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Esto es lo que piensan 5 personas sobre tener ‘amigos por internet’

Cinco personas de diferentes edades nos explican qué los llevó a establecer relaciones ‘online’. Conocieron a amigos a través de Twitter o en foros. El resultado, para la mayoría, es muy positivo.

Cada vez consiguen normalizarse un poco más, pero los vínculos virtuales no logran alcanzar un estatus de realidad del que sí que gozan aquellas que se construyen en torno a la cercanía física. Sus orígenes se encuentran en los primeros foros y listas de correo de hace casi dos décadas. Entonces era posible cartearte con un amigo que no habías visto nunca, y con el que probablemente perderías el contacto tarde o temprano. En la actualidad, es habitual que los millennials establezcan lazos a través de las redes sociales: no todo el mundo tiene la suerte de conocer a gente con los mismos intereses y a través de internet es posible expresarse de una manera honesta y sentirse menos aislado del resto del mundo. Pero, ¿nos generan el mismo bienestar que las relaciones tradicionales? Y cuando abandonan el ámbito virtual y se materializan, ¿pueden llegar a resultar decepcionantes? A través de estos testimonios y con la ayuda de una experta intentamos solucionar estas cuestiones.

Lucía, 30 años.

“Yo creo que cuando te vas haciendo mayor y pierdes el contacto con las amigas del colegio, la universidad o los trabajos de juventud, y la mayoría de tus amistades han emigrado o cada vez tenéis menos cosas en común, es lógico que aparezcan o busques amistades nuevas. Sobre todo porque tus intereses vitales cambian y puede que los de esas personas también. A mí me pasó con el activismo, a la mayoría de gente con la que me llevaba no le interesaba y para ellos me convertí en “la pesada del grupo”, así que cada vez nos distanciamos más. A los 20 es fácil hacer amigos nuevos, pero a los 30, cuando has acabado los estudios y la vida es más rutinaria, no lo es tanto, así que internet se convierte en la fuente perfecta de nuevo contacto humano. Es ahí donde se juntan grupos de personas muy parecidas, con intereses similares y personalidades compatibles. A veces estableces relaciones con gente que vive lejos, o con la que tienes una diferencia de edad importante, y que en la mal llamada «vida real» serían complicadas. Si además añadimos cuestiones de personalidad introvertida, o ansiedad social (por poner dos ejemplos), el contacto por este medio es mil veces más fácil y fluido para aquellos que tienen estas «complicaciones». No siempre te ves en persona con tus amistades de internet, pero siempre están ahí, así que no entiendo por qué se demoniza. Una vez leí una frase que me gustó mucho, creo que era un tuit y decía: «Facebook es para los amigos que se han convertido en extraños y Twitter para los extraños que se han convertido en amigos». Y es totalmente cierto. En Twitter es donde he encontrado gente más afín a mí, y de Facebook he ido eliminando a gente de toda la vida que no sé muy bien en qué clase de desconocidos se habían convertido”.

Como Lucía, si lo que buscamos es crear comunidad y establecer relaciones  afectivas, ¿importa donde las encontremos? Jara Pérez, psicóloga y responsable de Therapy Web lo resuelve. “Todo depende de la persona y de lo que entendamos por compañía o afecto. Creo que aquí entra en juego el factor de la edad; las personas más jóvenes, criadas en el entorno de internet tienen mucho más asimilado el hecho de que haya amistades en las que el contacto físico no está presente. No creo que este sea necesario para forjar una relación en la que el afecto o la sensación de acompañamiento exista. En muchas ocasiones, conoces a alguien a través de redes sociales y sientes que existe escucha activa, apoyo, comprensión y complicidad en las conversaciones que mantienes a través de chat o videoconferencia, y eso es más que suficiente para que surja una relación de amistad. Sin embargo, hay personas para las verse es imprescindible, sobre todo aquellas que han tenido poco contacto con la tecnología”.

Marta, 23 años.

“La relación de amistad más duradera que he tenido se ha forjado en internet. Solo es comparable con la que mantengo con mi mejor amiga en mi ciudad de origen, así que para mí tiene mucha importancia. Hemos pasado por un montón de cosas importantes juntos: él salió del armario, yo rompí con el novio con el que vivía, me pusieron brackets, pasé por dramas familiares… Acabar los estudios y salir al mundo laboral también fue un paso fundamental y lo dimos juntos. Somos amigos desde que tengo 14 años y nunca nos hemos visto pero creo que mi relación con él le da muchas vueltas a muchas amistades que tengo cara a cara. Lo conoce hasta mi madre y hemos hecho Skype toda la vida”.

A este respecto, Pérez diferencia entre lo que la sociedad califica como “amistad” y las motivaciones personales que tiene cada uno. “Por lo general, uno de los factores que más se valora es el hecho de “estar ahí” cuando te necesitan: poder contar con la ayuda del otro y con su apoyo. Creo que en el momento en el que existe un compromiso por parte de los implicados, este vínculo  entra automáticamente en el saco de la amistad. Otra cosa es lo que cada uno quiera y/o necesite para mantener una amistad, y si eso coincide o no con los imperativos sociales”.

Nacho, 38 años.

“Con 20 años, un amigo me habló de una lista de correo de Yahoo. Allí hablábamos de música de los sesenta, de punk y de garage. Los miembros de ese grupo, que empezó siendo un lugar en el que compartíamos con los demás las canciones o los discos que nos gustaban, acabamos por hacernos amigos. Ahora lo pienso y me parece sorprendente porque ahora lo asumimos como algo natural pero creo que en aquel momento resultó un punto de inflexión.

