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Leticia Dolera: “Esto no va de enfrentamiento, ni guerra de sexos. Es justicia social”

Hablamos con la actriz y cineasta, voz del feminismo mediático nacional, con motivo de ‘Morder la manzana’, su debut editorial. Un manual para empoderar a sus lectoras y derribar los mitos del patriarcado.

La actriz y directora Leticia Dolera se estrena en el mundo editorial con 'Morder la manzana'.
La actriz y directora Leticia Dolera se estrena en el mundo editorial con 'Morder la manzana'.Miguel Zaragoza

Leticia Dolera (Barcelona, 1981) asiente sonriente cuando le preguntamos si este es el libro que le hubiera gustado leer en juventud. Lo hace en una cafetería del barrio de La Latina, frecuentada por una clientela de Macbook (Air, por lo de la movilidad) y huevos benedict, que cumple a rajatabla el canon de lo instagrameable. Arquetípica, justo lo contrario que nuestra interlocutora. Esta intérprete y directora, que se define como “feminista radical”, es la más firme enemiga de un sistema heteropatriarcal al que vuelve a desafiar con Morder la manzana (Planeta). Dolera utiliza ahora su altavoz mediático, ese mismo que la ha convertido en diana del periodismo más reaccionario, para empoderar a sus lectoras y derribar el relato machista a través de experiencias, opinión, teoría e historia. Unas herramientas que despliega con firmeza y reflexión en esta charla con S Moda.

En tu primera película como directora desgranaste los requisitos para ser una persona normal. ¿Cuáles son los requisitos para ser una persona feminista?

[Ríe] Lo primero es ponerte las gafas del feminismo. Ser empático y consciente de que la mitad de la población tiene los mismos derechos que la otra mitad y que carece de ellos. Si eres hombre, además, tener la valentía de renunciar a tus privilegios.

¿Cuándo te interesaste más profundamente por el movimiento?

Yo me di cuenta de verdad del machismo cuando empecé a buscar financiación para mi película. Iba a las reuniones y casi no se dirigían a mí, cuando era la creadora. “No, esto mejor pregúntaselo a Leticia”, les decían mis productores. Cuando se invierte capital, cuando hay inversión económica, es cuando el machismo se hace más visible.

Al ser preguntado por la igualdad salarial entre hombres y mujeres el presidente Rajoy contestó “mejor no nos metamos en eso”. ¿Qué sentiste?

Mucha tristeza. Ya no por el hecho de que Mariano Rajoy Brey como hombre piense eso, sino porque él tiene un poder y una responsabilidad como presidente para influir en la gente. Que use esta autoridad de una forma tan irresponsable me puso muy triste y me hizo ver la cantidad de trabajo que queda por hacer aún.

¿Te meterías en política para defender tus ideales?

Yo creo que hacer cine es hacer política. Porque todas las historias son políticas, incluso Wonder Woman. No se trata de hacer películas que adoctrinen, pero está claro que las historias construyen nuestra visión del mundo, nuestra subjetividad. Ahora mismo el relato cultural es profundamente androcentrista y machista. Cuando ves una película haces el ejercicio de meterte en la vida de otra persona, de empatizar con ella, y que haya historias con personajes femeninos es importante para que los hombres se coloquen en el lugar de una mujer.

¿El activismo favorece o perjudica tu carrera?

No me lo planteo. El otro día una chica de unos 18 años me paró emocionada. Me dio las gracias porque sentía que era una voz que la representaba. Me dijo que nunca había creído en poder dedicarse al cine porque no era una cosa de chicas y que ahora sí, que iba a estudiar guion.

En declaraciones a esta revista, la filósofa Ana de Miguel expresaba su preocupación sobre la transformación del feminismo en un producto, en una moda. ¿La compartes?

Yo creo que es bueno que el feminismo pase a formar parte de la cultura pop porque todavía hay gente que piensa que es una cosa de mujeres locas que odian a los hombres y que quieren dominar el mundo. Pero que forme parte sin banalizar el término, ni vaciándolo de contenido, porque el feminismo es una teoría política, un movimiento social profundo y radical, necesario y urgente.

