La fotógrafa de piscinas que cautivó al mundo de la moda
La premiada fotógrafa eslovaca Maria Sbarvová ha conquistado a las firmas de moda tras ganar notoriedad por la preciosista serie protagonizada en gimnasios de su país.
Maria Svarbová tenía claro que ella lo que quería era pintar. Clarísimo. Pintaba mientras estudiaba restauración. Pintaba todo tipo de cosas. Pintaba mucho. Sin embargo, llegó un momento que necesitó un “descanso creativo”. Aparcó los pinceles, los colores y las paletas para replantearse hacia dónde quería seguir, con la pintura y con sus estudios. Optó por la restauración atraída por lo que el pasado tenía que aportarle y aceptó con gusto el regalo de su hermana, una buena cámara de fotos. Hacía fotos desde pequeña pero solo por el placer que ofrece el hacer ‘clic’ y deleitarse con el resultado. Y así fue como empezó todo. También entonces fotografió todo tipo de cosas, desde naturaleza hasta personas. Tanto disparó que tuvo claro (otra vez) que lo que quería era fotografiar. Parecía una locura, pero lo ha conseguido. Esta joven eslovaca nacida en 1988 en Slepcany (al este del país) y actual vecina de la capital, Bratislava, obtuvo el año pasado uno de los premios International Photo Award precisamente por las fotos que la han hecho conocida, sus series de piscinas.
En ellas recrea un universo íntimo en el que consigue mezclar perfectamente sus conceptos de pintura y fotografía. Porque son fotos pero realmente parecen pinturas o dibujos, de líneas limpias y una cuidada atención a la geometría, con sus misteriosas protagonistas estáticas (hay muy pocos modelos masculinos) en traje de baño en el centro de piscinas comunistas. Dan la sensación de haber “alcanzado un orden ultramundano, inalcanzable en la vida real”, describe la intención. Su concepción como pintora le ha permitido crear esa atmósfera “minimalista” de colores pastel que parece una escena “congelada” a través de la que aborda “la soledad y el aislamiento” de los personajes. Algo que logra en sus piscinas pero también en carnicerías, consultas médicas o incluso capturando a la cantante taiwanesa Hebe Tien.
Ha conseguido tener un estilo fácilmente identificable. En él, ha envuelto las creaciones de la firma eslovaca Nehera, para la que ha realizado la campaña de la temporada que ya está en las tiendas.
La colaboración con la marca ha sido “increíble”, agradece la fotógrafa. “Unas pocas horas en la piscina y un año de trabajo” han dado como resultado unas modelos vestidas con las propuestas de Nehera dentro de la particular estética que Svarbova concede a sus piscinas. La mujer “confiada pero enigmática” a la que viste Nehera cumple los cánones de las fotos de la artista; su “moda atemporal” encaja en unas fotos que parecen estar sacadas del tiempo.
Para la fotógrafa ha supuesto “un reto”, ya que se trata de su primera aproximación al mundo de la moda. Sustituyó los trajes de baño por las creaciones de Samuel Drira, el director creativo que desde 2014 está al frente de la refundada marca de Bratislava. Elaborados vestidos que transmiten una impresión de sencillez y suavidad, además de volumen, una de las características principales de Nehera, la marca fundada en 1930 cuya historia cuenta The New York Times.
Tanto los responsables de la marca como Svarbova tuvieron claro que las modelos debían estar en esas enigmáticas piscinas. Habían ‘nacido’ casi al mismo tiempo. Era 2014 cuando el creativo francés se ponía al frente de la refundada firma y la fotógrafa descubría que le “fascinaban” las piscinas y “todas las cosas prohibidas que puedes encontrar allí, además de ser lugares donde poder relajarse”.
Con las piscinas dejó atrás el “surrealismo” de sus primeras instantáneas para llegar a escenas con “maniquíes sin emoción”. Lo hace “a través de miradas en blanco, posturas rígidas y ausencia total de emoción, la serie desafía al espectador a cuestionar los roles arraigados que las personas juegan en la sociedad. Cada escena fluye hacia la siguiente que forma la narrativa general de la serie: la vacuidad y la incapacidad mental de cambiar el papel predeterminado de uno en la vida en la ausencia de emoción”, explica. Crea un ambiente “complejo y soñador” como respuesta a “un mundo imaginario inspirado en hechos históricos y entornos de la Checoslovaquia comunista”, describe. Una puesta en escena con la que consigue diseños “minimalistas y futuristas al mismo tiempo” que ha llamado ‘FUTURO_RETRO’ y con la que continuará en su próximo proyecto con la firma ADER_error, el que será su segundo trabajo en el mundo de la moda. La artista con casi de 67.0000 seguidores en Instagram y 40.000 en Facebook, quiere “mostrar a la gente algo nuevo, algo que no hayan visto antes”, dice consciente de la dificultad que eso implica.
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