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“Fuimos unos imbéciles”: cómo los Beastie Boys echaron a su batería por ser mujer

Hace cuatro décadas, Kate Schellenbach era una de las estrellas emergentes de la escena punk gracias al éxito meteórico de la mítica formación neoyorquina. Pero cuando sus integrantes decidieron abrazar el sonido hip-hop y sus ademanes más misóginos, fue expulsada

Beastie Boys
Una imagen de archivo de los Beastie Boys.L. Cohen (WireImage)

Kate Schellenbach no había cumplido ni la mayoría de edad y su carrera ya se antojaba como meteórica. Esta joven neoyorquina había logrado convertirse en una de las escasísimas baterías mujeres que triunfaba en la emergente escena musical de la Gran Manzana y su grupo de hardcore punk, The Young Aborigines, ofrecía bolos con una asiduidad creciente e imparable. Pero la formación cambió de nombre y de miembros y, acompañada de unos imberbes Adam Yauch, Adam Horovitz y Michael Diamond, surgieron los Beastie Boys. Al mismo tiempo, el sonido hip-hop comenzó a conquistar tanto las calles de Manhattan como el interés del resto del grupo, hasta el punto de dividir sus conciertos en dos sets distintos: punk y hip-hop. Tras tres años como parte de los Beastie Boys, y tras lanzar en 1983 su último single en común, Schellebach decidió irse de viaje a Londres. Cuando volvió, se encontró a sus tres compañeros vistiendo chándales rojos a juego –a lo Ben Stiller en Los Tenenbaums– acompañados por Rick Rubin. Este mítico dj y productor les había asegurado que podían ser el primer grupo blanco en triunfar en el mundo del rap, pero que “jamás lo lograrían con una chica en la banda”. Según recuerda Schellenbach, les ofreció un ultimátum: o ella o él. Y siguieron su vaticinio: despidieron a la batería y se alzaron como un fenómeno de éxito planetario con himnos como Sabotage y Fight for your right. Pero cuarenta años después, la decisión todavía sigue pesando a los miembros de la mítica banda como uno de los episodios más injustos y sexistas de toda su trayectoria.

“Echamos a Kate porque no encajaba en nuestra nueva identidad de raperos duros. Quizá con el tiempo ella se habría marchado de la banda porque empezamos a actuar como una panda de putos bichos raros, pero fue una mierda cómo ocurrió todo. Siento muchísimo todo eso”, se lamentaba Horovitz en el libro Beastie Boys Book. “Ella era parte de un grupo de chicas de Nueva York muy cool y tuvimos mucha suerte de poder salir por ahí con ella. Era muy inteligente, más lista que nosotros y tenía mucho estilo. Pero nos enamoramos de la música rap y empezamos a comportarnos de cierta manera, básicamente como unos idiotas, y aunque seguramente ella no quería saber nada de nosotros, podríamos haber gestionado todo mucho mejor. Éramos adolescentes y ni siquiera le preguntamos si quería formar parte de lo que estaba naciendo”, añadió Diamond en una entrevista a la PBS en 2019.

La portada de 'Beastie Boys book'.
La portada de 'Beastie Boys book'.

Al contrario que otros artistas de la época, los Beastie Boys se han mostrado ejemplares a la hora de arrepentirse de los errores del pasado y tratar de enmendar actuaciones tan machistas como la vivida por Schellenbach. Cuando dejaron el punk a un lado, la banda se convirtió en una formación profundamente misógina y falocéntrica, y así lo han reconocido ellos mismos. Una de sus canciones más famosas, Girls, lanzada en 1986 como parte del disco Licensed to Ill, cuenta con una estrofa que dice textualmente que “quieren a las chicas para lavar los platos, limpiar la habitación o hacer la colada”. Sus conciertos de mediados de los ochenta solían contar con jaulas en las que bailaban diferentes mujeres y un pene hidráulico de hasta seis metros de largo del que, a día de hoy, no solo se avergüenzan, sino del que siguen pagando los gastos del almacén en el que está guardado. “Cuando empezamos con los Beastie Boys la mayoría de nuestras amigas eran chicas. Me avergüenza pensar en cómo las decepcionamos”, añade Horovitz. Yauch, que murió en 2012 a causa de un tumor maligno con solo 47 años. Aseguró que el problema era “que se habían acabado convirtiendo en aquello de lo que nos reíamos al principio”.

Por su parte, Schellenbach, que firma uno de los capítulos de la biografía de la formación y mantiene hoy una gran amistad con sus excompañeros, reconoce que, aunque “sintió celos de su éxito”, habría acabado marchándose por su propio pie ante la deriva sexista del grupo. “¿Qué iba a hacer yo ahí si rapeaban sobre violar a una chica con un bate de plástico?”, reflexiona en el libro. En cuanto a Rubin, se limita a calificarlo como un “machista gilipollas”.

Pese a lo inexplicable de su salida, Schellenbach siguió ligada durante el resto de su carrera musical a los Beastie Boys. Tras graduarse en arte en la universidad y trabajar como documentalista fotográfica, la batería fundó el grupo Luscious Jackson a principios de los noventa. Una formación íntegramente femenina, a medio camino entre Hole e Indigo Girls, que consiguió hacerse un hueco en la escena de rock alternativo neoyorquino con un sonido que saltaba entre el funk y el pop bohemio. El cuarteto, hoy de culto, publicó sus álbumes bajo el sello de la discográfica fundada por los propios Beastie Boys, Grand Royal, y alcanzaron la cima de su popularidad con el exitoso single Naked Eye en 1996. Los temas del grupo formaron parte de la banda sonora de películas tan populares como Fuera de Onda (Clueless) o El indomable Will Hunting y su disco, In Search of Manny (1992), fue seleccionado por el periódico The Guardian como uno de ‘los 1000 discos que escuchar antes de morir’.

Luscious Jackson tocando en The Tonight Show with Jay Leno.
Luscious Jackson tocando en The Tonight Show with Jay Leno.NBC (NBCU Photo Bank/NBCUniversal via)

En este siglo, con la actividad de Luscious Jackson mermada por las otras ocupaciones de sus integrantes y la larga lucha contra el cáncer de su pianista original, Vivian Tremble, que falleció el pasado mes de abril a los 59 años, Schellenbach centra su rutina en su trabajo televisivo. Desde principios de siglo, la música se ha convertido en una exitosa productora de talk shows, pasando por programas como el de Ellen DeGeneres o, más recientemente, el de James Corden, en el que también ha ejercido en ocasiones como batería sustituta en la banda que amenizaba el popular formato. A nivel personal, Schellenbach se dio el ‘sí, quiero’ el pasado año con su pareja de la última década, Rebecca Clark, y tiene un hijo de 18 años llamado Leo. Cuando los Beastie Boys entraron el Salón de la Fama del Rock & Roll en 2012, el nombre de Kate Schellenbach, matriarca olvidada del punk, se llevó uno de los aplausos más merecidos de la ceremonia.

Kate Schellenbach junto a James Cordon preparando uno de los programas.
Kate Schellenbach junto a James Cordon preparando uno de los programas.CBS Photo Archive (CBS via Getty Images)

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