Generación Z: estos son los 50 españoles de los que hablaremos en el futuro
Digitales, emprendedores, creativos, inconformistas y sin miedo al cambio. Estos 50 posmilénicos españoles tienen un rasgo común: no les tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones.
LA REGLA DE LAS TRES ‘ÍES’: IRREVERENCIA, INMEDIATEZ E INCERTIDUMBRE
Casi ocho millones de españoles y 2.000 millones de personas en el mundo pertenecen a la generación Z, nacidos entre 1994 y 2010. Las tres ‘íes’: irreverencia, inmediatez e incertidumbre es la suma que mejor les define según los autores de Generación Z (Plataforma), Nuria Vilanova, presidenta de Atrevia, e Iñaki Ortega, director de Deusto Business School. «El mercado laboral del futuro se beneficiará de esas tres características que definen a los centenials. Esos tres rasgos de su personalidad serán los atributos que más se tendrán en cuenta para sus procesos de recruitment (procesos de selección)», apunta Ortega. Por su parte, Vilanova considera que son «esencialmente digitales, emprendedores e inconformistas. Si algo les define y diferencia son sus nuevas inquietudes y la visión de futuro tan disruptiva respecto a la que sostenían generaciones anteriores».
IMAGINACIÓN CONTRA LA PRECARIEDAD
En España la tasa de paro juvenil es de un 33,7%, y en la última Encuesta de la Población Activa el número de parados bajó en todos los grupos, salvo en el de 20 a 24 años, donde aumentó en 3.100 personas. No en vano, el Consejo de la Juventud alerta del aumento de jóvenes españoles en riesgo de pobreza y exclusión social. Sin embargo, los Z tienen un par de armas que están sorprendiendo a las generaciones anteriores a ellos: la creatividad y el colaboracionismo. Utilizan su imaginación contra la precariedad y se comunican con fluidez a través de las redes sociales para ayudarse entre ellos. Si la educación formal no les ofrece lo que necesitan para triunfar, lo aprenden en tutoriales de Internet. Si el mercado no les escucha, crean sus propios productos. Y, ojo, porque así también podrían derribar a todo un sistema dado el desinterés que perciben de los políticos hacia ellos y sus circunstancias, pese a que, en nuestro país, representan a más del 15 % de la ciudadanía.
CONECTADOS: INTERNET ES EL NUEVO REINO
Para esta generación de nativos digitales, Internet es su medio y el smartphone, con una penetración de casi el 100% entre los jóvenes españoles de 14 a 25 años, es su herramienta. Según el Instituto de la Juventud español (Injuve), casi el 40% de los jóvenes Z pasan una media de entre 6 y 10 horas conectados a sus móviles. «El hecho de que no sean capaces de concebir su vida sin Internet, algo que para ellos es de primera necesidad, unido a sus características generacionales, ha dado pie a un nuevo arquetipo de consumidor, trabajador y ciudadano», apunta Vilanova. Lo encuentran todo en la red y en ella –y en sus redes sociales– se inspiran para gestar sus ideas. Eso sí, los expertos señalan que también pueden ser manipulados por las fake news o adolecer de acoso digital u obesidad debido al sedentarismo. Además, según una encuesta de Universia, el 51% de los jóvenes se considera dependiente del móvil y un 37% cree que es imprescindible llevarlo siempre encima. Y los expertos advierten: ser nativo digital no te hace comprender la tecnología, hay que enseñar programación y pensamiento computacional desde la escuela infantil.
PREPARADOS (Y EN LUCHA) PARA UN FUTURO INCIERTO
Si los milénicos se consideraron la generación mejor preparada de la historia, los centenials no se han quedado a la zaga ya que ellos han puesto la mirada en el futuro, que han determinado como incierto. Fieles a su espíritu luchador, han empezado a levantarse en armas pacíficas, pero tenaces. Así, las ONG ecologistas han visto como una adolescente, Greta Thunberg, ha puesto el mundo patas arriba y está consiguiendo que la sigan millones de jóvenes por todo el globo. Los políticos abren los ojos: es una acción social basada en un miedo real de no tener un planeta en el que vivir. «Es una generación autodidacta, con una agilidad y un potencial extraordinarios para innovar, crear, modificar y transmitir la información. Afortunadamente, sin filtros ni miedo alguno al cambio», explica Nuria Vilanova, que señala que «quizá por el contexto en que les ha tocado crecer, experimentan la incertidumbre con una actitud antes impensable: para ellos es un indicador más de vitalidad. Están más acostumbrados a ella que a la presión por alcanzar una estabilidad, que ya no les interesa porque no les representa».