Empezamos a organizar fiestas para reunirnos en sitios como Ponferrada o Madrid, y como éramos gente con aficiones comunes también coincidíamos en festivales. Yo no diferenciaba a estos amigos de los otros porque teníamos una relación muy cercana. Aun así, después se fue enfriando la cosa porque surgieron otro tipo de herramientas en internet y, en ocasiones, un cambio tecnológico supone que lo anterior se quede más apagado. Pero cuando los veo por ahí, seguimos saludándonos y sintiendo mucho cariño los unos por los otros.

También la experta considera que este es un canal fértil, y no solo desde un punto de vista afectivo. “Es muy positivo poder relacionarte con gente que tiene gustos afines a ti porque se crean lazos de intercambio de ideas, cultura, música o arte muy interesantes y enriquecedores para nosotros y para las disciplinas que se comparten. El hecho de que esta plataforma haya contribuido a que surjan este tipo de relaciones es sin duda un paso adelante en el mundo de las socialización. No hay duda de que internet ha revolucionado las relaciones entre personas”.

Lúa, 20 años.

Cuando tenía 14 años empecé a conocer a mucha gente a través de Twitter. Llegamos a ser un gran grupo de amigos de todas partes de España (sobre todo de Galicia, Madrid y Asturias, pero también había gente de otros lugares). Nos veíamos en festivales de música y nos hacíamos visitas, y eso nos permitía viajar desde bastante jóvenes. Con el tiempo, el grupo se fue enfriando. Mi familia y mis amigos criticaron en alguna ocasión estas relaciones porque ellos decían que eso no era el “mundo real”, pero para mí tenía el mismo peso que otras relaciones; al fin y al cabo, los conocía desde hacía años, hablábamos a diario y nos confiábamos cosas. De todas maneras, siempre fui muy prudente, y ahora con perspectiva veo que algunas cosas estaban mal pero guardo un buen recuerdo de aquello. Conservo la amistad con dos de mis mejores amigas, a pesar de que nunca hemos vivido cerca, una vive en Glasgow y la otra en Madrid. Pero aun así ellas son las personas con las que más cosas he vivido y las veces que nos vemos se convierten en ocasiones muy especiales».

¿Qué es lo que lleva a algunas personas a desconfiar de este tipo de relaciones? “Por lo general el desconocimiento y la falta de experiencia en este terreno. Si nunca has hecho amistades online es difícil imaginar que puedas establecer un compromiso con alguien sin haberlo visto nunca físicamente o sin saber cómo es su casa, o quiénes son sus amigos en la vida real”, explica Pérez.

Kos, 24 años.

Siempre he tenido amigos por internet, ¿quién no? Incluso tuve una novia a distancia, aunque no salió tan bien. Cuando se te dan mal las relaciones sociales, internet es una gran vía para no quedarte sin ellos. Frente a una pantalla es fácil crear vínculos porque no tienes tanta presión. Yo soy bastante tímido y se me da un poco mal interactuar con la gente, así que nunca sé qué decir ni qué contestar. A veces me quedo pasmado sin decir nada y la gente no sabe muy bien si soy borde, gilipollas o qué. De todas formas, creo que la barrera entre los amigos «reales» y los virtuales se está difuminando mucho. Yo que no tengo ningún amigo de verdad que no haya visto en persona, pero sí unas cuantas personas que aprecio. Lo bueno es que gracias a internet puedo llegar a relacionarme con gente que tiene ciertos intereses (videojuegos o lo que sea) que no tienen las personas de mi entorno cercano.

La experta suscribe las declaraciones de Kos. “Si yo no quiero salir a la calle para forjar vínculos con gente ¿por qué habría de hacerlo pudiendo cubrir esa necesidad a través de las redes sociales? Otra cosa diferente es que no desarrolle una serie de habilidades sociales en “la vida real” porque todo el trabajo lo hago a través de la tecnología. Eso sí que sería un problema porque lo más seguro es que vaya a necesitar estas herramientas en algún momento la vida y no pueda contar con ellas. Teniendo esto en cuenta, las redes sociales son herramientas maravillosas para que la gente con más dificultades para relacionarse físicamente se explaye a través de ellas”.

El hecho de establecer lazos a través de la red no nos impide relacionarnos con las personas con las que nos encontramos en nuestro día a día por eso, para Pérez, este tipo de vínculos con amigos por internet contribuyen a nuestro bienestar. Al mismo tiempo considera que, en ocasiones, las redes sociales provocan una sensación de asepsia que nos lleva a frivolizar las relaciones que generamos a través de estos medios. “Todos nos hemos visto inmersos en círculos de validación en los que apoyamos o damos la razón a conocidos a través de internet sin conocer a fondo la situación en la que se encuentran. Como cuando cuelgas una foto tuya, en la que no sales precisamente favorecida y recibes 20 comentarios diciéndote lo guapa que estás, o cuando apoyas a una de las partes en una ruptura sentimental sin que nadie te diga que eso no está bien. Además, el hecho de dar un me gusta, compartir algo en el muro de alguien o hacer algún comentario ocasional, a veces nos genera la falsa sensación de que somos amigos de estas personas o que sabemos de su vida, pero en realidad no es así”.

Con todo, si la amistad es fuerte, las expectativas se mantienen a salvo cuando se materializan  frente a un café. “Si lo que intentan hacer al quedar físicamente es lo mismo que hacen a través de internet, como por ejemplo tener una charla, contarse sus cosas o hacerse compañía, hay muy pocas probabilidades de que resulte decepcionante”, asegura Pérez. Pero si se trata de un asunto  sentimental, la cosa cambia. “La atracción que podemos sentir por una persona a través de las redes sociales tiene que verse respaldada por un montón de factores que solo podemos conocer cuando tenemos a la otra persona delante: su físico, cómo huele, su voz, la cercanía física, etc.”, zanja la experta.

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