La revolución será feminista o no será
Son jóvenes (algunas de ellas menores de edad), la mayoría ha vivido en primera persona las discriminaciones que desea combatir y sabe que para hacer llegar su voz a otras mujeres ha de aprovecharse de los beneficios de la sociedad de la imagen y la comunicación virtual.
De las comunidades latinas a las urbes rusas, de Túnez a Afganistán, las nuevas activistas feministas se juntan y prefieren la noche para hacer circular su credo, denso, casi ancestral. «Solo la fuerza de lo colectivo puede combatir al patriarcado» es la consigna que arde en sus consciencias y se repite en crews, comunidades o brigadas.
¿Cómo es y cómo actúa esta nueva generación de mujeres? Tienen en común que el punto de partida de sus luchas suele ser un tema muy local, típico de sus entornos casi siempre conflictivos, que ellas han experimentado en primera persona. La realidad las ha empujado a romper ventanas para hacer oír sus voces. En la construcción de sus discursos ponen de manifiesto problemáticas mucho más generales que afectan a muchas féminas en el mundo (matrimonios forzados, discriminación racial, herencia colonial, el género, etc.). Así mismo, saben penetrar en el mainstream amplificando su voz sin perder lo esencial/político de su mensaje. En suma, feminismo que parte de una experiencia vital radical, un enfrentamiento muy consciente con el patriarcado y que usa la imagen, la música y las redes sociales para crear arte, comunicación y vínculos de sororidad.
En Brasil, por ejemplo, donde violan a 130 mujeres cada día, Bucepower Gang habla de recuperar el control sobre nuestra sexualidad. Simplemente invita a las demás a subir selfies desnudas a una web y convierte el cuerpo en un arma de lucha contra el machismo. A la misma hora, Amandla Stenberg (de 17 años) imparte a través de YouTube una lección sobre el apropiacionismo de la cultura negra por parte de los medios y artistas de la cultura de masas. Su vídeo grabado para su clase de Historia alcanzó los dos millones de visitas. Vive en un país donde la violencia racista permea todas las capas de la sociedad. Tiene un Tumblr, y no dudará en usarlo. Como Stenberg, son activistas y menores de edad Lila Perry y Jazz Jennings, solo que transgénero. Y con sus gestos han logrado poner sobre la mesa los derechos de este colectivo.
Para Lara Alcázar, portavoz de Femen España, hay un relevo generacional porque todas las insurrecciones necesitan sangre joven y porque ya a edades muy tempranas las mujeres son sometidas a la hipersexualización y a los cánones estéticos. «Es importante que esa consciencia se despierte pronto, y en ese proceso los referentes son fundamentales», dice. Pero el mainstream, que todo lo devora, empieza a ser tímidamente asaltado por féminas con un discurso potente. ¿O es el feminismo el que es asaltado por el mercado? «Se dice que lo de Beyoncé, lo de Lena Dunham, lo de Emma Watson está mal porque es demasiado popular», opina Alcázar, «pero lo que hacen es visibilizar una palabra y un movimiento y acercarlo a la gente».
Alicia Cortés, del colectivo feminista radical Scum Girls, piensa, en cambio, que es puro marketing y que no va a la raíz del problema. «No todas las mujeres estamos en la misma situación de privilegio. El feminismo burgués de Beyoncé no me sirve a mí como obrera». Pese a todo, parece que las activistas necesitan el altavoz de los medios tanto como los medios las necesitan a ellas para tener noticias nuevas. ¿Se resiente el contenido político por un poco más de ruido y nombres propios? «En Femen somos conscientes de que nos permiten trasladar nuestro mensaje, pero lo hacemos en nuestros términos. El método que empleamos [mostrar los pechos] es un caballo de Troya en el sistema: el cuerpo que habéis querido explotar ahora nos sirve para hacer nuestras políticas».