Lucía de la Fuente (24 años, actriz). A su corta edad cuenta con un currículum envidiable: ha trabajado con Álex de la Iglesia (Las brujas de Zugarramurdi, Mi gran noche), ha sido la niña sin ojos de Pieles, de Eduardo Casanova, y ha participado en varias temporadas de las series Cuéntame, Hospital Central y, actualmente, en Amar es para siempre. «Empecé con 10 años, y ya me quedé en la profesión. He descubierto trabajando, con la experiencia, cuál es mi mundo y lo que quiero hacer. Y poder decir eso a mi edad es tener mucha suerte». Piensa que le ha tocado vivir una buena época: «Nuestra generación tiene la mirada más abierta que antes, y las cosas más claras. A nivel actoral, creo que contamos con más facilidades, más oportunidades para elegir, y eso te ayuda a definirte».
Sandra Escacena (18 años, actriz). A los 16 pasó un casting multitudinario y se convirtió en la musa del director Paco Plaza, quien la eligió para protagonizar la película Verónica (convertido en filme de culto tras su estreno en Netflix). Y ahora, cuando por fin ha alcanzado la mayoría de edad y tras alguna colaboración en series como Paquita Salas, no duda sobre su futuro: «Cuando pase la Selectividad voy a combinar Derecho con el mundo de la interpretación. Si no lo doy todo ahora, ¡imagínate!».
Pol Monen (24 años, actor). Rodó con Almodóvar a los ocho años (La mala educación), fue nominado al Goya por su primer protagonista en cine con Amar, ha trabajado dos veces con José Coronado (en la película Tu Hijo y la serie Vivir sin permiso), es la estrella de ¿A quién te llevarías a una isla desierta? de Netflix… «La culpa de todo la tiene ver actuar a Fele Martínez y Gael García Bernal y mi escuela de teatro fue la guinda. Somos una generación que apuesta por lo que cree y es muy importante saber lo que quieres».
Lucía Gil (20 años, actriz). «Me presenté a un casting con siete años porque yo quise, no porque mi madre me llevara. Hay que hacer las cosas que a uno le gustan y dejarse llevar por la intuición. A mi edad falla, pero a los 40 también. Así que…». Esta madrileña ha participado en series (Gran reserva, Yo quisiera, La gira, Servir y proteger…), programas de televisión (Tu cara me suena, entre otros) y grabado singles (dos docenas, al margen de un disco que grabó en 2013), aunque ahora está de gira con el musical La llamada. «Creo que los jóvenes hemos aceptado que encontrarnos no termina nunca, porque podemos reinventarnos las veces que queramos», dice.
Ana Jara (23 años, actriz). Nacida en Valencia, con 19 años fue escogida para protagonizar la serie Soy Luna, de Disney Channel, en Argentina, con la que también hizo varias giras musicales hasta llegar a los tres millones de seguidores en Instagram. «Me fui con el permiso de mis padres porque sabían que no había otra. Lo hubiera hecho igual si ellos no hubieran aceptado». Tras su regreso hace varios meses a España ha decidido seguir formándose y embarcarse en nuevos proyectos (estará en la segunda temporada de la webserie de TVE, Bajo la red). «Siempre he sido muy lanzada. Tengo un poco de locura, pero no de inconsciencia», confiesa.
Irene Ferreiro (18 años, actriz). Su primer casting fue a los ocho meses para realizar unas fotos en una revista. «Ya iba encaminada…», sonríe. Y en pocos años llegó la versión española de la serie Skam (Movistar +), que acerca a los jóvenes temas como la bisexualidad o las enfermedades mentales. «Me di cuenta rápido de que no me gustaba otra cosa más que actuar. La curiosidad es básica, sin ella no hay crecimiento», afirma.
