Barbara Loden y ‘Wanda’: una mujer en la sombra
Barbara Loden protagonizó en 1970 la película de culto ‘Wanda’. Un libro de Nathalie Léger reivindica ahora a una creadora única.
Siempre hay que volver a Barbara Loden y Wanda. Ya lo aventuró Marguerite Duras, algún día esta frágil película sobre una mujer ausente y fugitiva dirigida y protagonizada por una mujer que se consideraba “la nada” encontraría su público y su arrebatada reivindicación ya no sería un grito en el desierto. Estrenada en 1970, la única película de la actriz estadounidense Barbara Loden se quedó en el limbo de las obras de culto hasta que, entrado el siglo XXI, fue impulsada por la crítica de género. Ahora, un libro escrito por la francesa Nathalie Léger (París, 61 años) y titulado Vida de Barbara Loden (Sexto Piso) persigue al fantasma de una mujer cuya prematura muerte por un cáncer en 1980, a los 48 años, acabó con un talento fuera de lo común.
“Barbara Loden nació en 1932, seis años después que Marilyn Monroe, dos antes que mi madre y el mismo año que Elizabeth Taylor, Delphine Seyrig y Sylvia Plath. Tenía 38 años cuando dirigió e interpretó Wanda”, escribe Léger en un libro que empezó a redactar con el fin de ser una entrada en un diccionario de cine para acabar convertido en una carta de rendida admiración. En 1971, Loden confesaba que había sido una niña solitaria escondida detrás “de la estufa” de su abuela. Se sentía “una autista, convencida de que no valía nada, sin dignidad”. “No tenía amigos. No tenía talento. Era una sombra. No aprendí nada en el colegio. Apenas sabía contar. Y no me gustaba el cine: me daba miedo la gente tan perfecta, me hacía sentir aún más inepta”.
Léger toma nota de todo, también de las memorias de Elia Kazan, mucho más mayor y respetado que su mujer. “Salvaje, original, insolente y socarrona”, Loden es una mujer “espabilada” con los hombres y, pese a su carácter retraído, es fuerte e independiente, incluso “agresiva” cuando aflora “la pasión sexual o la rabia”. En 1964 encarna a Maggie en la obra de Arthur Miller Después de la caída. El personaje es un reflejo de Marilyn, exmujer de Miller. Loden lo borda y gana un premio Tony dando vida a una mujer que se mueve en una paradoja: desaforada y, a la vez, comedida.
Entre los objetos que Loden dejó cuando murió había manuscritos, cuadernos y cintas. También la carta de un hombre que no la amaba. Durante años, aseguraba la actriz, se sintió como un muerto viviente. Wanda fue su manera de gritar al mundo que existía. Sin duda lo logró y por eso, en su lecho de muerte, se limitó a repetir “mierda, mierda, mierda”.
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