_
_
_
_

Los raperos ya no visten de Gucci, ni Fendi, ni Prada

Con el rapero del momento, Macklemore, poniendo de moda la segunda mano en tiempos de «20 dólares en el bolsillo», llega el relevo de los logos y las enseñas de lujo en los versos del Hip Hop más comercial.

2-chainz-pharrell

La referencia a firmas de lujo ha sido siempre una de las cantinelas preferidas de los artistas de Hip Hop y R&B (y de refilón, del pop). Los logos han formado parte de su idiosincracia toda la vida y no habido rapero que se precie en la historia que no haya hecho apología de estos símbolos como demostración de poder económico y posición social. Eso hasta que llegó Britney Spears y forró un coche con las iniciales de Louis Vuitton para uno de sus vídeos y la maison se querelló contra ella haciéndoselas retirar. Aunque nada que no arreglara años después Lady Gaga con su silla de ruedas oficialmente logotipada y bañada en oro de 24 kilates. Hoy las cosas han cambiado y en la era del logo amable, discreto, del lujo de marca blanca, los nuevos raperos reniegan de las siglas y prefieren sellar su estatus con referencias mucho más moderadas y sobre todo, especializadas (eso independientemente de las técnicas de product placement con otro tipo de artículos de lujo como automóviles, joyas, relojes o licores). Todo ello a la par que algunas de las tendencias que en su día puso de moda el rap, están de vuelta a las pasarelas y a las calles.

El rapero moderno, más cerca del hipster que nunca, no se entrega al logo por el logo sino que demuestra su señorío con un interés real por el mundo del diseño. Sugerir nombres menos conocidos, prácticamente en clave, es el nuevo negro en los versos de moda. Así raperos como 2 Chainz, Drake o Rakim Mayers, amante de las tendencias donde los haya, han cambiado los Guccis o Versaces de antaño por Comme des Garçons, Costume National, Helmut Lang, Thom Browne, Raf Simons o Rick Owens. A$AP Rocky (Raikin Mayers) los mienta en Peso o Fashion Killa, donde los enumera a casi todos. Este rapero natural de Nueva York al que Lana del Rey convertiera en JFK para el vídeo de «National Anthem» fue además imagen de Alexander Wang el pasado invierno. Drake, por su parte, abre su tema Congratulations con una alusión encriptada a su marca preferida, «black hearts on my cardigan», en referencia a la línea Play con corazones dibujados que lanzó recientemente la firma japonesa que dirige Rei Kawakuwo. Un mensaje solamente descifrable por entendidos en la materia que nada tiene que ver con el clásico chorreo al estilo «she got a thing for that Gucci, that Fendi, that Prada, that BCBG, Burberry, Dolce and Gabbana» de 50 Cent y Snoop Dogg en P.I.M.P o tomando los mismos referentes, en el mismo orden, el «Gucci Gucci» de Kreayshawn.

Ahí está también el rey del género para demostrarlo: Jay-Z. El orgulloso esposo de Beyoncé acaba de estrenar su nuevo trabajo «Magna Carta Holy Grail» en el que le dedica uno de sus singles a Tom Ford. El mismo creador que suele lucir habitualmente sobre la alfombra roja y que se ha hecho recientemente cargo del estilismo de «Suit & Tie», en el que Mr. Carter le hace compañía a su buen amigo Justin Timberlake.

El de la moda no es un terreno vetado al resto de géneros, que suelen referenciarla de forma mucho más sutil y menos propagandista. Basta comparar a modo de ejemplo el «Fashion» de Lady Gaga con el original de David Bowie. O el «Van Vogue» de Azealia Banks con el «Vogue» a secas de Madonna.

Kanye West, el mismo que acaba de anunciar que lanzará una línea de ropa para hombre de la mano de A.P.C. tras cumplirse dos años de su estrepitoso fracaso en la Semana de la Moda de París, lo mismo se marca un chascarrillo consonante con Kurt Cobain y Dolce & Gabbana (a propósito de White Dress) que cita en el tema New Slaves de su nuevo álbum Yeezus al diseñador Alexander Wang (uno de los más recurrentes a la hora de retorcer palabras).  De hecho, el recién estrenado padre de una niña a la que ha llamado North West, ya sacó en su día una canción bautizada como Christian Dior Denim Flow junto a varios colegas de profesión. Al lado de Jay-Z comparaba en otro de sus hits, esta vez Otis, su capacidad de escribir canciones con la habilidad de los artesanos de Hermès a la hora de confeccionar bolsos. «I am the Hermès of verses«, decía sin ruborizarse.

En el apartado femenino el ritmo lo han marcado siempre figuras como Missy Elliot o Lil’Kim. Aunque parezca mentira, Nicki Minaj no es justamente de las que regala versos a grandes conglomerados gratuitamente. Ella en cambio prefiere pelotear a Anna Wintour u Oscar de la Renta. Aunque las hay que no se cortan un pelo a la hora de asegurarse Louboutins gratis de por vida ¿verdad Jennifer Lopez? Ciara, una de las musas de Riccardo Tisci, el director creativo de Givenchy, otro de los preferidos de West a la hora de componer debido al bromance que les une desde siempre, suele mantener viva la llama de su inspiración con continuos guiños al diseñador en sus estribillos.

Ahora, curiosamente, y serán gajes de la recesión, uno de los temas más sonados de 2013 en este campo tiene que ver con un práctica algo menos glamurosa: los chollos de segunda mano. Así lo deja caer en tono sarcástico, con una mofa al eterno idilio entre el rapero prototípicamente multimilonario y el alarde de derroche, el artista de Seattle conocido como Macklemore. Y es que «Thrift Shop«, su oda a Goodwill, una cadena de macrotiendas de objetos usados sin ánimo de lucro repartida por todo Estados Unidos y Canadá en la que uno puede encontrar absolutamente de todo, incluidos abrigos de la abuela o mochilas y carteras de Louis Vuitton por menos de 10 dólares (o eso dicen), ha sido uno de los éxitos del año.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_