Bàrbara Farré (24 años, directora de cine). Dos años después de graduarse en la escuela de cine dirigió su primer corto, La última virgen, y se llevó el premio gordo del Festival de Málaga. «Toco temas que he vivido, no estoy aún preparada para tratar los que no he experimentado», cuenta. «Somos una generación autodidacta, emprendedora, podemos buscar información si tenemos la inquietud de encontrarla. Ahí está la diferencia», señala.
Liya de Pablos (17 años, modelo). Nacida en Etiopía, vive en España desde los tres años. Uno Models descubrió a esta prometedora modelo por Instagram. «Lo que más me motivó es que me ayudaría a pagar la universidad», cuenta. Considera que en la moda «aún falta diversidad, es difícil escapar de la belleza estándar». Además, canta y toca la guitarra y la batería, como demostró en un concierto solidario en Hard Rock. «En el colegio me han enseñado a preocuparme por mi comunidad; ese es uno de mis valores».
María Simun (24 años, diseñadora). Se apellida Urquijo, pero se la conoce como María Simun, el alias de su marca de ropa urbana, Simun Basics. La llevan todas: Aitana, Bad Gyal o La Mala Rodríguez. Todo comenzó con Rosalía, para la que ha diseñado varios looks. «Nos conocimos por Instagram. Me invitó a un concierto antes de sacar su primer disco, y a los cinco segundos supe que tenía que hacer algo con ella. Somos amigas y es siempre la primera persona a la que mando mis diseños», explica. Está encantada de formar parte de una generación valiente que ha demostrado «que la edad ya no es hándicap para triunfar. Hay grandes artistas muy jóvenes que son referentes a nivel mundial», sentencia.
Los Peiteado Twins (18 años, modelos). Tras el bachillerato de Artes Escénicas, Lois y Adán se lanzaron a la actuación, al baile y al modelaje. Han colaborado con Fangoria, Loquillo, Palomo Spain y la serie Arde Madrid. Los gemelos reconocen haber aprendido de sus padres –mago y vedette–, «lo que cuesta conseguir el dinero, que los ingresos de un artista no son regulares ni el trabajo para siempre y también, a desarrollar la empatía».
Jorge Ariza (21 años, modelo). Estilista y modelo al alza, lo mismo aparece en L’Uomo Vogue que es musa de la firma Chromosome Residence. Encuentra la inspiración en su teléfono móvil. «A mi generación nos da igual lo que piensen de nosotros, hemos roto las barreras de género y romperemos las haga falta. Ya no se lleva la perfección y eso mola mazo, la moda está volviendo a ser divertida y a la vez política. Ahora hay mucha gente talentosa».
María Bernard (24 años, influencer). Fundadora y directora creativa de Les Fleurs Studio, con su estilo único se ha convertido en un referente fashion. Lo asume con responsabilidad: «Me gustan los retos y trasladar a la gente mi visión de las cosas». Su Instagram hecha humo, y su agenda está repleta de citas para ejercer de consultora y estilista: «Es muy interesante que esté de moda el ser diferente, nuestra generación lo está haciendo muy bien cambiando los conceptos sin miedo a nada».
Rosa Berbel (21 años, poeta). Con su primer libro, Las niñas siempre dicen la verdad (Hiperión), ha ganado varios premios y, pese a su juventud, aparece en numerosas antologías. Tiene la crítica a su favor y la considera imprescindible, pero rechaza «la que se hace desde el paternalismo, la condescendencia y el machismo, que suelo detectar al hablar de poesía joven (sobre todo cuando la escriben mujeres); en estos momentos la poesía más interesante, brillante y disruptiva, está escrita por ellas». Su deseo: «Tener un planeta en el que vivir dentro de 50 años».
