Instinto maternal pero para los negocios
Crear una familia no fue lo único que revolucionó sus vidas. Ante la dificultad para conciliar emprendieron nuevos negocios para estar cerca de sus hijos. Arriesgaron y triunfaron.
Determinación. Y en algunos casos, también la obligación impuesta por el mercado laboral. En eso consiste la historia de las madres empresarias, y sus innovadores negocios, que componen este reportaje. Un ejemplo que en 2014 siguieron 4.096 mujeres, según datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El 51% de ellas son mayores de 25 años, y a muchas les movió la necesidad de cambiar de vida tras la maternidad, como muestra el informe del Banco Santander La mujer emprendedora en Iberoamérica –que analiza el emprendimiento femenino en España, Portugal y Latinoamérica–.
Esta banca española, como nos explican desde el Instituto de Crédito Oficial (ICO), fue la segunda entidad del país en tramitar el mayor número de sus créditos al desarrollo de nuevas empresas, tras el Banco Popular, y que dio 4.500 millones de euros de estos préstamos. De estos últimos, el 23% fue concedido a mujeres, lo que supuso un incremento del 45% respecto a 2013.
Una dinámica que debería tender a crecer, como explica Kerry Healey, presidenta de Babson College, la mejor escuela de emprendedores del mundo, según la revista Money: «Una sociedad exitosa utiliza todo el talento disponible. Los líderes deben tomar un papel activo en la promoción y contribución que las mujeres ya están haciendo y harán para asegurar un crecimiento económico positivo como el desarrollo social». No importa el momento vital en el que se encuentren.
01. SANDRA MIRAT Y SILVIA GONZÁLEZ DE LA MATA
Fundadoras de Howsty
Fueron exactamente 237 pares de zapatos los que cambiaron sus vidas. «Yo era abogada en Linklaters, un bufete internacional. En este sector tener horarios fijos es imposible y más conciliar, no porque no quisiera el bufete, sino porque si tienes un cliente que paga por tus servicios en el otro lado del mundo y necesita que le atiendas no lo puedes aplazar. Y yo quería ser madre», explica Sandra Mirat. Su socia, Silvia Gómez de la Mata, necesitaba un cambio. «Empecé en banca de empresa privada y también quería tener un proyecto con el que crecer. En este país, si pides una reducción de jornada te descartan para ascensos».
Con 10.000 euros lanzaron su marca de calzado étnico Howsty, con piezas de kilim hechas a mano por mujeres marroquíes. «Un amigo se lo enseñó al dueño de las tiendas NAC y los quisieron. En 15 días ya estábamos produciendo 500 pares», recuerda Silvia. «Cada año hemos crecido un 20%, ahora producimos más de 10.000 unidades que distribuimos en 18 países. Todos hechos en Alicante, por lo que podemos viajar allí con nuestros hijos. Hoy trabajamos más, pero estamos siempre con ellos. Lo que deseábamos», concluye Mirat. Un crédito ICO les ayuda a preparar ahora la conquista de EE UU.
02. SIRA FERNÁNDEZ
Propietaria de Pequeño Rockanroll
Cuando habla, inevitablemente apetece preguntarle cuál será el éxito musical del verano. Lógico, Sira era una de las locutoras más conocidas de los 40 principales. «Cuando nació Martín, hace cuatro años, en mi trabajo me dieron todas las facilidades. Di un paso a la dirección, en casa tuve ayuda de mi pareja, el periodista Frank Blanco, y abrimos la boutique Pequeño Rockanroll (como la canción de Quique González del disco Ajuste de cuentas, 2006), para que los niños se pudiesen vestir más allá del rosa y el azul, puntillas y lazos». Un proyecto que ha compatibilizado con éxito y estrés. El último año creció un 45% gracias a sus ventas en Suecia, Noruega, Finlandia y EE UU.
