Por qué las mujeres vestidas de blanco son el nuevo símbolo de la resistencia política
Se visten de blanco (o de novia), llevan flores en sus manos y han tomado las calles de Bielorrusia por miles de forma pacífica. Las mujeres son el nuevo rostro de las protestas frente a la escalada de violencia policial en las calles, confirmando que este es el color de la solidaridad femenina.
«Nuestra constitución no es para mujeres. Nuestra sociedad no ha madurado lo suficiente como para votar por una mujer», dijo este mismo año el presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko, dirigente autoritario durante los últimos 26 años en su país y foco de las protestas multitudinarias que en los últimos días claman por repetir las elecciones presidenciales pese a las enormes sospechas de fraude. Él se niega. Rechaza la idea de una nueva convocatoria de comicios y defiende los resultados en los que la comisión electoral le dio un 80% de los votos frente al 10% de su principal rival, Svetlana Tijanóvskaya, autoexiliada en Lituania desde el martes pasado al sentir amenazada su familia. Tijanóvskaya, exprofesora de inglés de 38 años, se había presentado a los comicios porque las autoridades arrestaron a su marido, un popular bloguero opositor, y le prohibieron concurrir.
Lukashenko cree que su carta magna es solo para hombres. Miles de mujeres en sus calles no opinan lo mismo. Durante los últimos días, buena parte de las manifestaciones políticas de la ciudad han estado lideradas por lo que la prensa ya clama como la revolución de las «mujeres de blanco«. Como ya hicieron en su día las «damas de blanco» cubanas –disidentes formadas por esposas, hermanas, madres e hijas de presos políticos cubanos–, en Bielorrusia un fenómeno transversal y sin líderes visibles ha cristalizado en sus calles. Lo conforman mujeres vestidas de blanco (la pulsera blanca fue un símbolo de apoyo a Svetlana Tijanóvskaya durante la campaña, ella también ha vestido de blanco como símbolo político), con flores en sus manos y formando «cadenas de solidaridad».
La primera protesta en forma de cadena de mujeres, según informaba The Guardian, apareció espontáneamente el miércoles pasado, como respuesta a la violencia infligida sobre los manifestantes en las calles. «A la tarde siguiente, columnas de mujeres que agitaban flores estaban por todas partes, desfilando por las amplias avenidas del centro de Minsk sonriendo, riendo y exigiendo resueltamente un cambio político«, explicaba Shaun Walker para el rotativo británico desde Minsk. «Estamos aquí para mostrar nuestra solidaridad con todos los que han sido golpeados y maltratados», contaba al periodista Tatyana, una camarera de 31 años que estaba al frente de una de las protestas junto a otro millar de mujeres que sujetaban flores.
«Sabemos que Tijanóvskaya –y las mujeres que la respaldan– han lanzado poderosos ejemplos en las últimas semanas y están listas para cambiar para mejor a Bielorrusia. Están listas para tomar un papel crucial en los acontecimientos que están por llegar», escriben las periodistas Franak Viacorka y Melinda Haring sobre el movimiento de las damas de blanco en Las mujeres marcan la diferencia en Bielorrusia para The Washington Post.
Mientras tanto, la CNN asegura que «las mujeres de blanco son el rostro de las protestas en Bielorrusia« después de que uno de sus equipos fuese testigo de «una cadena de manifestantes de casi cuatro kilómetros de largo que vitoreaban en una de las principales avenidas de Minsk, con coches que pasaban y tocaban la bocina para mostrar su apoyo a la oposición».
Women in white, flowers, 'solidarity chains': a new twist & challenge for police in Belarus.
— Sarah Rainsford (@sarahrainsford) August 12, 2020
The protesters have no leader & internet jamming causes real problems with coordination via social media. But they're remarkably organised & creative. pic.twitter.com/RppblaaJW8
Poder, resistencia y solidaridad femenina
«Prácticamente cada vez que se hace historia, ahí está. [El traje blanco] ya no es solo un traje. Es un símbolo», escribía Vanessa Friedman, editora de moda de The New York Times, sobre el poderoso poder de las mujeres vestidas de blanco en la política. Lo hacía después de que Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, hiciese oficial el pasado 4 de diciembre que el Congreso estadounidense procedería con la acusación formal para destituir al presidente Donald Trump. Lo hizo vestida, cómo no, con un traje blanco. El mismo que llevaba la opositora Svetlana Tijanóvskaya el día de los comicios y en la mayor parte de campaña. El mismo color que ha lucido en su muñeca con pulseras blancas y que han copiado las manifestantes del país.
El color blanco tiene un poderoso simbolismo político respecto al lugar que ocupan las mujeres en el poder: está ligado al movimiento sufragista, cuando hace un siglo las mujeres (en su mayoría blancas, el movimiento estadounidense revisa ahora cómo ha influido el sufragismo en el discurso supremacista) reclamaban el voto femenino vestidas de ese color. Asociado a la pureza y lo virginal, el color blanco se ha erigido en un símbolo de resistencia y solidaridad femenina.
Shirley Crisholm escogió un traje blanco su primer día en el Congreso, cuando se convirtió en la primera legisladora negra de la historia. Geraldine Ferraro vistió un traje blanco con perlas cuando confirmó que sería la primera aspirante a la vicepresidencia de los EEUU en 1984. Hillary Clinton también llevó uno, de Ralph Lauren, el día que confirmó su candidatura en el ticket demócrata a la presidencia de EE UU. También se popularizó como acto de reivindicación feminista el hashtag #WearAllWhiteToVote (viste de blanco para votar) en las elecciones de 2016, aquello comicios en los que se podría haber elegido a la primera mujer presidenta de los Estados Unidos. También fue el color que escogió la propia Clinton cuando acudió, en enero de 2017, a la investidura de Trump como presidente.
Junto a Nancy Pelosi, las mujeres demócratas en el Congreso estadounidense se han vestido de blanco como declaración de intenciones y en protesta contra las políticas de Trump y como acto de resistencia en distintas ocasiones. «He vestido de blanco en honor a las mujeres que estuvieron antes que yo, y las que están por llegar», escribió Alexandria Ocasio-Cortez en su cuenta de Instagram tras uniformarse de ese color con sus compañeras. Ocasio, como muchas antecesoras, también vistió de blanco cuando juró el cargo. Un color que ahora se reivindica, como resistencia política, también por las calles europeas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.