Agua de Grifo (artistas). Daniel Jordán (24 años) y Adela Rodríguez (24 años). Ambos sobresalen como creadores de imágenes y por haber fundado juntos Agua de Grifo de Madrid, «una marca que fomenta el consumo de una de las mejores aguas del mundo», explica Daniel. Es decir, como su nombre indica, embotellan agua del grifo de Madrid y la venden. Literal. «Es muy divertido ver cómo la gente reacciona, nos gusta jugar con la ironía y la provocación», apunta Adela. Él asegura que su generación «ya no se plantea hipotecas», idea que completa ella: «Pensamos menos en el sentido de la propiedad y más en disfrutar del máximo de cosas a las que podemos acceder. De ahí la economía compartida».
Clara Cortés (22 años, escritora). Licenciada en Psicología, en su primera novela habla de salud mental: Al final de la calle 118 ganó además el Premio Literario La Caixa/Plataforma. «Me parece muy importante trasladar este tema a la ficción, sobre todo enfocada a los jóvenes, porque hoy en día todavía no se habla de ello , aunque sea uno de los problemas que más nos afectan». Apunta que los centenials están «un poco enfadados con cómo está el mundo, pero estamos dispuestos a pelear por cambiarlo. Gracias a las redes estamos conectados y nuestras luchas son más afiladas».
María Medem (24 años). Tras estudiar Bellas Artes cayó en la ilustración por necesidades prosaicas, «quería hacer cómics, pero no da para vivir». Hoy no para de trabajar para editoriales y medios internacionales como The New Yorker, Medium o The New York Times: «Pagan mejor y a tiempo; hay que tener en cuenta que pertenezco a una generación determinada por la precariedad», apunta. En España publicó el cómic Cenit (Apa Apa Cómics) –agotado–, diseña camisetas y portadas para grupos musicales.
Casa Antillón (artistas) Emmanuel Álvarez (25 años), Ismael Santos (24 años), Marta Ochoa (24 años) y Yosi Negrín (24 años). Estos cuatro amigos arquitectos han revolucionado la escena artística madrileña con Casa Antillón, un proyecto que surgió de la forma más centenial posible: «Propuse mi casa como lugar para conocernos artísticamente. Si no fuéramos generación Z y no tuviéramos esta forma de consumir arte visual a diario, nuestra propuesta sería diferente», explica Ismael. «Nos pareció que podía ser divertido expandirlo. Así que lanzamos un open-call y la gente empezó a interesarse», añade Emmanuel. En febrero este proyecto reunió a más de 300 personas en un piso de 70 m2 para ver arte emergente.
Loreto Sesma (22 años, poeta). Destacó como poeta de una generación que se comunica a través de las redes sociales, donde acumula miles de seguidores. Tras ganar el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla con Alzar el duelo, publica La princesa, reinterpretación desde el punto de vista feminista del manual de Maquiavelo. «Él decía que el ser humano siempre repite sus errores. Yo creo que la historia se puede cambiar», y añade, «hemos roto los esquemas de las industrias creando nuestras propias vías de entrada y de difusión. Nuestra dificultad está en poder acceder a un salario digno».
Pol Granch (21 años, cantante). «Salía a la calle, jugaba al fútbol y tocaba mi guitarra con algo de ambición y poca profesión. Ese era yo hasta que llegó Factor X». Un giro del destino que hizo que este chico aterrizara en la música ganando el programa de televisión. Ahora ya tiene un EP en la calle. «Hay cosas que me cuestan, soy muy indeciso. Iré componiendo, y seguramente me equivocaré. Pero lo haré yo», afirma.
Paula Cendejas (24 años, cantante). Una versión de Despacito en su perfil de Instagram fue el principio de todo. Docenas de covers después suma 400.000 seguidores y varios singles en la calle, el último, arrasando en Internet, Otro lugar. «Intento hacer algo comercial con mi esencia. Tengo mis referencias muy claras, escucho desde r’n’b a Luis Miguel. Creo que los jóvenes cada día tenemos menos prejuicios,» cuenta.
Cintia Lund (24 años, cantante). «Me gusta la música retro, juego con lo analógico y lo mezclo con lo que se hace hoy», dice esta veinteañera cuyo máximo referente, por lejano que pueda parecer, es Annie Lennox. «Solo trabajo con gente joven que se involucra en lo que hace», afirma. «La sobreinformación ha hecho que toda mi generación pueda buscar lo que quiere, tenemos la oportunidad de investigar y crecer. Y eso te permite abrir tu mente».