Pero con su segundo hijo, Mateo, todo cambió. «Siempre he sido workaholic, pero la maternidad puso mi mundo patas arriba. Me volví loca para no perderme nada de mi primer hijo, y con dos se dificultó. No solo quería estar en sus primeros pasos, también en todas sus papillas… He pasado a ser madreholic», dice con una sonrisa. «He disfrutado intensamente de 20 años en la radio. En diciembre lo dejé. Ahora apuesto por mi negocio. Sobre todo, no me quiero perder esta aventura».
De izda. a dcha.: María Varona y sus hijas; Paloma Montón y sus pequeños. En la escalera de pie, Nuria Pérez y sus hijas.
Sergio Moya
03. SUSANA SANDONIS
Fundadora de Peek & Pack
Durante su baja maternal en Kettal –la firma de mobiliario para la que llevaba la comunicación en Madrid– le informaron de que se cerraba el showroom en la capital. «Mi despido no tuvo que ver con mi embarazo, sino con la crisis», puntualiza. «Fue un mazazo. No me podía imaginar metida en casa. Me encanta arreglarme, ver clientes».
Formada como decoradora, mientras decidía su futuro comenzó a preparar la habitación para Martina y se dio cuenta del poco mobiliario diferente que había en el sector. «Soy una apasionada de las compras por Internet y decidí montar una boutique donde gente como yo pudiera encontrar piezas originales».
Con el dinero de su indemnización nació Peek & Pack: 8.000 euros los destinó a crear la web de la marca, cuyo logo está firmado por Ana Mirats, diseñadora web y de imagen corporativa de firmas como Massimo Dutti, Pronovias o Kocca. «Convertí el garaje en un almacén. Allí tenemos las piezas de todos los diseñadores que han apostado por nosotros, como los reconocidos Donna Wilson, FriendsWithYou o Dents de Loup». Compras en las que invirtió otros 17.000 euros.
No sueña con montar un local físico. «Mi modelo a seguir es Net-a-Porter. Procuro que la gente tenga la misma ilusión que yo al recibir el mensajero, el paquete, la bolsa, el cuidado embalaje y un producto que mejora al de la fotografía. Además, trabajando en casa puedo parar cuando mi hija sale de la guardería y al acostarla seguir con mi jornada laboral hasta que caigo rendida».
04. ADRIANA ESPERALBA
Fundadora y CEO de Bobo Choses
En 2008, y embarazada de su primer hijo, Teo, decidió «jugar a ser creadora de moda infantil» desde su empresa de diseño gráfico, Otto&Olaf. «Yo estaba embarazada, y junto a mi socia del estudio, que había sido madre también, bromeábamos sobre la idea de crear una minicolección ante la falta de prendas modernas».
Ambas empezaron a aplicar su creatividad sobre pequeñas camisetas. «Hicimos una pequeña línea con solo 70 referencias que presentamos en la feria Playtime, en París. Fue una inversión de 3.000 euros, que fue lo que nos costó el stand de seis metros cuadrados. Era un intento. Si salía bien, genial y si no, pues lo habíamos disfrutado», recuerda.
De aquella prueba vendieron 5.000 unidades y lograron un apasionado distribuidor en Japón. «Es nuestro segundo mercado tras Corea del Sur». Aunque ese pequeño éxito les sorprendió, hoy lo relativizan. «Sé que es muy poco, porque, por ejemplo, el año pasado, vendimos 230.000 prendas», dice con cierta timidez.
Bobo Choses distribuye en más de 300 puntos de venta repartidos por el mundo. El 96% de su producción lo destina a la exportación. Su equipo inicial de tres personas se ha convertido en una infraestructura con 15 trabajadores que en 2014 facturó 3 millones euros. Un desarrollo que ha logrado gracias a los tres créditos ICO que ha pedido. «Son palabras mayores. Pero no fue hasta 2011 cuando comenzó a ser rentable». Al tiempo que nació su segunda hija, Momo, que con su hermano mayor son imagen de la marca.