¿Crees que puedes recibir críticas de un sector del feminismo por considerar tu libro, publicado por una multinacional y escrito por una actriz, como una mercantilización o banalización del movimiento?

No creo que se banalice porque el contenido no es banal. Surge del análisis y de la voluntad de llevar el feminismo al mayor número de gente posible. Evidentemente cuando escribí este libro me planteé con qué editorial lo sacaba y me decanté por Planeta por dos factores. Primero por Ángeles, una de las editoras del libro, que es feminista y tiene un profundo conocimiento del tema desde hace mucho tiempo. También creo que el feminismo es necesario de manera urgente en la sociedad, así que quería que estuviera en cuantas más librerías mejor.

Algunas de tus compañeras no quieren que se les pregunte si son feministas.

Por eso creo que el feminismo tiene que formar parte de la cultura pop, para que no tengamos miedo a identificarnos con esa corriente, que todavía carga con la losa del ‘odio a los hombres’ sobre ella. No culpo a mis compañeras de no querer posicionarse, creo que es culpa del sistema. Y de los medios de comunicación que han jugado con eso. Muchas veces han buscado el error para ponerlo en el titular, sacándolo de contexto y no aclarándolo luego en el artículo, contribuyendo así a la confusión en torno al término. Por eso también he querido sacar este libro, para llegar a la gente a la que Ana de Miguel o Nuria Varela no pueden llegar.

Dolera quiere acercar el feminismo al gran público de una manera «lúdica y sencilla».
Dolera quiere acercar el feminismo al gran público de una manera «lúdica y sencilla».Miguel Zaragoza

¿Fue la pasada gala de los Goya una gala feminista?

No. [Silencio prolongado] Pero, ¿qué es una gala feminista?

Se comentaba que este año las reivindicaciones feministas estarían muy presentes. ¿Se consiguió el objetivo?

Una cosa es gala feminista y otra cosa es una gala en las que reivindicaciones están presentes. Y te ruego que no pongas en el titular: “La gala de los Goya no fue feminista”, porque solo contribuiría al enfrentamiento. El discurso de la vicepresidenta (Nora Navas) fue emocionante, pedagógico y épico. Por vincular la violencia machista con la ausencia en el relato cultural de las mujeres, que es algo directamente relacionado, aunque se crea que no. Sentí orgullo y toda la sala sacó los abanicos. Fue un momento para recordar. Pero para que una gala sea feminista tiene que contribuir de manera activa a construir una sociedad más igualitaria.

¿Y la de esta edición contribuyó?

Por momentos, sí.

Casi ningún hombre premiado se acordó del movimiento feminista en la gala de los Goya. Las mujeres, sí. ¿Por qué no lo sienten como suyo?

Tendrás que preguntárselo a ellos. Lo que sí sé es que la intención de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla fue la de ponerse las gafas del feminismo y evitar chistes machistas.

En los últimos tiempos, personajes célebres como Arturo Valls, Dani Rovira o Pablo Motos han sido calificados de machistas. ¿Se ha sido injusto con alguno de ellos?

[De nuevo, un silencio de reflexión] Es que no sé hasta qué punto es bueno que tú y yo hablemos de esto.

Si no quieres contestar…

No es que no quiera contestar, es que no sé si es bueno perpetuar el enfrentamiento, ni alimentar la guerra de sexos cuando no es tal. Es justicia social, igualdad. Tenemos que deconstruirnos todos, hombres y mujeres.

Has sido una de las primeras en hablar sobre dos situaciones de acoso sexual, también presentes en el libro, que no denunciaste. ¿Si lo hubieras hecho hoy tendrías la misma carrera?

Yo quiero pensar que sí.

Hay varios casos de actrices norteamericanas en los que esas denuncias repercutieron de forma negativa en su carrera.

Sí, sí. No se les creyó, fueron tachadas de oportunistas y encima se quedaron sin carrera porque un hombre con mucho poder las vetó.

¿Te podría haber pasado lo mismo a ti?

