Hillary Clinton confía en Ralph Lauren como su diseñador de cabecera
La candidata demócrata ha elegido trajes de la firma en todas las apariciones claves de la campaña. ¿La vestirá durante su mandato si llega a la presidencia?
En su primer mitin para las elecciones presidenciales de 2016, Hillary Clinton lució un traje de chaqueta azul con camiseta a juego firmado por Ralph Lauren. Cuando confirmó su nominación a la presidencia de Estados Unidos durante la reunión del Partido Demócrata, la exsecretaria de Estado volvió a confiar en Ralph Lauren luciendo un conjunto blanco, una elección interpretada como declaración feminista (el blanco es el color de la protesta asociado con las sufragistas y Clinton estaba celebrando ser la primera mujer nominada a la presidencia de Estados Unidos). También durante los dos debates presidenciales se decantó por las creaciones del diseñador americano. En el primero eligió un traje rojo y en el segundo vistió uno de color azul marino con solapas blancas. De las elecciones estilísticas de la candidata demócrata podemos destacar que, durante las principales apariciones televisadas de la campaña (además de vestir los tres colores de la bandera americana), ha confiado en un solo nombre: Ralph Lauren.
En moda se suele decir que ‘dos’ es casualidad y ‘tres’ es tendencia. Teniendo en cuenta que Ralph Lauren la ha vestido en cuatro ocasiones, parece lógico pensar que se trata de un patrón recurrente y perfectamente estudiado. Incluso de un compromiso. Así lo plantea Vanessa Friedman en un artículo para el The New York Times. Tal y como explica la reputada crítica, esto puede ser relevador de cara al futuro. Es probable que si Hillary Clinton llega a la presidencia, Ralph Lauren se convierta en su diseñador de cabecera. Si gana las elecciones, el modisto presumiría de ser la persona que ayudó a crear la imagen de la primera mujer presidenta de Estados Unidos y de firmar sus principales elecciones estilísticas durante su mandato. A pesar de que desde la firma no han querido confirmar ni desmentir, las evidencias están ahí.
Existen varios motivos para entener la confianza que Clinton viene depositando en Ralph Lauren. La firma es estandarte de un estilo americano muy reconocible y en sus diseños no falta el espíritu patriótico materializado en la bandera y sus colores. Es uno de los mejores representantes del ‘Made in USA’, ha vestido al equipo olímpico estadounidense y encarna a la perfección el sueño americano: nació en el Bronx y pasó de vender corbatas a encabezar un imperio. Además, ambos pertenecen a una generación que ha vivido las mismas realidades sociales y políticas. Y (casi) lo más importante: sus diseños sientan bien a la candidata sin causar estridencias; ropa favorecedora que sabe mantenerse en un segundo plano.
Durante la campaña de 2008, Clinton lució firmas dispares y Anna Wintour la tachó de vestir demasiado masculina y la criticó por no arriesgar en cuanto a siluetas, colores o nuevas versiones de sus inseparables trajes. Ahora, a pesar de que durante la presente carrera electoral se ha dejado ver con diseños de otras marcas como Armani, es probable que si alcanza la ansiada presidencia se asocie con un solo nombre. Así lo hicieron Jacqueline Kennedy (la primera dama confió en el diseñador franco-estadounidense Oleg Cassini) o Nancy Reagan (fue frecuente verla con creaciones de Adolfo). Sin embargo, mientras que Michelle Obama encomendó sus apariciones a Jason Wu durante la campaña de su marido y dio la oportunidad a nuevos nombres del diseño americano de colarse en su armario, parece que Clinton apostaría por un nombre de toda la vida más que consagrado. A pesar de que Ralph Lauren es símbolo del lujo americano y de que sus precios están alejados de lo que puede permitirse la clase media del país–a la que Clinton quiere parecer como próxima– es cierto que sus líneas más asequibles lo convierten en una firma un poco menos elitista si la comparamos con otras que ha vestido la candidata.
De confirmarse a) que Hillary sea la nueva presidenta del «mundo libre» y b) que Ralph Lauren la vestirá durante su mandato, podemos esperar que las apariciones de Clinton sean elegantes y sin sorpresas. Los trajes de chaqueta y pantalón seguirían siendo su prenda fetiche y, probablemente aquellos a los que le gustaría verla con elecciones más modernas, menos recias y más divertidas, se quedarían con las ganas. Lo sentimos, Anna Wintour.
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