Eva Ruiz (21 años, cantante). Resulta difícil imaginar cómo sonaría un tema de Alicia Keys o Beyoncé en castellano, pero Eva Ruiz ha llegado para cantarlo. Lo prefiero, su primer single, lleva más de 500.000 visitas en YouTube en menos de un mes. «Estaba muy perdida cuando saqué un disco a los 16 años y me dejé aconsejar, pero ahora dirijo yo mi proyecto. Nadie se va a mover por ti».
Raisha Cosima (21 años, bailarina). «Crecí bailando comercial y flamenco, pero a través de clases de tacones llegué al voguing. Pienso llevarlo a escenarios con otros artistas pero sin venderlo como un show». De momento ya ha colaborado en el desfile de Ana Locking y en un cortometraje del chef Ángel León, entre otros, pero aún no ha encontrado el lugar exacto donde ubicar lo que hace. No le importa demasiado: «Todo llegará, tengo tiempo».
Agoney (23 años, cantante). Tras su paso por la primera edición de Operación Triunfo y ser el favorito de Mónica Naranjo, este canario se lo pensó antes de lanzar su primer disco, Quizás, un tema mainstream que supera los cuatro millones de visualizaciones en la red. «La vida se acaba cuando menos te lo esperas y sentir que no has hecho lo que quieres debe ser jodido», afirma.
Alba Reche (21 años, cantante). Su participación en la segunda edición de OT fue toda una caja de sorpresas. Está tardando un pelín en hacer realidad su sueño de publicar un disco, no por inseguridad, sino porque lo tiene todo clarísimo: estudió Bellas Artes, por lo que quiere hacer la escenografía de sus videoclips, además de elegir la dirección artística, las letras y las melodías. «Siempre me gusta estar ahí cuando se está trabajando», dice Alba.
Marta Díaz (18 años, youtuber). Desde pequeña veía a su hermano David subir vídeos a YouTube. «Me picó el gusanillo y empecé a colaborar con él hasta que abrí mi propio canal». Hoy tiene más de 1, 3 de millones de seguidores. «Los youtubers somos creadores de contenido y nos gusta compartirlo. Hay mucho trabajo detrás», explica. De su generación cree que «somos muy independientes. Nos buscamos la vida y nos adaptamos a todo», asegura.
Fran Villalba (22 años, emprendedor). A los 14 años ya jugaba a hacer pequeños proyectos online. Hoy recoge los frutos como fundador y CEO de Internxt, empresa que ha desarrollado una nuble de archivos encriptados llamada X Cloud, disponible este verano. «Con ella se respeta tu privacidad y el medioambiente», explica. Como experto, recomienda hacer lo que te apasiona junto a un buen equipo: «La gente con la que pases el tiempo es mucho más importante que la tarea que tengas que desempeñar».
Nicole Wallace (17 años, actriz e influencer). Se ha hecho popular como actriz por la serie Skam –se reconoce tan feminista como su personaje, Nora–. Además, canta y baila con arte. Tiene 81.000 seguidores en Instagram. «No me veo como influencer de marcas, sino de valores. Quiero pensar que mi voz puede ayudar a mi generación y a visibilizar temas como el cambio climático y los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI».
Jorge Vidri (24 años, emprendedor). Junto a su hermano Nacho y a Jaime Garrastazu, amigo del colegio, pusieron en pie la empresa de calzado que más ha dado que hablar en los últimos años, Pompeii. La movieron a través de redes y arrasaron: «Desarrollamos nuestra marca sin estudios de mercado, imperó nuestro gusto personal. Somos una generación inconformista, difícil de convencer, que busca cosas únicas, y esa fue nuestra apuesta».