05. HELLO! CREATIVIDAD
Mar Ramos y Beatriz Gaspar
Las madres blogueras son todo un fenónemo en nuestro país. Pero si hay una perseguida es Beatriz Gaspar, quien narra en Con botas de agua sus aventuras sobre decoración, locales donde ir en familia o boutiques especializadas. Un perfil que tiene más de 200.000 páginas vistas al mes, además de las 27.000 madres que le muestran adoración en su Instagram. «Trabajaba en comunicación de Joyería Suárez cuando comencé esta aventura, que compaginaba con el cuidado de mi hija Martina (ahora de 4 años)», recuerda.
En un curso de blogging conoció a María Alonso del Yerro y Mar Ramos, también madres, blogueras y atrapadas en profesiones absorbentes. «Yo era abogada en Cuatrecasas y tenía jornada reducida, pero nunca un cliente lo notó, siempre estaba conectada –razona Ramos–. Con mi tercer hijo tuve que decidir con responsabilidad si podía con todo o no. Era imposible acostarse a las tres de la mañana, despertarse para dar agua a uno de ellos y a las ocho estar en la oficina a pleno rendimiento. Además de tener al día mi blog».
«Nuestra inquietud nos llevó a crear en 2012 Hello! Creatividad», dice Gaspar. Este portal está destinado a madres (por supuesto) y demás personas interesadas en aprender «con precios asequibles lo que a nosotras nos llevó cinco años», comenta Ramos. Más de 800 alumnos ya han pasado por sus clases virtuales de blogging, photoshop, caligrafía inglesa o estampación (desde 80 euros). «Ahora daremos otro paso más, abrir una nueva plataforma dedicada a lo que más nos piden, cursos de moda y belleza», dice ilusionada Gaspar.
De izda. a dcha.: Mar Ramos y sus hijos; Laura Baena; Beatriz Gaspar y sus hijas.
Sergio Moya
06. LAURA BAENA
El club de las malas madres
«No somos una empresa de mamis». Fueron las palabras que le dijeron en la agencia de publicidad en la que trabajaba cuando comunicó su embarazo. «Me di de baja la semana 38 y les pareció pronto. Evidentemente no acabamos muy allá», confiesa.
Durante este periodo abrió un blog para contar «la verdad sobre esa experiencia que se tiene tan idealizada (la maternidad), con una sección que se llamaba mala madre y que fue cobrando fuerza día a día». Al regresar a la oficina sus proyectos la esperaban. Reuniones y comidas a las mismas horas que antes, para ella intempestivas. «Me sentía una madre terrible, una creativa que no lo daba todo. Y encima esa imagen de no cumplir con tus obligaciones se veía reforzada por el ideal que venden los medios de comunicación, nuestra educación y el entorno. De esas sensaciones, de croquetas quemadas y comprar disfraces en el chino para fiestas escolares se iba nutriendo mi blog».
Durante dos años –hoy Martina tiene 3–, permaneció en su puesto como supervisora del departamento de diseño creativo. «En febrero del año pasado les dije: ‘Ahí te quedas mundo amargo’». Su dedicación se ha premiado con una cuenta de Facebook con 60.000 seguidoras, y un crecimiento de 2.000 a la semana. Allí, las madres responden a cuestionarios como: «¿Por qué deberían canonizarte como mala madre? ¿Cuál es tu mérito para entrar en el grupo…?». De la iniciativa ha salido una línea de camisetas que compran esta «comunidad emocional que no quiere perder su identidad como mujer», como la define Baena.
El 7 de abril, que ya habrá dado a luz (está de 38 semanas) publica el libro titulado con el nombre de su club (ed. Lunwerg), con el manifiesto, los mandamientos y las claves. «Muchos y muchas me han atacado diciendo que he hecho de esto un negocio. Yo les respondo que sería tonta si no intentara convertir algo que me apasiona y a lo que dedico mi vida en mi medio de subsistencia».
