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El deporte de mentir en Internet: ¿por qué no podemos evitar liarla en la red?

Hay estudios que afirman que en torno al 84% de las personas no dicen la verdad online, aunque los motivos para hacerlo pueden ser diferentes a los de la vida real.

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Getty Images (Getty Images)

Todo el mundo miente en algún momento determinado en su día a día, pero en Internet, la mentira parece la norma más que una anécdota. De hecho, hay cifras al respecto: como señalaba una encuesta publicada en la revista Computers in Human Behavior, solo un 16% de las personas son completamente honestas en la red. Una cifra que incluso puede parecer alta, y es que según este mismo estudio, un 98% de los usuarios de Internet creen que las personas con las que interactúan mienten por diferentes motivos, como preservar su intimidad, o parecer más atractivos de cara a ligar.

De hecho, los expertos han llegado a la conclusión de que la mentira en las redes sociales no funciona exactamente igual que en la vida real. Así, un estudio dirigido por Rafael A. Barrio, del Instituto de Física de la INAM, reveló que si bien las mentiras siempre han sido una forma de cohesionar comunidades pequeñas para mantener a la gente unida y evitar conflictos, en las redes sociales las comunidades llegan a ser tan grandes o con vínculos tan débiles, que esta idea no podría aplicarse. Entonces, ¿por qué mentimos tanto en Internet?

¿Una cuestión psicológica o social?

Lo primero que habría que analizar es si la mentira en Internet responde a una cuestión psicológica de cada individuo, o si el hecho de que sea un acto tan generalizado hace pensar que se trate más bien de una dinámica social. A este respecto, la socióloga Rosario Guillén responde que “ante la pregunta de si mentimos por presión social o por una cuestión psicológica, bajo mi punto de vista, la mentira es una herramienta más de la comunicación o de la resolución de conflictos”. En este sentido, la experta argumenta que la mentira no es sino “un recurso para enfrentarnos a diferentes situaciones, porque sabemos que puede ser efectiva, ya sea para salir del paso o ante problemas realmente más serios”.

Sin embargo, no obvia que Internet, cada día más, supone una cierta presión social en nuestro comportamiento. “Somos seres sociales y obviamente lo que hacemos y pensamos públicamente es un pilar básico de la imagen que los demás tienen sobre nosotros. Eso sí, si necesitamos mentir para ser aceptados, o si nos parece que nuestra versión online es mejor que la real, igual necesitamos replantearnos cosas”.

A este respecto, el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos, aclara que el problema psicológico llega cuando “al mentir tanto y forzar al máximo para que no se note, se acaba convirtiendo en un actor que representa un personaje y quiere resultar creíble”. En este sentido aclara que la clave está en no cruzar esa delgada línea roja, ya que se puede llegar al extremo de “esforzarse tanto, como si uno fuera esa persona inventada, que realmente uno puede llegar a confundirse y olvidar quién es realmente. Se creen sus propias mentiras a base de mentira tras mentira, lo sienten tan real que lo pueden llegar a creer”.

Los motivos que nos llevan a mentir

Teniendo en cuenta estas cuestiones, queda por aclarar cuáles son todos los motivos que nos suelen llevar diariamente a mentir más que hablar en nuestras redes sociales.

1. Es más fácil
En realidad el impulso de mentir está en nuestra mente, y generalmente lo solemos parar porque analizamos las posibles consecuencias. Pero en Internet es tan fácil mentir, que resulta casi hasta tentador. “No es exacto el decir que los humanos somos mentirosos por naturaleza –aporta Miguel Ángel Rizaldos–, sería mejor decir que en ocasiones utilizamos la mentira porque nos conviene”. En este sentido las redes sociales pueden ser el perfecto caldo de cultivo de la mentira porque “el motivo básico por el que faltamos a la verdad es porque somos fundamentalmente sociales, interactuamos cotidianamente con diferentes tipos de personas y queremos sacar el máximo beneficio posible tanto social como emocionalmente”. De esta forma cabe recordar que “una de las características de las redes sociales es que se proyecta una imagen, por tanso si se miente, se puede querer potenciar ante los otros una determinada imagen favorable que es la que se quiere que se tenga de nosotros”.

