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Hombres con traje y sandalias, ¿a favor o en contra?

La colección de Marc Jacobs reabre el debate acerca de la rígidez de los códigos masculinos y la adaptación de su armario al calor. Cuatro expertos de la industria nos dan su opinión.

cover sandalias masculinas
Clara Ferrero

No ha habido publicación especializada que no le haya dedicado un artículo a la colección masculina de Marc Jacobs para el próximo verano 2016. Más allá de las crónicas de rigor que analizan los pormenores de cada desfile, la propuesta del diseñador ha generado los últimos días un buen puñado de titulares. El motivo no es otro que su apuesta por un hombre que combina traje con sandalias. Lo que jamás sería noticia en una colección femenina se ha convertido en el epicentro del acalorado debate que regresa cada año con la subida de las temperaturas. ¿Estamos preparados para ver a un hombre entrar en la oficina con los pies descubiertos? ¿Es estéticamente reprobable? ¿Será algo tan normal en el futuro que dejarán de tener sentido las preguntas anteriores?

Antes de entrar en los pormenores del debate, vaya por delante que Marc Jacobs no es el primero (ni será el último) en mezclar estilismos formales con calzado deportivo y descubierto. Desde hace varias temporadas las colecciones masculinas apuestan por liberar los pies de su asfixiante prisión en época estival y combinan los zapatos más frescos con atuendos tanto relajados como más serios. Hasta Hermès, símbolo del lujo elevado a la máxima potencia, se ha atrevido con la mezcla de traje y sandalia y firmas como Bottega Veneta o Antonio Marras continúan incluyéndolas en sus propuestas para el próximo verano. Las críticas y comentarios se han centrado, sin embargo, en la colección de Jacobs. Parece ser que ha sido el tipo de sandalias que ha utilizado (unas flip flop, conocidas por el resto de los mortales como chanclas de dedo) lo que no termina de convencer a sus detractores.

Desde Jezebel piden al diseñador que acabe con esta farsa de sandalias. En The Cut, sección femenina del New York Magazine, abren el debate preguntando a varios famosos cuál es su opinión acerca de llevar sandalias más allá de la piscina. Y desde Mashable, el periodista David Yi se muestra tajante y, bajo el titular Men, it's never OK to wear open-toed sandals, implora a sus congéneres que jamás de los jamases saquen sus pies a tomar el aire. Con frases como “las sandalias son un pecado para los hombres de cualquier lugar y deben morir” o “es asqueroso ver a esos hombres enseñando sus pies de Hobbit con uñas largas y callos escamosos”, su artículo se ha compartido más de 30.000 veces y ha reabierto el debate en las redes sociales. Algunos argumentan que el periodista tiene más razón que un santo. Otros muchos critican su postura y defienden su derecho a utilizar calzado abierto.

Sandalias masculinas en los desfiles de Brioni, Bottega Veneta y Antonio Marras.

Getty

Llegados a este punto es necesario plantear si dentro de nuestras fronteras estamos preparados para ver los pies de nuestro compañero de oficina a diario y si es o no discriminatorio para los hombres que, mientras nadie cuestiona por qué las mujeres se descalzan en verano o enseñan las piernas en la oficina, sus códigos de vestimenta continúen siendo más rígidos. Preguntamos a cuatro expertos pertenecientes a distintas disciplinas de la industria (diseño, protocolo, periodismo especializado y tendencias) para conocer su postura en este debate:

Ana Locking, diseñadora

La diseñadora y artista lleva años apostando por mezclar trajes y sandalias en sus colecciones masculinas y tiene claro que hoy día las reglas que prohíben ciertas prendas o atuendos, ya sea en el armario de uno u otro sexo, no tienen sentido. “Los hombres siguen perjudicados por convencionalismos sociales. Me parece absurdo que en ciertos restaurantes u hoteles de alto nivel en los que el cliente va a dejarse mucha pasta no pueda elegir si quiere ir con pantalón corto o sandalias. De igual modo, en determinados ámbitos laborales (por ejemplo, un banco) aún es difícil relajar los códigos porque asociamos los pies descalzados a una falta de cuidado de la imagen y eso nos produce desconfianza. Sin embargo, no hay más que ver como los brokers que más poder tienen en la bolsa inglesa son los que dejan la corbata en casa. Creo que la tendencia va en este sentido y ojalá algún día cualquier hombre pueda ir al trabajo con sandalias”, apunta la diseñadora. Eso sí, no todo vale. Su consejo es dejar las chanclas para la piscina y elegir diseños más elaborados para ir a trabajar.

Miguel del Amo, experto en protocolo

El profesor de Protocolo Social y Etiqueta en IDACEM (Escuela de Marketing y Moda), Miguel del Amo, se muestra en contra de democratizar el uso de la sandalia masculina. “Creo firmemente como experto en Protocolo Social y Etiqueta que la sandalia masculina debe seguir lo más lejos posible de la oficina y que no debe formar parte de la etiqueta empresarial o etiqueta social bajo ningún concepto porque es totalmente inadecuado. Tenemos otros muchos momentos en los que nos podemos poner unas sandalias o otro tipo de calzado más deportivo”, comenta a S Moda. En su opinión no estamos preparados para ver a los hombres trabajando en traje y sandalias, "ni falta que hace”. Su consejo para acudir “elegantes y adecuados al centro de trabajo” es combinar un traje clásico con zapatos tipo Oxford.