07. MARÍA VARONA
Directora de Yellowpelota
Algunas de las muestras de arte que hemos visto hasta hace tres años en El Prado o la Fundación Mapfre las organizó ella desde la empresa en la que trabajaba. «Quería ser madre y la conciliación en este sector no es posible», explica Varona. Una reunión familiar hizo el resto. Su marido apoyó su iniciativa de crear una firma de moda. Su madre, «que siempre había cosido y hecho punto, se entusiasmó». Solo hubo un cambio en la idea inicial, en lugar de introducirse en el complejo mundo de la indumentaria de adultos, decidieron comenzar por la infantil.
En 2011 lanzó Yellowpelota con el nacimiento de Vega. «La primera muestra nos costó 6.000 euros, incluida la presentación en la feria de París. Solo llevamos 20 referencias con los estampados y una gráfica que creó, y sigue creando, mi chico, que es diseñador gráfico. Todas ellas cosidas por mi madre. Ahora tenemos ayuda».
En estos tres años las cosas han cambiado mucho. En 2014 facturaron 60.000 euros y hoy están presentes en 12 puntos de venta en Estados Unidos. «Estoy feliz porque di con la fórmula de la conciliación: hacerme empresaria. Puedo sacar tiempo para lo que quiera, pero lo tengo claro: lo primero son ellas y luego está el resto». Y el resto al que se refiere es su presencia en siete países y 20 establecimientos, donde distribuye 2.500 diseños.
08. PALOMA MONTÓN
La cocinita de Chamberí
Una entrevista lo cambió todo. «Soy publicista pero trabajaba en una revista dedicada al sector agroalimentario. Una técnico me contó que antes no se preocupaba por lavar lo que comía, pero que después de comprobar todos los químicos que llevan los alimentos, lo hacía con muchísimo cuidado».
Con el nacimiento de su hija Olivia, «que comía muy pocas cosas», convirtió aquella preocupación en su negocio. «Me costaba mucho encontrar las pocas cosas que le gustaban a mi hija. Por eso decidí crear un espacio donde ofrecer productos ecológicos, pero no solo de alimentación, también menaje, libros, juguetes…». Este espacio es La cocinita de Chamberí, en Madrid, al que dedicó una inversión de 60.000 euros. «Lo inauguré hace cuatro años, en plena crisis. La gente entraba y decía: ‘Lo compraría todo’; pero no lo hacían. Eso sí, gracias a las redes sociales comenzamos a tener más y más clientela y, por fin, el año pasado tuvimos beneficios».
En la capital se la conoce como el emblema de la alimentación saludable y la defensa de la crianza respetuosa. Los fines de semana tiene llenos totales con sus cursos de cocina para adultos y niños (15 euros la hora). «Es una forma de enseñar a los padres cómo introducir la alimentación saludable a sus hijos y acercar a los pequeños a la cocina y los productos eco».
09. NURIA PÉREZ
Sparks & Rockets
Era una referencia en el mundo de la publicidad. «Llevaba las cuentas de Coca Cola, Kellog’s, Fiat… Gané premios en Cannes y Nueva York. Y nunca me había atraído el mundo maternal». Pero llegaron sus hijas, Olivia y Matilde. «Ya me sentía realizada como publicista, vivía en Londres, no tenía mi familia cerca y no quería dejarlas con una desconocida. Así que me reciclé». Primero estudió coaching y cursos de discovery de escritura creativa. «Así creé Sparks & Rockets, un servicio para enseñarles a las madres –mi nuevo target– cómo hacer campaña de sus empresas, alcanzar objetivos, tener una voz individual y, por las tardes, ofrecer ideas para disfrutar con los críos. También ayudarles a descubrir el talento que tienen los pequeños. Hay vida más allá del ballet y el fútbol». Esta es la esencia de su servicio con el que llega a 150.000 madres de todo el mundo, «sobre todo entre Londres, EE UU y España». Sus sesiones por skype cuestan 45 euros, y 200 euros por sesión presencial.
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