María Blasco: «Curiosamente en Alemania la carrera de investigación tiene salarios más altos y ahí hay menos mujeres»
La directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, discípula de Margarita Salas, lidera un centro en el que el 69% del talento es femenino.
María Blasco (Alicante, 56 años) está obsesionada con el envejecimiento, pero no con ese que es el motor de la industria cosmética que tanta presencia tiene en nuestras páginas y que tiene que ver con el aspecto exterior. Durante más de 20 años, el trabajo de la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas se ha centrado en demostrar la importancia de los telómeros en el cáncer. “A mí me fascina entender cómo envejecen las células, porque solo así podemos diseñar tratamientos que mejoren la calidad de vida de las personas”, dice esta investigadora con tres doctorados honoris causa, más de 260 artículos publicados en las revistas científicas más importantes del mundo y premios de los institutos de investigación (entre ellos, el Josef Steiner) que de verdad están liderando la lucha contra el cáncer en todo el planeta.
Esto, en el aspecto científico. En el social, su otro gran caballo de batalla, es la igualdad de género y lo ha demostrado en el centro que dirige, donde ha puesto una política pionera de conciliación porque como ella misma explica “las medidas para favorecer la igualdad hay que ponerlas en marcha de manera proactiva, no se puede esperar a que se pongan en marcha solas”. ¿De dónde le viene ese activismo? “Yo me crié en casa de mi abuela y en mi familia siempre las mujeres me han transmitido que tenía que ser una persona independiente y que no debía elegir lo que quería hacer en función de los intereses de mi pareja”, rememora. Pero es que además, su gran mentora y referente, la mujer que la empujó al lugar donde ha llegado hoy, fue Margarita Salas, en sus propias palabras, “una gran científica que vivió los momentos iniciales de la biología molecular, que trabajó en uno de los laboratorios más punteros de Nueva York y que se trajo a España esa forma de trabajar propia de un centro de élite”.
Justo esa forma de trabajar ha definido la trayectoria de Blasco y también su carácter: “Es una filosofía en la que lo que importa es el conocimiento, se colabora mucho y el sistema jerárquico no es relevante, sino los resultados que encuentras cada día”. La emoción de descubrir es solo uno de los rasgos que define a los “Margaritos”, como se ha acuñado cariñosamente a los afortunados que trabajaron junto a Salas: “Es verdad que nos inculcó un amor por la rigurosidad que nos distingue, además de eso de estar todos en el mismo plano. Desde un punto de vista más hedonista, nos gustan muchas manifestaciones creativas humanas: de la música al arte”. Y esto incluye la moda, que Blasco no desdeña: “Siempre me ha gustado mucho vuestra revista, no solo porque muestre cosas bellas, sino porque en ella se entrevista a mujeres y eso es algo que a priori me interesa”. Las mujeres, de hecho, constituyen el 69% del talento en el centro que dirige. “Curiosamente en algunos países como Alemania o el Reino Unido, la carrera de investigación tiene salarios muchísimo más altos y ahí hay menos mujeres. Sin embargo, en los países del sur de Europa y del este hay más equilibrio entre hombres y mujeres porque los salarios son más bajos”. Esto, que podría considerarse algo negativo, es lo que Blasco trabaja en transformar en algo positivo: “Hay una lucha real, verdadera, por los puestos que dan poder adquisitivo y poder de toma de decisiones. Y a esos son a los que tenemos que acceder las mujeres, porque desde ellos se pueden cambiar las cosas”.
La prueba de que esto es así es ella misma: “El centro donde yo trabajo, por ejemplo, sería muchísimo menos feminista y mucho menos igualitario porque una de las cosas que yo he hecho de forma prioritaria son cambios estructurales y facilitar que las mujeres científicas estén más a gusto trabajando, puedan conciliar mejor. Que no perdamos a ninguna porque el ambiente de trabajo no sea compatible con otras de sus aspiraciones vitales es esencial. En la fuerza productiva hemos estado siempre, yo lo que quiero ahora es que dirijamos grupos de investigación. Muchas veces se piensa en hombres para puestos de responsabilidad porque son más visibles, cuando las mujeres también están ahí. Hay que cambiar la mentalidad y también dar señales de que hay sitios donde las mujeres pueden trabajar bien”.
¿Y cómo ha conseguido ella sortear los obstáculos de un sistema donde aún operan fuerzas sexistas? “Primero me acompañan mis méritos, pero además he sido una persona muy luchadora que ha aprovechado las oportunidades. Suele haber un síndrome de la impostora entre nosotras que hace que nos resulte más difícil afrontar ciertos retos, pero yo siempre he tratado de encararlos. Siempre que he pensado “no voy a ser capaz de hacer esto”, he dado un paso adelante y he sido bastante atrevida. Y a veces me he encontrado con un ambiente mucho más duro del que se encontraría un hombre simplemente por el hecho de ser mujer. Me siento orgullosa de haber cambiado las cosas que estaban en mi mano”.
*Maquillaje y peluquería: Yurema Villa (Ana Prado) para Guerlain y Mön Icon Team.
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