No, porque no era un hombre con el mismo poder que Harvey Weinstein, pero a lo mejor sí hubiera sido un estigma con el que cargar. En cualquier caso yo no quise no denunciar por eso. Quería quitarle importancia. Fui víctima de la cultura de la violación, de lo de ‘Tía te han tocado una teta, no es para tanto’. Perdona, pero sí, porque no hay que tolerar ningún tipo de abuso.

No has dado sus nombres para no alimentar el morbo en la prensa, pero has calificado de “justicia social” lo que está pasando con Weinstein y otros depredadores sexuales. ¿Cómo se puede hacer justicia sin nombres?

En mi caso, ya había prescrito el delito. Pero lo de Weinstein salió porque un periodista investigó y juntó los testimonios de varias mujeres para que ellas no se sintieran solas ante el peligro, para que no se dudara de su testimonio. Porque a las anteriores se les había tachado de mentirosas, manipuladoras y buscar dinero.

¿Crees que falta ese periodista en España?

Sí, claro.

En casos como los de Weinstein o Kevin Spacey se dice que era un rumor habitual dentro de la industria. Aunque no digas nombres, ¿eso pasa en nuestro país?

Aquí hay varias cosas que influyen. Por un lado, la situación de los actores en nuestro país es muy precaria, no es fácil morder la mano que te da de comer. Si le añades el factor de género, es peor, porque cobramos menos. Además, todos los periodistas ponen el foco en nosotras y se nos acusa de no hacer lo que deberíamos. Pero nadie pregunta a los actores y demás compañeros, sobre lo que han visto o hecho. Es supernaif pensar que en el cine español no ha habido y no hay casos de acoso, no vive al margen de la sociedad. Lo que me ha pasado a mí también le habrá pasado a otras compañeras.

Amazon se debate ahora sobre si estrenar o no la nueva película de Woody Allen. Si de ti dependiese, ¿la estrenarías?

Si de mi dependiese estaría produciendo a mujeres. Es que es otra vez simplificar la historia, una guerra de sexos en la que una mujer feminista se enfrenta a Woody Allen.

¿Estás a favor entonces de no separar entre la persona y su obra? ¿De borrar a Kevin Spacey de sus películas o eliminar los monólogos de Louis C.K de HBO?

En este caso hablamos de dos tíos multimillonarios, blancos, que viven en el privilegio de dedicarse a la industria cultural y que además han reconocido sus actos. Si nada les afecta, si no hay repercusión, ¿qué le estamos contando al mundo? Vivimos en una sociedad capitalista y el capital manda. Pero si tenemos conciencia para ropa o consumir alimentos, a lo mejor también tenemos que tener conciencia al elegir los productos culturales. En un momento en el que las mujeres están siendo discriminadas en la industria yo siempre intento ver primero productos dirigidos por mujeres. Porque me interesa esa mirada y porque lo tienen más difícil para contar historia.

¿Estos depredadores merecen una segunda oportunidad?

Creo en la reinserción social, por supuesto, sí.

Clara Lago contó en una entrevista con S Moda que cobró menos de la mitad que Dani Rovira y Karra Elejalde por 8 apellidos catalanes. ¿Eres consciente de haber sufrido alguna situación parecida?

Lo desconozco. Lo que sí sé, por agentes y por productores, es que por sistema siempre se le ofrece más al actor que a la actriz de entrada.

¿Y eso no lo llevas a la mesa de negociación ahora? ¿Tener el mismo sueldo que tu coprotagonista hombre?

Se debería. Las mujeres y hombres poderosos deberían llevarlo. Los que más ruedan, los que más trabajan… Porque al final los que tienen el poder son los que hacen el cambio, los que no lo tienen solo pueden hacer ruido.

¿Para cuándo tu segunda película como directora?

Acabo de protagonizar la película Qué te juegas de Inés de León, en la que hago de monologuista y ha sido un reto muy bonito y que me ha hecho crecer como actriz. Y estoy con el proyecto del que me gustaría que fuera mi segundo filme, pero no puedo decir nada más todavía por un contrato de confidencialidad.

¿Es feminista?

Están en el centro del relato, sí, pero no es un proyecto solo para mujeres.

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