Floriane de Saint Pierre, la gran captadora de líderes creativos
Christopher Bailey en Burberry, Alexander Wang en Balenciaga… En la moda, ningún nombramiento es al azar. Floriane de Saint Pierre sugiere, las firmas de lujo toman nota.
Dicen de ella que es uno de los secretos mejor guardados de la industria, «la bróker más poderosa de la economía creativa». En un mundo digitalizado, en el que modelos y diseñadores acaparan los focos y las redes sociales, Floriane de Saint Pierre mueve los hilos de la moda desde un apartamento haussmaniano del boulevard Malesherbes, París. Desconocida fuera del circuito, su nombre está detrás de algunos de los nombramientos más importantes: Christopher Bailey en Burberry, Alber Elbaz en Lanvin, Alexander Wang en Balenciaga… ¿La clave de su éxito? Haber sabido convertir su instinto innato en la empresa de reclutamiento de talento a medida más solicitada del mercado del lujo.
Alber Elbaz (Lanvin).
Cordon Press
Entró en Christian Dior en 1984, pocos meses después de que Arnault comprara la empresa. ¿Hasta qué punto fue clave en su aprendizaje?
Trabajar en la maison francesa justo en ese momento me permitió ver en primera persona qué significa la excelencia, cómo establecer un liderazgo bien dirigido y cómo adoptar estrategias ventajosas. Mark Twain decía «no sabían que era imposible, así que lo hicieron». Pronto entendí que esa declaración es la base sobre la que líderes y equipos construyen una marca. Y gracias a Christian Dior, estuve en contacto con creativos y con consumidores, dos elementos clave para lo que haría después. Debo mucho de lo que he logrado también a Béatrice Bongibault, CEO de la firma, quien me animó a pasarme a la búsqueda ejecutiva. No solo con palabras, fue ella quien me dio mis primeros encargos.
Por aquel entonces Karl Lagerfeld acababa de empezar en Chanel (se unió a la firma en 1983) y la industria seguía sus pasos de cerca. ¿Qué nombre está hoy en el punto de mira?
En términos generales, cualquier director creativo que no solo sea capaz de capturar el zetigeist de la época, sino que vaya un paso más allá para diseñar las reglas del mañana. Hoy veo este tipo de aptitudes en Hedi Slimane. Él se anticipa a la sociedad. Es consciente de que tener los ojos abiertos y saber qué se cuece en arte contemporáneo, fotografía y música es muy importante para adivinar qué tendencias serán masivas mañana. Alessandro Michele, con su primer desfile de hombre para Gucci, también ha demostrado entender la dirección en la que evoluciona el mercado, atento a la cuestión del género, y con una estética que refleja el espíritu del chic italiano.
Christopher Bailey, director ejecutivo y director creativo de Burberry Prorsum.
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La moda es más global que nunca. ¿Deben las marcas de lujo prestar atención a lo que hacen gigantes de otros sectores como Apple?
Sin duda, es su principal competidor. Como tituló The Wall Street Journal el 2 de febrero, «Apple es la firma de lujo más deseada en China». Asia-Pacífico supone más del 50% de los ingresos del sector. Que el titán tecnológico encabece la lista tendrá un impacto directo en el consumo tradicional del lujo. Supone un cambio radical de los paradigmas. Los consumidores asiáticos son jóvenes, nativos digitales, ávidos de novedad. Buscan la excelencia en diseño, uso y calidad. Afecta a todo. Relojes, prêt-à-porter, complementos… De hecho, con i-Watch y i-Phone 6 convertidos en herramientas de pago, ¿quién necesita comprar una cartera o una billetera? ¿Quizá un coleccionista?
¿Cuál es la parte más difícil de crear un negocio de reclutamiento a medida? ¿Adivinar qué diseñador hará magia en qué firma?
Cuando estás en la misma línea que el cliente, el trabajo es fácil, incluso bajo presión. Se complica cuando no te encuentras en sintonía con la marca. Imitar estrategias, tener miedo del pensamiento creativo o prestar atención a lo que pueda decir la industria nunca ha funcionado.
¿Sigue habiendo espacio para el instinto en este sector? ¿O las marcas prefieren la tranquilidad de datos y cifras?
La moda nace de la intuición. Gabrielle Chanel, Christian Dior, Yves Saint Laurent o Natalie Massenet (o cuando inventó Net-a-porter) son claros ejemplos. La astucia y la empatía con el zeitgeist han sido claves en la historia de esta industria. Dicho esto, la racionalidad de una perfecta ejecución es igualmente importante para transformar esa idea original en un negocio.
Alexander Wang, director creativo de Balenciaga.
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¿Diseño o finanzas? ¿Quién manda y quién crea valor de marca?
El líder creativo. Su función es adelantarse, innovar, desafiar las normas, crear reglas nuevas, con la habilidad de definir una estética clara, fiel al espíritu de la firma, y en consonancia con la sociedad actual. Tener productos que no son útiles al consumidor es anacrónico.
Con Christopher Bailey [en Burberry Prorsum] los esquemas se rompen por completo.
Lo que es nuevo es que haya sido nombrado director ejecutivo y director creativo, y no al revés, por un comité profesional de una empresa de la FTSE (los 100 principales valores de la Bolsa de Londres). El título abre un camino nuevo, es el reconocimiento a los resultados de un líder creativo.
Las firmas de lujo utilizan su historia para atraer a aquellos clientes que valoran la tradición. Si mirar al futuro es la llave del éxito, ¿hablar de pasado puede ser una estrategia tramposa?
Sí, si se basa en códigos y no en espíritu. La tradición, como la innovación, es uno de los componentes de la excelencia en manufactura; pero nunca podrá ser un elemento de diseño.
¿Qué es cool y cómo se juzga?
Hasta los setenta la moda funcionaba de arriba abajo. Sólo la élite podía acceder al diseño. A partir de los setenta, fueron la calle y los sectores marginales de la sociedad los que empezaron a crear tendencia. Piensa en la influencia del punk: de los clubes pasó a la costura. Hoy tienes que buscar lo último en la cultura contemporánea, en la música y en los jóvenes de los mercados emergentes.
Steve Jobs y Mark Zuckerberg han cambiado nuestra vida. ¿Un equivalente en moda?
¡Instagram!
Usted es coleccionista de arte. Con 23 años, compró su primera obra (de Martin Kippenberger). Sin duda, la mejor escuela para desarrollar su ojo clínico.
Es vital para entender la sociedad, y por consiguiente la moda. Por eso intento siempre moverme en el circuito del arte contemporáneo. Es algo que me inculcó mi madre. Admiro la libertad de los artistas, su resistencia y su habilidad para cuestionar la sociedad.
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