2. Satisface nuestra necesidad de aprobación
Enlazando con esta última idea, una de las necesidades básicas de todo individuo –según la pirámide de Maslow– es la necesidad de reconocimiento por parte de los demás. Es decir, que la mentira a veces es una búsqueda de aprobación social. Como matiza Rosario Guillén, “si mentir sobre lo que sabemos, lo que tenemos o cómo vivimos, nos trae más likes, más comentarios o más seguidores, Internet es perfecto para aquellos que necesitan que les digan que son maravillosos. Aunque lo único maravilloso esté realmente dentro de la pantalla y no en su vida real”. Algo que es cada vez más habitual en redes como Instagram, cuyo objetivo no es otro sino el like.

3. Mejora nuestra socialización
Decía Roberto Carlos en una de sus más míticas canciones aquello de “yo quiero tener un millón de amigos”, y nunca pensó que realmente habría gente con un millón de amigos, e incluso más, aunque fueran virtuales y no fueran a conocerse nunca en la vida real. Sin embargo, hay personas que ven en las redes precisamente eso, una forma de mejorar su vida social. Así, según Rizaldos, “las personas que se expresan totalmente sinceras pueden llegar a quedarse muy solas, ya que cuando se expresa la verdad sin filtros esta puede ofender a los otros. Por ello, ser honesto y no mentir no siempre es lo mejor desde el punto de vista social”. De ahí que haya quien prefiera mentir para aumentar su número de amigos o seguidores, aunque objetivamente “las personas que son honestas son más respetadas y ofrecen más confianza a los demás”.

4. Por pura diversión
¿No te cansas a veces de ser siempre correcto? ¿Qué pasaría si interactuásemos diferente para variar? Las personas somos no solo mentirosas, sino curiosas por naturaleza, y las redes sociales son también un campo en el que poder innovar, ya que las consecuencias son mucho menores que en la vida real. “¿Cómo reaccionarían los demás si pensaran que he…? Entonces subes una actualización ambigua, que parezca que has dejado el trabajo, que te has mudado a Singapur o que estás esperando octillizos”, relata Rosario Guillén contando anécdotas que todos hemos visto en algún perfil. “La mentira también tiene una parte amable, normalmente unida al descubrimiento final de la verdad, como una obra antigua de teatro de enredo. Nos gusta jugar con nuestros seguidores, ponerles a prueba”, reflexiona la socióloga.

5. Aumenta nuestra autoestima
“La falta de una autoestima sana puede hacer que nos dejemos llevar por la inseguridad y desconfianza en nuestra capacidad de ser aceptados tal como somos, y podemos caer en la tentación de mentir acerca de nuestra realidad y nuestras capacidades y así intentar causar una buena impresión a los demás”, ahonda una vez más Miguel Ángel Rizaldos. “En ocasiones queremos expresar el ser más inteligentes, más formados, guapos, más poderosos o aparentar más poder adquisitivo de lo que en realidad tenemos. De mentir nadie se salva”, y es que pensamos que las redes pueden ser no solo una ventana para los demás hacia nuestra vida, sino un espejo en el que sentirnos mejor cuando nos veamos reflejados, y que podemos manipular más que el que tenemos en nuestro baño.

6. Una cuestión de practicidad
Por último, la socióloga Rosario Guillén concluye recordando que la mentira a veces no responde a un subtexto, sino que simplemente la usamos como una herramienta práctica, aprovechando que nadie ve qué es lo que pasa realmente al otro lado. Así de sencillo. “A veces simplemente mentimos, para ganar tiempo para enviar por email un informe que no está terminado, para que nadie se entere de que estabas en la playa aquella semana de baja, etc.”… y en esta mentira, seguro que todos caemos.

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