Estíbaliz Quesada (24 años, youtuber). En su canal de YouTube, Soy una pringada, sus vídeos superan el millón de reproducciones. Aun así, ella no se considera youtuber: «La mayoría dan vergüenza ajena y son gilipollas, no los veáis. Cada uno que entienda mi mensaje como le de la gana, porque lo que opinen los demás de mí no es mi problema, como dice RuPaul». Ha trabajado en Vodafone Yu de Los 40 Principales, ha escrito libros y su propia serie que ha dirigido y protagonizado, es dj… «Ahora nos atrevemos a hacer mil cosas a la vez, es difícil encontrar a alguien joven decente hoy en día que no practique algún tipo de arte, eso está guay», opina.
Alex Sicart (19 años, CEO de Shasta). Considerada una de las mentes más brillantes del país, aprendió a programar a los 13 años con tutoriales de Internet y luego en la prestigiosa escuela Codeworks. Por entonces creó la plataforma de archivos SnapCloud. Mientras, le reclamaban como consultor clientes de alto poder adquisitivo que «tienen experiencia y dinero, pero necesitan saber de tecnología». De ello nació su nuevo proyecto, Shasta, una aplicación para efectuar pagos destinada a un público pudiente. «Hace décadas había pocos mecanismos para hacerte rico; hoy, innumerables. Por eso cada vez hay más jóvenes nuevos ricos», señala.
Lucía Sánchez (19 años, emprendedora tech). A los 12, aprendió a programar «en plataformas online gratuitas» y con 13, tras publicar su primer juego en Google Play, Crazy Block, creó Unicorn Gamer, un estudio de videojuegos y app del que es CEO. Hoy estudia Business Management & Digital Innovation en Londres y da charlas TED. «Se debería enseñar a desarrollar habilidades como hablar en público y aprender a programar, ya que te ayuda a pensar y a resolver problemas», por eso los jóvenes miran a YouTube: «Todos los proyectos que he hecho han sido a base de ver tutoriales, un recurso que todos podemos utilizar».
Pablo Vidarte (23 años, inventor). Cuando decidió dejar la carrera de ingeniería sus padres lo llevaron mal. Pese a haber recibido desde los 17 años innumerables premios por proyectos como los de las compañías que cofundó, Arkyne Technologies y Bioo, de producción energética a través de digitalizar la fotosíntesis de plantas. «Pero ahora están orgullosos», aclara. «La educación formal está anticuada», dice, «por eso hemos creado un plan educativo actualizado con las nuevas metodologías que ya se aplican en algunos colegios españoles para que los niños, por ejemplo, aprendan a hacer energía a partir de las plantas. Parece magia, pero es ciencia».
Lucía Llavero (17 años, investigadora). Cada día recorre 32 kilómetros hasta llegar al instituto desde su pueblo, Sorihuela del Guadalimar (Jaén). «Me preocupa que en el siglo XXI haya niñas y niños que tengan que hacer sacrificios mucho más grandes que el mío», cuenta esta joven que ha creado un chatbot de inteligencia artificial que le podría suponer ir a la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) y le ha abierto las puertas de la Universidad de Jaén como investigadora junior. «Nos habéis enseñado a saber superar cualquier problema y a confiar en nosotros mismos, ahora nosotros os mostramos lo que somos capaces de hacer con los recursos que se nos han dado, de descubrir y de crear, que la tecnología no tiene límites», dice a ‘los mayores’.
Laura Torrijos (19 años, arte social). Con 14 años dirigió su primer cortometraje, La vida por delante, sobre la violencia de género, finalista del Certamen Encuentro Europeo de Escolares. Desde entonces ya ha hecho otros tres. Los temas sociales marcan su carrera artística: con una fotografía que denuncia la explotación laboral en las adolescentes, ha obtenido el primer premio del festival Mostra’t Gandía. Este verano rodará un documental sobre personas con discapacidad. Ella sufrió bullying siendo niña. «Es una realidad y los protocolos que hay no sirven. Deberían escucharnos más a los jóvenes», apunta.
Alejandra Acosta (23 años, contra la trata). Cuando tenía 18 años, esta colombiana que vive en España desde los cuatro, fue a una charla donde escuchó el testimonio de una chica nigeriana de su edad víctima de trata. «Aquello movió mi suelo. No pude dormir. Mi generación se distingue en que tenemos realmente voluntad de cambio», explica. Por eso creó Break The Silence, para concienciar a los jóvenes y ofrecer herramientas prácticas para luchar.