Para terminar, aclara que, bajo su punto de vista, los códigos de vestimenta masculina en el ámbito laboral no son más estrictos que los femeninos y que saben adaptarse a la época estival. “En verano las corbatas desaparecen, el uso de polos se generaliza y se puede acortar un poco el largo del pantalón combinándolo con mocasines sin calcetín o con pinkies (esos calcetines tan cortos que se vuelven invisibles escondidos dentro del zapato)”, explica. Sin embargo, el experto aconseja continuar usando camisa de manga larga aunque el calor apriete en las calles: “El hombre está mucho más elegante con una camisa de estas características que sobresalga del puño al menos dos dedos cuando doblemos el brazo”, comenta.

Las propuestas para esta temporada de Junya Watanabe y Ana Locking (centro).

Getty

Jose Luis Díez-Garde, periodista experto en moda

Díez-Garde, editor de moda de la revista masculina GQ, defiende una posición intermedia: "Depende del lugar al que vayamos y dónde trabajemos, pero como norma general deberíamos limitarnos a la etiqueta clásica. Estamos hablando de negocios y la ropa tiene que transmitir que somos serios. En este sentido tampoco soy partidario de las bermudas en un ambiente laboral”. Sin embargo, el periodista considera que el calzado veraniego acabará aceptándose. “A finales del siglo XVIII se produce la 'gran renuncia' del hombre a la moda y nos ha costado dos siglos recuperar nuestro territorio. De hecho, está mejor visto enseñar más piel en el caso de las mujeres y es ahora cuando nosotros estamos incorporando las camisetas de tirantes, los shorts o las sandalias”, detalla.

En su opinión, los códigos de vestimenta masculinos para ir a trabajar son más rígidos que los femeninos debido a que la mujer se incorporó al terreno laboral más tarde. “A nuestras espaldas tenemos doscientos años de tradición en la indumentaria laboral y cuesta más hacer cambios que en el caso de la mujer", aclara. A esto se suma la falta de prescriptores que ayuden a derribar barreras y el miedo de muchos chicos a ser tachados de homosexuales si arriesgan vistiendo. El periodista lo explica muy bien: "Nos resulta díficil encontrar iconos de estilo y necesitamos que sean hombres de mucho éxito. Así, el Príncipe Felipe fue quien de alguna manera autorizó a llevar la barba con traje; Mario Conde en su momento álgido puso el reloj Hublot de moda y David Beckham y Cristiano Ronaldo han sido los grandes precursores de la preocupación por la belleza masculina. Pero claro, no nos imaginamos al actual Rey con unas sandalias y un traje, Mario Conde hace ya tiempo que dejó de ser un icono, y Beckham es muy clásico vistiendo. En este caso mejor no hablar de Ronaldo. Si alguno de estos hombres o de su nivel los llevan, acabaremos viendo con seguridad los trajes con sandalia. Además, nadie duda de la heterosexualidad de los futbolistas".

Por si a los deportistas les da por animarse con la tendencia, Díez-Garde no se olvida de la importancia de una buena pedicura antes de exhibir los pies. Y, si por el contrario se resisten a la combinación propuesta por Marc Jacobs, también tiene solución para que los hombres (y sus pies) afronten con éxito las altas temperaturas: “Soy fanático de las alpargatas. Son una prenda perfecta para estos meses y están de moda. Basta ver la colección de Dolce & Gabbana para el verano de 2016. Además son muy mediterráneas y españolas”, termina.

Las alpargatas que propone Dolce & Gabbana.

Getty

Javier Plazas, analista de tendencias

El experto en coolhunting tiene claro que trajes y calzado de verano irán de la mano. "La moda masculina está atravesando uno de sus mejores momentos. Acabo de regresar de las ferias Panorama y Premium en Berlín donde he podido comprobar que la moda y el calzado masculino tienen gran protagonismo. Creo que el revuelo de la colección de Marc Jacobs tiene que ver con el exceso de visibilidad que tienen los pies del modelo al llevar ese diseño, pero se pueden elegir opciones más elegantes como la del diseñador Juun J", explica a S Moda.

El analista de tendencias afirma que el aumento de freelancers y nuevas profesiones harán que las reglas sociales que impiden a los hombres adaptar su vestuario a los 40 grados a la sombra se vayan diluyendo y adaptando. "Como coolhunter tomo como referentes las empresas donde hay libertad estética y creatividad. Las que obligan a que sus empleados vistan en verano camisas de manga larga, no me interesan", termina.

Más ‘sandalias de dedo’ en la colección de Juun.J para la próxima temporada primavera-verano.

Getty

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Sobre la firma

Clara Ferrero
Es redactora en S Moda, revista en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. También es cocreadora de 'Un Podcast de Moda', el primer podcast en castellano especializado en la temática. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y especialista en Comunicación de Moda por la Universidad Complutense.

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