se le atribuyen en aquella época. Mientras se convertía en un icono contracultural y un firme activista contra la guerra de Vietnam, comenzó a coleccionar decenas de ellas, habitualmente redondas, pero algunas también con monturas más gruesas. Las compraba en mercadillos (se cuenta que uno de sus puestos favoritos estaba en el Candem Passage de Londres) y también en un optometrista en el Upper West Side de Nueva York (el doctor Gary Tracy sigue teniendo su práctica a día de hoy). Aunque unas de sus favoritas fueron unas abatibles llamadas Green Japanese que se producían artesanalmente en Tokio. Las llevó también de oro de 14 quilates, con una versión anterior al vidrio fotocromático (una lente que reacciona a la luz y a la oscuridad), y le gustaba también el modelo Kolus diseñadas en 1962 con una silueta muy biselada por Oliver Goldsmith, marca que se sigue comercializando hoy.
Su sello más característico eran sus gafas, y esta marca sigue recordando hoy el impacto que tuvieron sus lentes en la cultura popular: “Cuando Los Beatles llegaron a los Estados Unidos en 1964, trajeron consigo una sensibilidad de moda fresca y emocionante que cautivó a la juventud estadounidense. Los jóvenes fanáticos de ambos lados del Atlántico buscaron emular su estilo, provocando un frenesí global por cualquier cosa remotamente relacionada con los Cuatro Fabulosos. A medida que avanzaba la década de 1960, también avanzaba la sensibilidad musical y de moda de los Beatles. Su innovador álbum Revolver, lanzado en 1966, marcó un punto de inflexión tanto en su sonido como en su estilo. La portada, diseñada por Klaus Voormann, presentaba un collage psicodélico y audaz que reflejaba el espíritu creativo en evolución de la banda. La portada de este álbum y sus elecciones de moda experimentales de la época se volvieron emblemáticas de la era psicodélica”.
Con sus gafas redondas apareció en su legendaria bed-in, una curiosa protesta silenciosa en la que él y Yoko Ono no salieron de la cama en una semana entera: primero, en marzo de 1969, en la habitación 702 del hotel Hilton de Ámsterdam y dos meses después, en mayo, en la suite 1742 del hotel Fairmont The Queen Elizabeth de Montreal. Fueron, también, las gafas que llevaba en el videoclip de Imagine (lanzado en 1971) y acabaron siendo tan identificativas de Lennon que en la portada de su disco Walls and Bridges de 1974 aparecía Lennon con múltiples lentes, fotografiado por Bob Gruen.
Así, aquellos alambres fueron cargándose de significado y se convirtieron en sinónimo de los ideales hippie, el pacifismo, la contracultura juvenil y otras cuestiones sociales de la década de los setenta.
En los últimos años, se han subastado algunas de las gafas que pertenecieron a Lennon (un británico pagó de manera anónima dos millones de dólares en 2007 por un par de anteojos que el artista regaló en su gira por Japón en 1966, y un estadounidense que hizo de chófer y asistente de los Beatles, Alan Harring, subastó otras en 2019 por unos 165.000 euros en Sotheby’s. Así es como las gafas del pacifismo acabaron capitalizando su simbología.
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