Selene de la Fuente (24 años, derecho gitano). Fue la primera mujer de etnia gitana en licenciarse en Derecho en la Universidad de León. «Quiero ser referente para las mujeres de mi comunidad, que vean que es posible romper con los clichés y hacer lo que desean». Así, colabora en intervención socioeducativa en la Fundación Secretariado Gitano. «Los jóvenes hoy cuestionamos tradiciones que nos llevan a un comportamiento poco práctico y efectivo, en el que se vulneran derechos y libertades», afirma.
Hajar Koudad Kasmi (21 años, integración). Nació en Jerada (Marruecos), pero vive en El Palmar (Murcia), desde los siete años. Con 13 comenzó a trabajar como voluntaria. «Ayudaba a niños de origen magrebí con falta de dominio del español. En tres meses, aprendieron a leer y escribir. La Asociación Columbares me propuso al Premio Nacional de Juventud 2015 por esta labor de más de cuatro años», explica. Recibió el galardón de Comunicación Intercultural. «Nuestra generación aprecia la diversidad. Nuestra convivencia es menos tóxica, más pacifica y menos opresora».
Ana Peleteiro (23 años, atleta). Es plusmarquista nacional en la modalidad de triple salto en todas las categorías a partir de sub-18, es además doble medallista de bronce (europea y mundial) y la actual campeona de Europa en pista cubierta. «Salté por mi familia, mi entrenador y, sobre todo, por España», dijo aquel día en Glasgow. Gallega de nacimiento, es una apasionada de la moda y la preservación de los océanos.
Dani Ceballos (22 años, futbolista). Sin duda está llamado a ser uno de los referentes del fútbol español, ya que es centrocampista del Real Madrid, tras disputárselo también el FC Barcelona, tras su debut en el Betis. Además es internacional absoluto con la selección española. «Mi generación está lista para ayudar a la absoluta y depende siempre del seleccionador. Sabe que puede mirar para abajo y que nuestra ambición juega a favor».
Laia Alexandri (18 años, futbolista). El Atlético de Madrid Femenino está consiguiendo romper la hegemonía masculina en la disciplina futbolística gracias, sobre todo, a jugadoras como esta barcelonesa, una de las más jóvenes internacionales en el equipo. Subcampeona del mundo sub-20, lleva dos años en el Atlético y está considerada el fichaje con mayor proyección de la actualidad. «En el fútbol hay que salir al campo para hacer historia, ahí debe estar la mentalidad. Hacer algo grande», asegura.
Alexandra Rinder (21 años, bodyboard). Canaria de nacimiento, es la campeona mundial más joven en la historia del bodyboard, y dos veces campeona mundial de Bodyboarding APB. Su lema: «Nunca te rindas; si te caes, vuelve a levantarte».
Hugo González (20 años, natación). De madre brasileña y padre español, es una de las grandes promesas de la natación española. Con 1,92 de estatura, ganó cuatro oros y una plata con 16 y 18 años, y dice que nada, básicamente, «porque mola. Dentro del agua puedes estar solo en tu mundo». No ha dejado la carrera de Ingeniería Informática y se prepara para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Laura Quevedo (23 años, baloncesto). Con su 1,85 de estatura está considerada parte del futuro de la selección española de baloncesto junto a nombres como Ángela Salvadores, Belén Arrojo o Carla Nogay. Formó parte del Campeonato Europeo con la selección sub-20 en Portugal, donde se la escogió como parte del quinteto ideal. Se considera una jugadora «de carácter y corazón. Nosotras sacamos los partidos por garra».
Rodrigo Hernández (22 años,futbolista). Centrocampista del Atlético de Madrid, ha llegado a ser internacional en las categorías inferiores de la selección española. Su carrera es un continuo ascenso, hasta el punto de que la rumorología de la prensa deportiva ya lo coloca en la próxima temporada en el Barcelona, el Bayern de Múnich o el Manchester City. Tal y como dice, «los mejores son los que, en momentos críticos, tienen la cabeza fría» .
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