Sonita Alizadeh no tenía uno de esos altavoces para contar sus problemas. Huyó de la guerra en Afganistán a Irán; dos veces se libró de ser vendida para un matrimonio y aún no había cumplido los 18. En el vídeo Brides for sale, que le dio fama internacional, aparecía vestida de novia, con la cara llena de moratones. Hoy usa su posición para denunciar la vulnerabilidad de otras niñas como ella. Con un vestido de novia, un pasamontañas o desnudas, lo dirán rapeando, en un late night o en la calle, pero la revolución será feminista o no será.
AMANDLA STENBERG
Niña Disney a los cuatro años, hoy es una de las jóvenes feministas más influyentes de Estados Unidos. Defensora de un «feminismo interseccional» (el que combate las diversas formas de opresión en función de cada identidad), ha posado para Calvin Klein y Stella McCartney. Con tal de vestirla, las marcas toleran bien su discurso de empoderamiento y crítica descarada. YouTube y Tumblr fueron sus primeras plataformas.
BRUJAS
Cansadas de la poca presencia de mujeres en el mundo skater, un grupo de latinas originario del Bronx creó el colectivo Brujas. Ante la gentrificación de sus zonas y la opresiva presencia policial, recuperan espacios comunitarios para chicas del barrio como ellas. Inspiradas en The Skate Witches, y conscientes de las raíces migrantes y las políticas del patín, promueven el apoyo mutuo. Sororidad y orgullo femenino en el barrio latino.
NADEZHDA TOLOKÓNNIKOVA
Por su «rezo punk», fue condenada junto a María Aliójina a dos años decárcel en Rusia, un país profundamente ortodoxo. Su juicio fue hipermediático y acabó en una campaña mundial de apoyo a su causa. Ya fuera de prisión, recorren el planeta performando su imagen y denunciando la situación política y penitenciaria de su país. Y hasta han sido requeridas para hacer cameos en la serie House of Cards.
BRITTANY PACKNETT
Una de las caras visibles del movimiento Black Lives Matter, surgido a raíz del asesinato de Trayvon Martin (resuelto con la absolución del agente de policía), es una mujer que ha aprovechado sus influencias en las altas esferas de poder –es directora ejecutiva de Teach for America– para crear Campaign Zero, una plataforma integral para poner fin a la violencia policial contra la comunidad negra.
AMANI AL-KHATAHTBEH
Nativa de Nueva Jersey, de ascendencia jordana y palestina, fundó el blog Muslim Girl, ahora convertido en una web con más de 40 redactoras. Allí se habla de la identidad, el feminismo y la religión. Amani defiende un activismo dentro del propio islam –en el que, según ella, está implícita la igualdad de géneros–, demostrando que no tiene por qué estar reñida ni con el velo ni tampoco con la barra de labios.
LILA PERRY
El lavabo de un colegio de Misuri se volvió trending topic por culpa de esta estudiante transgénero de 17 años y por algunas perlas de su manifiesto: «Yo soy una chica. No pueden obligarme a ir a otro baño». Lila se negó a ser segregada de sus compañeras, reclamando su derecho a utilizar el baño de mujeres. Ante las protestas de algunos padres, más de 150 alumnos salieron en su apoyo y el tema alcanzó la esfera nacional.
OVARIAN PSYCOS
Se reconocen por sus bicis y sus bandanas negras con un útero y unos ovarios impresos. Este aguerrido colectivo, formado íntegramente por mujeres afroamericanas y latinas, recorre los barrios de Los Ángeles como brigada ciclista, defendiendo un mensaje feminista y descolonizador de cuidado de la comunidad. El suyo es un activismo inspirado en las raíces indígenas sin perder de vista su localización urbana.
SCUM GIRLS MADRID
Jóvenes y anticapitalistas, se inspiran en Valerie Solanas (la activista que atentó contra Andy Warhol) para pregonar el uso de espacios no mixtos como estrategia de lucha. Se reúnen para afrontar la opresión heteropatriarcal en sus vidas cotidianas con acciones de denuncia. En las manifestaciones lanzan humo morado y entonan su lema favorito: «Somos malas, podemos ser peores».
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