Seis claves que debes tener en cuenta parar comprar tu primer bolso bueno
El tamaño, el cierre, el color o cómo ha sido fabricado importan. Sobre todo, a la hora de invertir en una pieza de calidad que dure muchos años.
Hacerse con un bolso de calidad es uno de los objetivos que figuran en cualquier guía del buen vestir. Más allá del estatus que puede otorgar lucir el logo de tal o cual firma, elegir un diseño que nos guste tanto hoy como dentro de diez años –y, lo que es más importante, que dure diez años– no es baladí. Del mismo modo que comparamos los megapíxeles de la cámara, la capacidad de almacenamiento o qué tal quedan los selfies cuando estamos pensando en renovar el smartphone, existen varias cuestiones que debemos tener en cuenta antes de enfrentarnos a la compra del ‘primer bolso bueno’ (o del segundo o el tercero). Varios expertos del sector comparten con S Moda sus recomendaciones para comprar sin arrepentimientos:
Ligero y cómodo. A la hora de elegir un bolso que nos acompañe no solo durante muchas horas, sino en los próximos años, conviene no dejarse cegar por el diseño y valorar aspectos como la versatilidad o el peso. Así lo considera Mónica Díaz, cofundadora de la firma española de complementos Möhel: «Es esencial que sea liviano y también recomiendo que cuente con varios compartimentos, de ese modo no nos volveremos locos buscando las llaves o la cartera». María Vázquez, directora creativa de Bolsillo, que produce sus bolsos de edición limitada en Cádiz, coincide con ella y aconseja apostar por un diseño que tenga un punto diferente pero resulte práctico, que se pueda colgar de varias maneras –al hombro o en la mano, por ejemplo– y firmado por una marca con valores.
Seguridad. «La elección del tipo de cierre depende de los gustos de cada uno. Mientras que la cremallera ofrece más seguridad, alternativas como las lazadas o el imán permiten acceder al contenido con mayor rapidez», apunta Díaz. A pesar de que muchos de los bolsos que llevan viéndose las últimas temporadas carecen de cierre –los capazos o bucket bag suelen dejar su contenido desprotegido–, los expertos recomiendan no decantarse por esta opción, sobre todo, si se trata de buscar un bolso todoterreno con el que viajar en transporte público sin temores. «Mi consejo es no dejarnos enamorar por las formas minimalistas que normalmente tienen aperturas sin cremallera y dejan todas las cosas a la vista. Si tiene cremallera ha de ser suave y las fornituras tienen que estar lacadas para que no se pierda el color con el roce. También recomiendo fijarse en el forro, que también es importante», añade Vázquez.
Mejor en tono neutro. Igual que ocurre con el calzado o con una prenda de abrigo con vocación eterna, los colores fáciles de combinar aseguran una mejor amortización. El negro, el gris, las tonalidades cuero o las tierra son las más versátiles y funcionan en casi cualquier ocasión. «Como primer acercamiento a un bolso de calidad me alejaría de colores excesivamente llamativos o estampados muy marcados ya que corremos el riesgo de que nos cansen y nos lo pongamos muy poco», recomienda la creadora de los bolsos Made in Spain Möhel. Ricardo Ballen, CEO y director creativo de la firma colombiana Ballen Pellettiere, coincide con ella, aunque con una puntualización: «Si se trata de un bolso utilitario apostaría por un tono clásico, pero si es una compra pensada para la noche o las ocasiones festivas sí aconsejaría elegir un color especial que lo haga resaltar sobre las demás prendas. En general, antes de decantarnos por un diseño u otro hay que valorar en qué ocasiones lo planeamos utilizar, si su finalidad es la de ‘cargar’ cosas o es puramente estética».
Capacidad media. El tamaño importa, y mucho, en cuestión de bolsos. A pesar de que las pasarelas se empeñen en llevar sus proporciones al extremo –de los pequeños en los que no cabe ni el móvil a los que parecen ideados para llevar la casa a cuestas–, la decisión más terrenal pasa por buscar un punto intermedio. Más allá de cuestiones estéticas, conviene ser realistas también por salud. La directora creativa de Bolsillo lo resume así: «Hay que intentar no machacar la espalda demasiado y elegir bolsos de tamaño mediano, es decir, no hay que empeñarse en agrandar el tamaño del bolso sino en reducir el del monedero y la cantidad de cosas que cargamos cada día».
Precio razonable. Comprar un bolso de calidad no siempre es sinónimo de desembolsar una cantidad de dinero desorbitada. Pero igual que es necesario desterrar esa idea, también hay que aceptar que cuando se pagan precios irrisorios es imposible que las condiciones de fabricación y los materiales empleados sean los adecuados. «Si hablamos de un bolso de piel de curtición vegetal en tamaño mediano que se haya fabricado de manera ética y sostenible creo que es posible encontrarlo a partir de los 250-300 euros», apunta Vázquez. Hay que tener en cuenta que fabricar un buen bolso es un proceso artesanal que requiere ensamblar a mano muchas piezas, como un pequeño puzzle. Si el trabajo de los artesanos está adecuadamente retribuido y los materiales son nobles, el precio de venta no puede ser ni mucho menos tan asequible como en las grandes cadenas, que deslocalizan la producción para ahorrar costes y no siguen procesos artesanales.
Errores a evitar. Comprar un bolso, o cualquier otra cosa, requiere no dejarse llevar por el impulso momentáneo y apostar por un diseño que sea fiel a nuestra personalidad, estilo y necesidades en cada momento. «Evitaría cualquiera con el que no nos sintamos cómodos e identificados», puntualiza la diseñadora de Möhel. Pero más allá de las cualidades físicas del accesorio, hay que tener en cuenta cómo ha sido fabricado, más aún cuando se está dispuesto a invertir en una pieza duradera. «No compraría aquellos que no se hayan confeccionado de manera ética y sostenible. Si un bolso es muy bonito pero ha sido fabricado en países de dudosos derechos laborales o medioambientales, deja de ser bonito porque seguramente esconda muchos dramas detrás», detalla Vázquez. El diseñador al frente de Ballen Pellettiere añade dos recomendaciones que no por ser más evidentes, dejan de ser fundamentales: «Hay que evitar las copias, los bolsos del fast fashion y aquellos confeccionados con materiales sintéticos derivados del petróleo, que además de ser contaminantes los hace poco duraderos».
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